El frío me invade como si mi cuerpo se convirtiera en hielo. Quizá sea por el invierno que se avecina, o quizá porque ya esté muerta. No lo sé. El caso es que alguien me asesinó, y para salvarme un espíritu bueno del bosque decidió sellarme para concederme la vida eterna. Pero mi cuerpo ahora es un cadáver andante y pierdo la memoria por momentos. No recuerdo cómo eran mis padres, ni mis amigos, ni quién era antes de mi muerte. Solo sé que debo obedecer a los mayores que a veces vienen a cuidar de mí, que estoy helada y que debo apuntar ciertas cosas para no olvidar. Espera un momento… ¿De qué estaba hablando? Me cuesta recordar…
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Editado: 10.06.2025