No me cuesta ni siquiera pensarlo: los errores que cometí terminaron marcando mi vida, para bien o para mal.
Las mentiras que dijiste me hicieron desconfiar de las palabras bonitas que salen de bocas como la tuya. No te hablo desde el rencor, sino para que entiendas mi error: el error de haber confiado en tus palabras, aun sabiendo que esto nunca fluiría. Tú misma me advertiste que tarde o temprano esto se acabaría, pero yo me aferré. Me confundía escucharte decir una cosa y verte actuar de otra forma. Sabía que no duraría, porque nada fluía. No era necesario que yo te rogara que te quedaras ese día… si de verdad me querías, te habrías quedado al notar que no estaba bien. Nunca entendiste por qué actuaba así cuando me sentía mal. Y lo peor: yo quería amarte, aun sabiendo que en tus ojos se notaba que tú no lo harías igual. Tus ojos me mintieron, y aun así me quedé.
A veces no me siento conforme con este "don" de mirar a los ojos y saber cómo es alguien, lo que sufrió y todo lo que calla. Miraba la mentira en los tuyos y aún así, quería quedarme. Odio los lugares públicos, pero en tu corazón decía querer estar. No me digas que me quieres… sé que es mentira. No me digas que estoy en tu corazón, porque odio los lugares donde no soy el único. Si de verdad me hubieras querido, habrías tratado de hacerlo mejor. Escogiste mi pasado, no lo que soy hoy. Estás equivocada si piensas que voy a volver a un lugar donde no me quieren dejar ser. No soy perfecto, pero tampoco quiero rogar amor. Quiero a alguien que me quiera y que no necesite palabras para demostrarlo.
Como dijo Lil Supa: "Si cometiste un error, corrígelo. Pero si lo manchaste… bórralo y olvídalo."
Así que te pido que me olvides aunque creo que ya lo hiciste, porque nunca te encariñas con nadie. Vives como si tu vida fuera perfecta, sin motivos reales para no vivirla. En cambio, yo pasé de la muerte a la vida y ahora siento que regreso de la vida a la muerte, porque a veces odio estar aquí. Los conflictos internos no me dejan vivir. Tú no tienes de qué quejarte: tienes el dinero de tus padres, el apoyo de los dos… y yo, viviendo solo, cocinando y quemando mi arroz. Pensando en qué voy a comer mañana, repitiendo ese ciclo todos los días por falta de familia.
Esto es un desahogo. Para decirte todo lo que nunca pude:
Que odiaba cuando hacías chistes y me negabas en la cara.
Que odiaba tener que rogar por un momento, por una mirada o un abrazo.
Se te sube el ego cuando logras lo que quieres. A mí se me baja cuando descubro que rogué por quien no debía. Me duele haber querido darte amor cuando había quien sí lo merecía, pero no lo vio de mí. Me siento tonto por eso.
Tú piensas que quienes lloran o extrañan a alguien no son fuertes, que son débiles. Pero no puedes comprender que hay personas con vidas difíciles, llenas de ataduras, problemas económicos y heridas mentales. Tú no lo entiendes porque tus padres creen que eres una mujer de bien… pero eres lo contrario a lo que aparentas.
Bórrame de tu vida. Haz como si nunca existí.
No quiero tu amistad, ni tus palabras, ni un reencuentro.
Sólo quiero mi paz.
Amar a quien me ama, y no volver a perderla.
Espero que tu vida sea perfecta, sin grietas, como siempre quisiste.
Y si puedes, bórrame de tu mente.
Aunque, para ser honesto, creo que eso ya lo hiciste hace mucho.
#5194 en Otros
#1406 en Relatos cortos
#692 en Aventura
aventura humor, aventura giros inesperados, aventura humor amistad viajes drama
Editado: 06.09.2025