Está es la carta de despedida que jamás creí escribir. Es demasiado tarde para enmendar lo que estoy por hacer, no culpo a nadie, menos a mi padre. Crecí con un solo deseo, ser grande.
Hoy, mate a un hombre, mate al viejo Neill. ¿Cómo fue? Le dispare en la cien y ahora tengo el alma más que libre, ahora puedo ser quien quiero ser, sin buscar ser el retrato perfecto. Soy solo un alma condenada a ser parte de las aburridas filas que hacen a un hombre infeliz, no quiero ser como él resto, nací para ser una estrella.
Nací condenado como un niño sin voz, mamá, ¿Vas a perdonarme? Padre, ¿Aún me amas? Amigos ¿Me olvidarán?
Tal vez solo sea el simple ejemplo del hijo que se perdió por las ideas equivocadas, no, no quiero que se vaya el hombre que me dió alas, ¿Por qué lo despiden? ¡Capitán!
Adiós a todos, me tengo que ir, voy a perseguir mi sueño, aunque, no quiero morir, y solo deseo que no hubiera dejado atrás todo, no nacer atado a un falso sueño.
En mi último día de invierno, el blanco frío me hace caer en la realidad de lo que soy, logré mi sueño en mi último día, comienza la función, camara, luces y acción. El show comienza, soy una silueta y vivo para él escenario, quien soy, quien seré y porque soy...
Solo soy un joven hombre con sueños sin cumplir, nacido para morir, déjenme ir, suelten mi joven alma moribunda, déjenme ir.
¡Oh mamma mia, mamma mia!
Déjenme ir, rezo para poder irme de aquí, Dios acéptame en tu cielo, entre tu reino hay lugar para mí, quiero ser libre, hazme creer en ti, no quiero morir así, besame, soy una estrella nacida para morir, para explotar.
Soy, el primer poeta caído.