Zack me invitó a estar en su practica de natación. Al parecer habrá una especie de competición amistosa con otras universidades del estado, harán pruebas para escoger los competidores de la UNY y Zack quieres ser uno. Gustosa, acepté acompañarle y apoyarle desde las gradas, no tenía mucho qué hacer así que aquí estoy.
Mi amigo es muy bueno, ahora veo porqué su físico es tan esculpido, tiene una increíble técnica para nadar a una velocidad fabulosa. Yo no tengo tal talento para la natación, si fuera por mí haría el nado de la roca: hasta el fondo. Prefiero animar a mi amigo desde aquí, donde estoy sana y salva.
Recibí un mensaje de Cristopher, quería que me acercara hasta el edificio de medicina para darme las llaves de casa para que me adelantara, mientras él se quedaba a una conferencia o algo parecido.
—¿qué tal lo hice?
Llevé mi mirada a mi mojado amigo.
—eso fue genial. ¿Qué te dijo el entrenador? –me coloqué de pie, preparada para lo que sea.
—competiré. –sonrió de lado.
Solté un chillido eufórico, sin saber qué hacer o decir. Alcé mi mano para que las chocara porque ni de chiste lo abrazaré estando tan mojado.
—bien hecho, Z.–aplaudí, utilizando su nuevo mote. –estoy segura de que ganarán.
—que los dioses te oigan. Apenas entré al equipo y ya competiré. –formó una mueca con sus labios.
—tranquilo. –colgué mi mochilas a mi hombro. –Ahora ve a cambiarte. Iremos al departamento de medicina.
—¿ahora qué? –se quejó haciendo una mueca de desagrado.
—Cristopher se quedará a una conferencia, una reunión. –me encogí de hombros. –No lo sé, pero debo ir a buscar las llaves del apartamento para adelantarme.
—el edificio de tu novio queda a diez minutos de aquí. –se quejó con un crío. –porqué no te quedas en mi casa hasta que él salga y pase por ti.
Reí, intentando no verme incómoda a la propuesta. Zack es mi amigo, pero lo he notado demasiado apegado a mí, mucho más que de costumbre. Ya no se la pasa con gente de otras especialidades y se aparece en casa de vez en cuando.
Cristopher también lo ha notado, y estoy segura que la actitud que tomó desde mi cumpleaños alimentará más la curiosidad de Cris, llevándolo a investigar el porqué de su conducta.
—sabes que a Cris no le agradas. –dije, calmadamente.
—a tu novio nadie le agrada. –bufó, dándose la vuelta para dirigirse a los vestidores.
Zack salió al fin vestido y seco, comenzó nuevamente la discusión sobre lo antisocial y grosero que es Cristopher con la gente, mientras nos aproximábamos al departamento de medicina.
Nunca había estado allí, pero siempre tenía ese ambiente de hospital aún siendo una escuela, y las aulas desprendían ese aspectos de consultorio. Pasar por los pasillos te hacían sentir en un hospital, al ver a los estudiantes en fase de ida con sus batas y algunas chicas de enfermería con uniformes clínicos.
Al cruzar un pasillo, Zack me jaló del brazo para llamar mi atención y en cuanto la captó me mostró un tumulto de gente mirando a una pizarra. Me dio curiosidad saber qué mostraba esa pizarra, y mucho más cuando oí mi nombre en incógnita. Abrí mis ojos nada más oírlo, y entonces si que me apresuré a ver qué era lo que mostraba esa pizarra.
—An, ¿qué haces? –me intentó detener el chico junto a mí. –Vamos a buscar las llaves y ya.
—aguarda. Hay algo que quiero saber.
Tomé su mano y lo obligué a acompañarme a entrar entre la multitud de chicas y poder llegar a ojear bien la tabla. Entonces llegué...
—¿qué rayos significa esto? –habló Zack.
Cristopher Violet modifica su estado civil a "en una relación". Recientes publicaciones de su cuenta de instagram privado muestran que el chico está muy enamorado de su afortunada novia. Fotografías, incluso, revelan a la chica llamada Anaís Green junto con nuestro encantador doctor Violet. Aún no se encuentra información de la chica, pero pronto se sabrá mucho más de esta misteriosa relación.
Les cuenta: Diagnóstico semanal.
—¿qué diablos es esto? –vociferé, enojada. –¿a quién diablos le importa si Cristopher está en una relación? –miré a Zack, como si de él viniera la respuesta.
—a muchas de las que van tras de él. –susurra, señalando el barullo de chicas con obviedad. –todas estas locas sueñan con algún día ser tú.
—creeme, nadie quisiera ser yo. –repentinamente mi ánimo decayó en un cerrar y abrir de ojos.
En cuanto mis ojos se cierran mi mente me lleva al momento en que desperté en el hospital, me diagnosticaron amnesia, sufrí abusos en mi casa hogar, maltratos en la escuela, violación, intento de suicidio, todo. Entonces los abro para procesar y analizar ¿qué estoy haciendo para recordar mi pasado?
—¡niña!
Escuché esa familiar voz, haciéndome voltear hacia ella y junto conmigo las otras decenas de cabezas femeninas sorprendidas. Ahí venia Cris hacia mí, con una sonrisa que a muchas les robó un suspiro.
—iba a buscarte. –dije en cuanto llegó delante de mí.