Somos la tripulación, jóvenes llenos de sueños y la esperanza de vivir de forma plena, somos la generación que dieron por fácil de moldear, aplastaron el camino y el sueño de grandeza apagando nuestro espíritu.
No es hasta conocer al capitán, quien lejos de eso, nos hizo conocer el cielo, nos abrió más puertas, no enseño lugares inexplorados.
Nos mostró esa emoción que se dió por perdida hace años, romper libros de texto, mandar al carajo los modales, ser fieras.
Hasta caer la noche, los poetas muertos nos susurran seguir sus pasos, y somos poseídos, engendrando la más bella de las artes, el sonido y la voz del hombre, recitando versos sin sentido y riendo a la luz de la luna, aullando cuales hombres lobo, nacimos llorando, morimos riendo, aprovechando el día... Como nos fue otrorgado.
Nacimos para morir, vivimos para crecer, para crear, para saciar la sed, para apaciguar el hambre. Poetas muertos, almas viejas en cuerpos jóvenes y... La perdida de uno de nosotros.
Somos la nueva generación de almas muertas, de almas con sueños rotos y con la esperanza de brillar algún día. De vivir en el cielo, de crecer como ángeles, libres y sin armaduras.