Reino de Ximera, ubicado en las fronteras de una de las regiones mas ricas en economía. Durante años se mantuvo gracias a la familia Everthmon, la cual lleva siglos en el trono. Pero eso no importa ahora, ya que la historia que realmente nos interesa ocurre muchos años atrás, cuando el reino pasaba por momentos difíciles.
Sucedió un verano del año 14xx cuando esta prospero reino apenas era conocido como el pueblo Moran, lugar donde la muerte se respiraba por sus calles de tierra color negro. Sus hogares que estaban constituidas por piedras extraídas de los ríos contaminados que se encontraban en el bosque; techos de paja de color amarillo con machas verdes por haber pertenecido en tiempo lejanos a los establos.
Sus calles ademas de tener ese negro característico, desprendía una fragancia metalizada que con el tiempo era asechada por moscas en busca de alimento. En cuanto a su gente, todos parecían tener una mirada apagada... Una mirada que únicamente aquellos que han perdidos seres queridos alguna vez pueden ser capaz de entender.
Mama... tengo hambre- se pudo escuchar a una débil niña intentando levantarse en una de las esquinas de ese pueblo.
....- Aquella mujer de cabellos rubios con mañanas oscuras como el alquitrán parecia no prestar atencion a las suplicas de la niña, su caminar era igual a la de un cuerpo siendo arrastrado por las manos de la parca.
ma...ma- Fue lo ultimo que se escucho de niña, un sonido casi imperceptible por el viento.
Entre unas calles que daban a esa escena se encontraba un infante de cabellos oscuros con, ojos color gris que tapaba su rostro con una tela mugrosa; su ropa consistía en un saco que posiblemente sea de papas y unos pedazos de madera podrida que utilizaba en los pies para simular Zapatos.
otra persona que muere- su voz parecía estar cansada, su rostro aunque se mantenía estoico se lograba visualizar una lagrima correr por uno de sus ojos. Llevo sus manos al rostro del cual retiro la tela para depositara en el piso, mientras se agachaba tomo un pedazo de carbón del suelo y se dispuso a escribir- Lilliam tercer ciclo lunar- antes de colocárselo nuevamente observo con detenimiento los nombres de otros niños que terminaron de la misma manera que Lilliam.
Tras unos minutos viendo el cuerpo camino en dirección opuesta intentando perderse en aquel callejón. A pesar de la nula visión del entorno por la oscuridad, el parecía estar cómodo y familiarizado; hábilmente aludía los botes de basura, animales y diferentes cuerpos de borrachos que estaban tirados. Tal parecía que desde su nacimiento toda esa inmundicia lo hubiese arropado.
Mientras el niño caminaba, el sonido de los pájaros eran capaces de escucharse en la lejanía, aquellas aves que son capaces de ir donde quieren... si tan solo estas personas tuvieran esa libertad serian capaces de irse de este lugar. Sin darse cuenta el muchacho comenzó a observar las paredes solo para notar como el moho comenzaban a adherirse mas a las paredes creando así la ilusión de cemento.
Su mente parecía irse en recuerdos que denotaban dolor, pero aun con ello no logro derramar ni una sola lagrima; volvió a la realidad tras escuchar un ruido en un barril cercano y tras inspeccionarlo únicamente encontró a un gato que comía una rata.
Al menos uno de nosotros encontró algo para comer- dijo mientras acariciaba la cabeza del felino, el cual curiosamente no huyo por sentir el contacto.
El cielo comenzaba a oscurecerse cada vez mas dando lugar a la penumbra; esa que es la única testigo de las muertes, violaciones y golpistas que ocurren en ese recóndito lugar olvidado por los nobles y señores feudales. Un lugar donde la luna y el olor a cuerpos quemados es el único medio de iluminación y calor.