LA INCONDICIONAL - LUIS MIGUEL 1/2

Esta es una historia de una chica que siempre se conformó con ser la mejor amiga del chico que le gustaba, que prefería guardarse sus sentimientos con tal de seguir a su lado.

Hey- Saludó su amigo al llegar a su lado.-¿Qué haces?- miró el libro que tenía en mis manos

Adelantando la lectura de la próxima clase- respondí sin apartar mi vista del libro.- y tú, ¿Qué haces por aquí?, ¿no tienes entrenamiento?- pregunté por fin levantando la mirada.

Dejé el equipo, me aburrió- dijo mientras se encogía de hombros.

¿Lo dejaste solo por eso?- pregunté con una sonrisa sarcastica.

Sí, sabes que si algo no me hace sentir feliz, lo dejo- respondió sin más.

pero todos estaban hablando de que te iban a elegir como el próximo capitán del equipo.- expliqué.

Y lo hicieron, el entrenador habló conmigo, rechacé el puesto y me fui.- finalizó.

Bueno vamos por un café- dije dando por terminada la charla y levantándome del pasto donde había estado sentada.

Él era así, cuando se veía demasiado involucrado con algo, simplemente lo dejaba, le había pasado con el equipo de tenis, rudby, basquetbol y ahora con el de fútbol americano, en este había durado 2 temporadas para mi sorpresa pasando el límite de tiempo en el que solía quedarse en un deporte, pero llegó el día y simplemente se salió, probablemente muchos profesores lo veían con recelo y curiosidad, porque era disciplinado y muy bueno en los deportes, algo que muchos envidiarían y eso no lo dudaba, cada vez que se inscribía en un nuevo deporte, trataba de meterse de lleno en el, se aprendía las reglas, iba a ver partidos en vivo y entrenaba horas extras, pero ninguno era suficiente para quedarse.

Las 2 primeras veces que sucedió, intenté interceder, de convercerlo de que no podía dejarlo sin al menos terminar 1 temporada, incluso los entrenadores hablaban conmigo, ya que él se volvía un jugador muy valioso, pero como dicen, no puedes nadar contra la corriente, porque te termina arrastrando y así me pasó, ahora solo hacía algunas preguntas y dejaba de insistir, para cambiar de tema y volver a la rutina de siempre.

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Siempre creí que mi vida se basaría en guardar mis sentimientos y ser el soporte para él cada vez que me necesitaba, porque no importaba el día, la hora, ni el momento, siempre tenía tiempo para él. 

Recordaba exactamente el día en que lo conocí.

Hola, escuché que eres la delegada del curso y yo recién acabo de ingresar, necesito ponerme al corriente, crees que podrías explicarme un poco de lo que avanzaron? te prometo que entiendo rápido.- dijo

Levanté la mirada de mi cuaderno y me encontré con unos ojos color avellana, que tenían toda su atención en mi, era lindo, no, era guapo, posiblemente el chico más guapo que haya visto en mi vida, eso fue lo que pensé en el momento que lo vi por primera vez.

Lo recuerdo claramente, era nuevo en la escuela, la profesora lo había presentado al entrar al aula, todos murmuraban acerca del chico nuevo, yo solo era un puberta que nunca había tenido un crush ni nada, pero ese día me quedé unos segundos embobada al verlo, para luego reaccionar y darme cuenta que se dirigía a mi, se sentó a mi lado y después de aquel día nos volvimos inseparables. Al principio pensé que notaría mis sentimientos por él, pero nunca me dio indicios de hacerlo, para él era su mejor amiga, a la cuál llevó que a conocer a su mamá a la semana de conocerse, nunca había llevado a ninguna chica a su casa y aunque al principio me sentía en un cuento de hadas, luego me di cuenta que tenía 0 oportunidad con él, puesto que, no me veía de esa forma y lo descubrí al año de conocernos, para muchos de los chicos que estudiaban con nosotros era raro que un chico como él sea solamente amigo de una chica, en los baños cuchicheaban(murmuraban) acerca de que eramos novios y eso solo hacía que las mariposas de mi estomágo se movieran en miles de direcciones, pero como dije, esto no era recíproco.

Llego el baile de fin de año y era tradición que las chicas inviten a los chicos, yo no tenía otros amigos aparte de él, así que con nervios y sin afán de parecer muy obvia con mis sentimientos, fui a buscarlo a la cancha donde entrenaba, pero no lo hallé, por lo que fui a esperarlo a afuera del vestidor, mas no contaba con que al estar ya ahí, escucharía a uno de sus compañeros decir mi nombre y hablar acerca del bailé, algo dentro mio, decía que debía irme y esperarle al lado de su auto, pero lo siguiente que salió de la boca de uno de ellos hizo que me quedara.

¿Crees que te invite al baile?- preguntaron.- Escuché que planea hacerlo esta semana.

No lo creo, los bailes son la excusa perfecta para invitar a la persona que te gusta y yo no le gusto.- respondió.- Además jamás saldría con ella, es mi mejor amiga.

No debió dolerme escucharlo decir "mejor amiga", pero lo había hecho. Ahí murieron mis esperanzas, en aquel entonces era joven, solía pasarme el tiempo libre leyendo revistas adolescentes donde hablaban de noviazgos y siempre terminaba suspirando al imaginarnos tomados de la mano.

Decidí que era mejor ir a esperarlo en el estacionamiento, no quería que sospechara que había oído aquella conversación. Estuve unos minutos pensando en que decirle cuando lo tuviera al frente, pero cuando lo vi, simplemente ninguna palabra salió de mis labios.

Lo siento por hacerte esperar- se disculpó.- Deja que te abra la puerta.

Siempre era tan caballeroso.

Dentro del carro volteó a preguntarme acerca del baile.

¿Ya invitaste a algun chico?- preguntó 

Podía mentir o decir la verdad y perder su amistad. La elección era fácil.

No, pero pienso hacerlo mañana- respondí.- y a ti, ¿Ya te invitaron al baile?