Memorias Ancestrales

Capítulo III: La Propuesta del Destino (Meses después)

La tarde se deslizaba suavemente sobre el reino de Vesperholt, bañando con su luz dorada los pasillos del imponente palacio real. Los rayos de sol, como finos dedos dorados, se colaban a través de las cortinas de terciopelo y caían sobre el escritorio de Rey Onyx Delacroix. En sus manos, sostenía una carta que acababa de recibir de Silent Hollow, un reino lejano. Su rostro estaba sereno, pero sus ojos grises reflejaban la tensión interna al leer cada palabra con creciente desconfianza.

Cuando Lamia, su esposa, entró al despacho, la sombra de preocupación en el rostro de Onyx no pasó desapercibida. Se acercó a él, y con una suavidad que contrastaba con la gravedad del ambiente, le preguntó:
—¿Qué es eso, Majestad?

El rey levantó la mirada, sus ojos fijos en la carta que todavía sostenía con una mezcla de frustración y desdén.
—Es una carta oficial del rey Vladislav. Ofrece la mano de su hija en matrimonio a nuestro hijo, Nicholai. —Onyx dejó escapar un suspiro de desaprobación mientras se levantaba de su asiento, caminando por la habitación. Su tono estaba cargado de incredulidad. —¿Cómo se atreve a proponer semejante deshonra? Mi hijo, el heredero al trono, es puro, como tú y yo. No puedo permitir que lo asocien con una hija humana.

Lamia, con calma y sin perder la compostura, dio un paso hacia él y lo miró fijamente. Su tono fue suave, pero firme.
—Majestad, no creo que sea una mala noticia, si se pone a pensar con claridad. —Onyx la observó con sorpresa y un leve destello de incredulidad apareció en sus ojos. Lamia, sin vacilar, continuó: —Sabemos que nuestro reino es vasto, pero no somos el más poderoso. Vemos cómo los demás reinos, en especial el de Vladislav, nos superan en fuerza. Ellos son temidos y respetados. Mientras tanto, nosotros nos mantenemos apartados de las guerras. Nuestra gente es principalmente humana, mientras que Vladislav es hogar de vampiros puros. Aceptar esta propuesta, aunque nos cueste admitirlo, nos otorgaría poder, respeto y una posición estratégica ante el Consejo Supremo de Vampiros.

Onyx frunció el ceño, mirando nuevamente la carta, sopesando las palabras de su esposa.
—Tienes razón... —dijo finalmente, su voz baja, como si las palabras le costaran salir. —A pesar de que la pequeña sea humana, una alianza con los Strauss sería una oportunidad única para asegurar el futuro de nuestro reino. No podemos dejarla pasar.

Lamia asintió, un destello de comprensión cruzando su rostro.
—Así es, Majestad. Esta unión no solo fortalecería nuestra posición, sino que podría abrir puertas que de otra manera estarían cerradas. Además, Nicholai debe conocer a la niña antes de tomar una decisión. Es una cuestión de respeto y de asegurar que el futuro heredero comprenda el peso de esta alianza.

El rey se detuvo y miró pensativo el sello en la carta, luego sus ojos volvieron a encontrar los de Lamia.
—Llama a Nicholai. Dile que se prepare para viajar. Tendremos que ir personalmente a Silent Hollow para aceptar la propuesta. Este viaje tomará algunos días, pero es esencial que lo hagamos de manera formal. Un vínculo con los Strauss fortalecería nuestro linaje. —Su voz se endureció, como si se hubiera convencido por completo de la necesidad de la unión. —A pesar de los inconvenientes que pueda traer, no podemos permitirnos rechazarla.

Lamia, al ver la decisión tomada en los ojos de su esposo, asintió con una leve inclinación de cabeza.
—Lo haré inmediatamente, Majestad. Prepararé todo para la partida.

Mientras Onyx observaba la carta con la mano temblorosa, una sensación de inevitabilidad se apoderó de él. Sabía que este viaje marcaría el destino de su reino y de su hijo. Aunque su corazón dudaba, su mente comprendía que en la política, las alianzas eran más poderosas que las emociones personales.

Mientras tanto, al otro lado del continente, la joven Vail, la hija de Vladislav, seguía sin saber que su destino estaba a punto de cambiar por completo. La propuesta, que parecía tan lejana e insignificante para ella, era el primer paso hacia un futuro que podría traer consigo tanto grandes bendiciones como terribles consecuencias.




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