Memoria rota

Capítulo 27

Quería conversar un rato con Zack. He estado tan enfrascada con la extraña situación que he pasado estos días con Cristopher que por poco se me olvida mi mejor amigo. El único momento que tenemos para charlar mejor es en el almuerzo, y tengo mucho que contarle a pesar de que solo nos dan hora y media para almorzar. Necesito más tiempo.

 —Hola, Z.

 Le saludé sentándome frente a él y sus ojos explotaron en sorpresa e indignación al mismo tiempo.

 —Hola, Peque. Pensé que me habías olvidado.

 —Lo siento. De verdad no se qué ha pasado conmigo.

 —Tu novio te ha alejado mucho de mi. –se sincera con tanta seriedad que aplaca mi sonrisa de golpe. –hablando de eso, ¿qué sucede con él? –mis entrañas se removieron con solo oirle mencionar ese detalle. –Se comporta más extraño de lo normal. Y mira que es alguien muy extraño.

 —No lo sé. De hecho quería comentarte algo que sucedió en estos días.

 El gesto de Zack se contorsionó, volviéndose estoico.

 —¿Qué hizo ese bastardo?

 —Nada de lo que debamos preocuparnos. –rodé los ojos al cielo. Hombres –conocí a sus padres.

 —Oh... –fue lo único que soltó, su rostro completamente en blanco. –eso si es algo qué contar.

 —Sí, pero no fue una cita normal. Su madre principalmente fue lo más extraño de todos esos días.

 —¿No le agradaste a su madre? –cuestionó, tratando de retener una sonrisa burlesca.

 —Todo lo contrario. Más bien no dejaba de mirarme y cuando le sostenía la mirada empezaba a llorar.

 Los labios de Zack se abrieron para responder pero nada salió, su boca quedó en una pequeña y paralizada O.

 —Ok. Ahora sí creo que es raro.

 Asentí en confirmación a su especulación.

 —Cristopher dice que está loca, pero esa es una excusa ridícula. Algo pasa por la cabeza de esa mujer y quiero saberlo, pero Cristopher me aparta de ella por alguna razón que tampoco sé.

 —Quizás solo... Trata de protegerte. –se encoge de hombros en un gesto desdeñoso.

 —¿Si? ¿Pues quisiera saber de que?

 —Entonces ten mucho cuidado, An. No me agrada mucho lo que estoy oyendo. Hay algo turbio en todo lo que dices y... Solo ten mucho cuidado. –su rostro mostró real preocupación.

 Mi corazón se detuvo y dio marcha a un ritmo más rápido de lo usual. El temor se introdujo en mis huesos como el pero veneno de todos. Duele.

 —Lo tendré. –murmuré por lo bajo.

 Zack tiene razón, puede que Crís me ame y quiera protegerme de algo, pero su actitud es extraña. Quisiera que me lo dijera.

 —Hablemos de otra cosa. –habla él, pero esta vez acomodándose en su asiento, como si buscara la posición correcta para decir algo importante.

 Mi ceja izquierda se elevó un poco, inquisitivamente.

 —Suéltalo, Mckain. –le incentivé con un gesto de manos.

 —¿Sábes en qué mes estamos? –inquirió en un tono misterioso.

 —Diciembre.

 —asi es. –asiente levemente. –el edificio de ciencias biológicas hace una fiesta de navidad todos los años antes de las vacaciones.

 —y qué con eso. –me torné confundida antes su información.

 Obviamente sabía que quería que fuera a esa fiesta con él, pero nunca he estado en una fiesta, y he leído y escuchado acerca de esas fiestas universitarias. No quiero ser parte de nada de eso.

 —Unos amigos me han invitado y me dijeron que puedo llevar a alguien. –continuó, tratando de que yo sea quien termine de responder sin que siquiera él pronuncie la pregunta.

 —No me gustan las fiestas, Zack.

 —¡Pero si ni siquiera has ido a una! –exclama como un niño enrabietado. –necesitas relajarte, An. Las tonterías de Cristopher te tienen echa un lío.

 —Lo sé, pero una fiesta tampoco me librará del todo. Cristopher se enojará si voy. Contigo y conmigo. –añadí haciendo énfasis en lo último. Cris es capaz de golpear a Zack si me lleva a una trampa de sexo, bebidas y drogas.

 —No te pasará nada. Estarás conmigo. –se señala como si yo no haya visto al chico castaño frente a mi. –si quieres hablo con él y lo convenzo.

 —¿Y si yo no quiero ir? –cuestioné como toda una chica mala que si dice no cuando se le venga en gana.

 —Entonces eres una terrible amiga. –el dedo acusador de Zack me apunta con un sentimiento de decepción adjuntado a un crudo rencor.

 Ya me sentí como la peor amiga del mundo. No quería ser una mala amiga, yo tuve una terrible amiga y quisiera que me haya negado algo, y no enviar unos delincuentes a que me violasen.

 —¿Irás?

 Parpadeé un par de veces antes de prestarle toda mi atención a las palabras de mi amigo. Solo espero que Cristopher se niegue a dejarme.

***

 —¿Por qué hiciste eso? –mi voz subió una octava más alta de lo pensado.

 Cristopher me mira un segundo antes de volver la mirada a la carretera y encogerse de hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.