Necesito una explicación
- Isabella tú – dije admirándola, nada me parecía real y menos ahora tenerla frente a mí como si no me hubiera llamado acosador minutos atrás – De verdad estás aquí – sonreí completamente atontado por ella y me acerque a abrazarla
Aunque antes de poder lograrlo ella pareció quedarse congelada al igual que yo, ninguno podía moverse, pero parecía que al menos yo podía hablar.
- ¿Isabella? – pregunté al ver su rostro totalmente en blanco, cuando escuché a alguien acercarse desde el interior del departamento - ¿Amanda? – pregunté aun sin poder moverme
- De verdad la trajiste hasta acá – río un poco mientras se acercaba a Isabella para mirarla de cerca – Quiero decir, sabía que podías hacerlo, pero no pensé que funcionaría tan bien – me dijo impresionada
- ¿Por qué no me puedo mover? – pregunté mirándola fijamente y ella regreso su mirada hacía mí
- ¿Por qué? – me dijo incrédula – Bueno, es obvio ¿no crees?... ¿por qué dejaría que ella se te acercara? – el cuerpo me pesaba, pero la mirada que ella me dirigía me hacía sentir sin fuerza alguna, era completamente intimidante - Me esforcé mucho para que ustedes no pudieran estar juntos ni un minuto, no tiraría eso a la basura ahora – una sonrisa se asomó en su rostro
- ¿Y por qué me pediste traerla entonces?
- Porque... – ella se acercó a mí de forma lenta para colocarse justo frente a mí a pocos centímetros de mi rostro – ella sería lo único que podrías desear con tanta fuerza ahora. Si te hubiera pedido que hicieras otra cosa o llamarás a alguien más jamás lo habrías logrado – me dijo alejándose – y honestamente... eso es un poco triste – su cercanía con Isabella me estaba poniendo nervioso
Recordé entonces lo que me había dicho – desear algo – si deseaba algo con tanta fuerza podía obtenerlo. Aun no entendía cómo funcionaba esto, pero ya había probado su efectividad. Sin pensarlo más deseé fuertemente que Isabella y yo pudiéramos movernos y en cuestión de segundos tomé por el hombro a Amy para alejarla. Isabella por su parte parecía confundida y solo se echó hacía atrás.
- ¿Kai?, ¿qué está pasando? – Isabella me miraba con cierta pizca de miedo
- No te...
Antes de poder terminar de hablar Amy me interrumpió, de nuevo nos había congelado a ambos de alguna manera. Isabella parecía una muñeca, quieta, sin respirar ni mover una sola parte de su cuerpo, ni siquiera sus ojos parecían seguir el movimiento de Amy quitándose mi mano de encima
- Oye, te mostré lo que podías hacer, pero no te pedí que lo uses ahora – finalmente me dijo cuándo se giró hacía mí, no parecía molesta en lo absoluto, pero su tono de voz era muy serio - ¿Qué te parece si mejor hablamos?, podría explicarte un poquito de todo lo que pasa – me dijo señalando el entorno – O tu podrías explicarme si ahora me recuerdas – terminó su comentario sonriendo
- ¿Recordarte? – pregunté confuso. Era obvio que sabía quién era ella, asi que no comprendía a que se refería
- Vamos Kai – me dijo insistente - ¿aún crees que esto es real? – volvió a señalar su entorno
Mantuve mi mirada fija en ella, todo a mi alrededor era tan real como ella o yo o Isabella, incluso todo era tan real como lo que había pasado antes en donde me mostró un recuerdo de forma tan vivida o como cuando la habitación se llenó de una especie de proyección de memorias. Yo sabía que había algo extraño en todo eso, incluso en mi poder de “desear”, pero eso no quitaba que fuera real... ¿o sí?
- ¿De verdad lo creías? – me dijo ladeando un poco su cabeza y una pequeña sonrisa burlona se asomó en su rostro – Te mostraré algo más – comenzó a acercarse de nueva cuenta a Isabella
Me sentía inquieto, la Amy que conocía jamás podría hacer nada malo, ni dañar a nadie, pero como resultado de sus recientes acciones y palabras me hacía saber que ni siquiera yo me debería sentir a salvo con ella.
De nuevo intente moverme, lo desee y aunque mi cuerpo se liberó por un segundo, al instante volvió a congelarse
- No haré nada malo, asi que quédate quieto – giro su cabeza a un costado, pero su cuerpo se mantuvo de frente a Isabella – O quizás si haga algo malo, pero... – esta vez se giró a mí, dedicándome una mirada maliciosa – tú podrás arreglarlo
Mi mirada paso de posarse en la de ella a mirar a Isabella, de quien su ropa comenzó a volverse roja de forma rápida, parecía mojarse a cada segundo que transcurría y para cuando levante un poco la vista lo note, Amy había hecho un corte bastante grande en la garganta de Isabella, sin embargo, ella no se movía, seguía exactamente igual, ni siquiera una expresión de dolor se asomaba. Mi cuerpo seguía rígido, incluso ahora no sabía si la falta de movimiento en mi cuerpo se debía a lo que sea que Amy haga conmigo o al shock que estaba teniendo de visualizar aquella escena.
- Tranquilo Kai – me dijo Amy acercándose un poco a mí. No la quería cerca, temía por su presencia. Amy se colocó detrás de mí, pude sentir sus manos tocar la parte alta de mi espalda y recorrer hasta llegar a mis hombros – Esto no le hará daño – me susurro al odio – ya que tú la vas a ayudar, solo tienes que desearlo
Esto no era como llamar a alguien o quitarme alguna especie de congelamiento de encima, se trataba de salvar a alguien, de devolverle la vida a alguien, de no dejar morir a mi Isabella.