17.- El sepulturero

Me acaban de traer otro cadáver. Es de un extranjero, lo sé porque los cuervos se atreven a comerse sus entrañas, al contrario que pasa con la gente de aquí. Mi trabajo no es agradable para muchos, pero es a lo que se ha dedicado mi familia durante generaciones. Enterrar y dar una despedida digna a cada habitante del pueblo, incluso para aquellos que desaparecen sin dejar rastro. Sé perfectamente quiénes y cuántos han muerto cada temporada, nada escapa a mi control sobre el cementerio que cuido. Hoy además he recibido una visita inusual. El defensor y un tal Shay vinieron a preguntarme si tenía información sobre dos personas: un adulto de mediana edad llamado Edward y una niña llamada Cassandra. Les mostré el cuerpo que me disponía a enterrar, y Shay enloqueció al reconocer a su padre asesinado. En cambio les informé de que no tenía el de la niña, lo que para mí significa que aún está viva. Dejé que se marcharan, pero ya tengo algo claro: no pasará demasiado tiempo hasta que me traigan los cadáveres de los dos extranjeros.