Ingrid (2018)
Mi cabeza divaga por todo lo que está ocurriendo ahora, hace medio año que mis padres murieron en un atentado en nuestra casa, dejándome a mi todos sus negocios y yo con tan solo 24 años, pero lo que más me tiene preocupada es mi tío el cual quiere una empresa que mi padre me dejo una de gran importancia, de cierta forma no quiero esa empresa pues solo me causa molestia además que ninguna de las 3 empresas que tenían mis padres tiene que ver con mi profesión, por suerte Gratel me ayudara con la empresa de cosméticos Kirye y la empresa de ropa Crosk siendo así mi mano derecha, socia y amiga incondicional, para la otra empresa mis padres se encargaron de dejar administrativos los cuales solo me pasaran reportes de la situación cada mes, pero ahora estoy por llegar Trident una ciudad que se encuentra en otro país, pues ahí tengo el hospital Ángel, que aunque tiene pocos años de haber abierto se convirtió en el más prestigiado, mis padres lo mandaron a construir cuando inicie la carrera de medicina a mis 16 años, pues soy una chica prodigio por así decirlo, así que entre antes y termine mucho antes por mi aprovechamiento y las influencia de mi familia y a los 21 me convertí en la médico más joven hoy en día tengo varias especialidades y soy famosa por ello. Pero ese no es el motivo por el cual me dirijo a Trident, lo hago para tener lo que solo hoy en día está en mi memoria. El avión pronto aterrizara en la cuidad del sol, pues es el aeropuerto más cercano a Trident, de ahí me recogerán, estoy muy ansiosa por ver toda la cuidad por mí misma y espero poder retomar mi vida en ese lugar. Aún tengo muchas dudas y temores, mi tío Royal está buscando siempre en mí la más mínima debilidad para sacarme de su juego, por suerte su hijo, mi querido primo David siempre me apoya y me protege incluso de su padre, es como un hermano. Por ahora mi situación es delicada pero estoy para mejorarla y así poder ser libre después de tanto tiempo.
Al salir del avión me encontré a Martin el mayordomo confiable que ha trabajado por años en mi familia y por ello es parte de ella, se adelantó a con 2 semanas de anticipación para que todo estuviera listo con mi llegada, pues la casa que mis padres construyeron aquí estaba completamente abandonada, mi emoción era tan grande que no nos detuvimos en la cuidad del sol sino que nos fuimos directamente a Trident y aunque era un viaje de 2 horas para mí fue como unos pocos minutos, al llegar aquella ciudad no hice más que contemplar cada lugar que pasábamos, al estar el centro pedí irme a pie desde ahí a mi hogar pues quería ver claramente el lugar, y aunque al principio no accedieron por el largo viaje que realice no tuvieron más opción que dejarme ahí, recorrí el bello parque que se encontraba, entre a tiendas, establecimientos, museos que tenían cerca pero en cada instante no podía evitar sentir las miradas de las personas, miradas con resentimiento, repulsión y desaprobación, al principio creí que solo era mi imaginación pero a cada lugar que iba era lo mismo, eso me hacía sentir muy mal e incómoda pues no hacía nada malo pero todos me veían de la peor manera, unos disimulaban y eran lo más amables posibles pero otros lo daban a notar, y entonces decidí ir directamente a mi casa para evitar todo eso, y poder estar más tranquila, cada vez es más evidente que no soy bienvenida en este lugar pues las miradas no cesan y buenos mis rasgos me delatan, bueno algo así, estaba tan apenada que todos me vieran que solo baje la mirada y camine lo más rápido posible, tanto que no me di cuenta por donde caminaba y termine tropezando con una piedra y al caer me lastime el tobillo, todos me ignoraron, excepto aquella chica de ojos café claro, que se acercó a mi sin aquella mirada discriminatoria, sino con calidez y amabilidad
La chica me sonrió, y llamo a su acompañante Raúl pidiéndole su bolso, el cual me veía como todos los demás, y para mi sorpresa la chica traía una venda en su bolso, de hecho traía material hospitalario.
Acepte su ayuda, pues al parecer sería la única que me ayudaría y parecía una persona muy amable, acomodo mi tobillo y con paciencia y cuidado vendo mi pie, me alegre de haberla encontrado, al menos así sabía que no todos me verían así.