Tengo cicatrices que aún no han sanado,
y lo peor de todo es que sigo escribiendo
sobre cómo me sigo sintiendo mal.
El enfoque nunca cambia: siempre se repite lo mismo.
Días grises, noches de llanto,
una espera infinita, noches sin estrellas,
oscuridad compleja, una espera no escrita,
notas bellas, días cálidos
y confusiones que se hacen eternas.
Siento los latidos de mi corazón,
casi saliendo de mi pecho;
el estómago se revuelve
como la gente en esta ciudad.
El ardor en mis ojos por la claridad del sol
duele tanto como no verte a diario,
triste como escuchar un bolero de los ochenta,
de esos que cantan sobre el amor
pero te hacen sentir nostalgia
porque apenas recuerdas la paz
de aquella pequeña edad.
Tres puntos suspensivos
para seguir contando mi vida,
sin seguir una historia lineal,
de esas que todos quieren saber cómo terminan.
Pero resulta que no hay mañana:
la vida la vivo hoy.
Y aunque no me siento feliz
jugando solo este juego,
cuando llegas tú,
mi tristeza se va.
Llegué del pasado para ser quien soy hoy.
Escribo lo que siento, lo que veo,
las emociones que experimento.
Muero joven porque no sé
cómo sacar el odio ni la tristeza.
En este camino siempre habrá
a quien cantar melodías de alegría
y también a quien recitar letras vacías,
o llenas de vida.
Puedo contarte cómo seré mañana
y cómo estaré la próxima semana,
pero no sé cómo reaccionar
ante el futuro que viene.
Creado en el infierno,
soy el tipo made in hell,
al que le cuesta creer,
el que llora por no saber,
sin sentido al crecer,
felicidad por una niñez no vivida,
sacrificio por no estar entregado a mí mismo.
Solo pido luz en mis noches de oscuridad
y sabiduría cuando sea ignorante
ante esta vida moldeada a nuestro modo.
¿Por qué no ser quien soy,
si eso me hace ser lo que debo ser?
Soy feliz porque a nadie debo complacer.
No soy el más grande ser en quien creer,
solo letras escritas, plasmadas
en páginas virtuales y no reales,
porque así de falsa se siente la vida que vivo.
Todo parece falso,
y nunca encuentro tus pasos;
entonces empiezo a creer
que cada paso es en vano,
porque noto el esfuerzo,
pero no los resultados.
Entona con tu voz hermosa
y cántame al oído,
que para ti soy todo oídos.
Déjame escribirte la poesía más romántica,
recitarte los versos más bellos
escritos sobre la faz de la tierra.
Te lo pido, mujer bella:
ven, calma mi cuerpo y mi alma
cuando me hablas al oído.
Ven y abrázame,
baila un folclore conmigo,
con quien más admira tanta belleza.
Letras cautivas en lo más profundo de mi ser,
poesía o no,
es lo que puedo ver.
Las cicatrices que no sanaron
se volvieron historias vivientes
que nadie puede contradecir.
Y no sé cómo hacer
para que tu mirada se pose solo en mí,
así como no sé cómo evitar
las ganas de abrazarte y besarte
en medio de la calle.
Valles verdes, montañas coloridas,
riachuelos cristalinos,
aves con cánticos hermosos.
Una ventisca de alegría
cuando mi cabeza reposa sobre tu pecho,
un calor arrasador en el fuego de tus piernas,
una profunda ilusión
al perderme en tus ojos.
Las hojas caen de los árboles
y yo caigo postrado a tus pies.
Pasión vivida en cada instante
en que puedo tenerte frente a mí.
Flores de rojo intenso,
sangre derramada en mis manos,
árboles tan grandes
como la oscuridad infinita.
Infinita felicidad me causan tus piernas,
malditos mis ojos por no verte bien,
cansancio el que siento
al caminar sin vos a mi lado.
Espinas de un dolor placentero,
ojos café con pupilas dilatadas,
causa de mi locura,
y tus abrazos,
la señal que necesito
para quedarme todo el tiempo.
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Editado: 24.10.2025