Memorias de Antaño

Tarde, Pero Contigo.

A veces uno se da cuenta tarde de los errores cometidos, de haber seguido siempre un pensamiento equivocado, y de que la vida no tomaba ese rumbo que tanto deseabas. No encontrabas alegría, y sentías que en el futuro ya nada importaría.

Pero siempre hay alguien. Siempre existe una creación divina que Dios pone en tu camino para mostrarte que hay una forma mejor de hacer las cosas. Ya sea una amistad, familiares que de pronto comienzas a valorar... o esa persona que siempre te supo amar, y a la que, aún sabiendo cuánto valía, no supiste entregarle nada.

Cometí tantos errores… y aún así, a ti nunca te importó. Fuiste de las pocas personas que siempre creyó en mí, que pensaba que yo podía ser mejor, que podía cambiar mis pensamientos negativos y enfocarme en lo positivo. Siempre me dijiste que lo intentara, que no lo pensara tanto, que si me equivocaba podía volver a empezar, que no dejara que los malos momentos me vencieran… y que, si no podía más, siempre podría encontrar consuelo en tus brazos.

Y perdón por decírtelo así, pero tú no fuiste la primera mujer en mi vida. No quiero mentirte ni pretender que soy un santo. Sería falso decir que me guardé sólo para ti. Es más, te confieso que jamás pensé encontrarte... y menos sentir que, al hacerlo, mi alma —vacía por tanto tiempo— volvía a estar completa. Y agradezco haber sido el primer hombre en tu vida, el primero en besarte, en acariciar tu rostro, en tocar tu cuerpo.

Me declaro fanático de tus besos, de tu cuerpo... incluso de tus huesos. Reconozco que estás entregándome el alma, así que yo también te entrego mis armas, para que me destruyas si algún día pierdo esta batalla. Muchas veces dudé de lo que sentía, porque aún no encontraba paz... pero ahora me pregunto: ¿qué sería de mi vida si te dejo ir, después de que me diste tantas oportunidades para redimirme?

A veces ni yo mismo me entiendo. Juro que no comprendo por qué me siento vacío cuando no estás, por qué me siento abandonado por los seres que más amo de esta ciudad. Pero todo cambia cuando te veo, cuando te abrazo y reconozco el amor reflejado en tus ojos bellos. Quiero sellar este amor para siempre. No quiero ser un vidente que inventa futuros que jamás sucederán. Yo quiero ser puro de alma y corazón, para darte razones sinceras por las que deseo quedarme contigo.

Pasaste hambre como yo, y nunca me dejaste. Te hice daño en más de una ocasión... y nunca me dejaste. Viajaste horas como yo, sólo para nunca alejarte. Eres el proceso, el camino, la historia de amor de la que jamás me arrepentiré… porque te he entregado mi corazón, mi cuerpo, y hasta lo poco que queda de mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.