Últimamente, cada capítulo de mi vida empieza con una pregunta.
Perdón si eso te aburre, pero la incertidumbre me está consumiendo hasta lo más pequeño de mi alma.
Siento que me destroza el corazón, que mi mente se daña poco a poco.
Al mediodía el dolor aparece como si el cerebro palpitara, y mi sangre quisiera escapar de tanto pensar, de tanto sentir.
Últimamente, cada capítulo de mi vida empieza con una pregunta.
Perdón si eso te aburre, pero la incertidumbre me está consumiendo hasta lo más pequeño de mi alma.
Siento que me destroza el corazón, que mi mente se daña poco a poco.
Al mediodía el dolor aparece como si el cerebro palpitara, y mi sangre quisiera escapar de tanto pensar, de tanto sentir.
Y si sangrara, creo que no pararía.
Sangrarían mis oídos por no haberte sabido escuchar,
por no oír lo que realmente importaba, por no preguntarte cómo estuvo tu día,
por no estar ahí cuando lo necesitabas.
Sangrarían mis ojos por las veces en que no te vi,
por no notar cuando te arreglabas solo para mí.
Perdón por no fijarme en tus ojos cafés, en la forma perfecta de tu nariz, en tu sonrisa que me devolvía la calma.
Perdón por no haber mirado tus caderas, tus piernas, tus labios, tus abrazos.
Por no haber mirado de verdad a ti.
Cada pregunta tiene una respuesta, y cada respuesta me abre una herida más.
A veces quisiera no entender tanto, porque comprender duele.
Pero debo avanzar, porque si no lo hago, no podré tomar tu mano algún día y decirte lo mucho que te amo.
Sobrepienso demasiado, lo sé.
Y temo que te alejes, porque no sabría qué hacer sin ti.
Tal vez dependa más de ti de lo que quiero admitir,
pero tú sanas heridas que no causaste, escuchas mis silencios,
y observas mis gestos cuando ni yo me entiendo.
Podría escribirte mil cartas, mil poemas,
porque me sobran las palabras para describirte,
para recordarte en cada instante en que siento que no puedo más.
Tus manos son mi refugio cuando la ansiedad me ahoga.
Adoro apoyar mi cabeza en tu pecho y sentir tus dedos recorriendo mi cabello,
como si supieras que temo perderte al amanecer.
No sé cuándo volveré a verte, ni cuándo podré abrazarte,
pero cada minuto contigo es un lugar donde mi mente descansa,
donde el mundo deja de doler.
No sé cantar, pero trato.
Trato de que mis palabras suenen como melodía,
para que escuches lo que nunca supe decirte.
Amo cómo me miras, cómo me amas, cómo me devuelves la fe.
Por favor, no te vayas.
Déjame creer que el cansancio se irá cuando estés cerca,
que podré dormir tranquilo si siento tu calor una vez más.
Bien o mal, sigo agradecido por tener el amor que siempre quise.
Con más ojeras que vida, pero con vida suficiente para amarte.
Con un corazón cansado, pero lleno de ti.
Solo quiero verte pronto,
para que me ayudes a soltar esta mochila que tanto pesa,
y me recuerdes que aún hay belleza en seguir respirando.
Si ya no quedan palabras para describirte,
entonces me quedo en silencio,
mirándote,
esperando que entiendas todo lo que callo.
Con amor,
Yo.
#5316 en Otros
#1436 en Relatos cortos
#728 en Aventura
aventura humor, aventura giros inesperados, aventura humor amistad viajes drama
Editado: 24.10.2025