Memorias de un Arlequín

I.III

Desperté otra vez en el mismo callejón sucio, en la misma caja que durante años se convirtió en mi hogar y mi cama; me levante de ahí para caminar nuevamente fuera del pueblo a buscar con que alimentarme y de ser posible tomar un baño. Debido al dolor por la incomodidad tarde unos minutos en lograr pararme completamente por lo que me tome unos minutos para lograr estirarme un momento.

Cuando mi cuerpo dejo de dolor me dispuse a  caminaba hasta un lago de apariencia blanquecina. Me quede observando el agua para intentar ver mi reflejo, pero lo unico que logre fue que mi mente divagaba en los recuerdos que tuve que dejar en el pasado. Recordaba las conversaciones hasta tarde con mi hermana, las historias de caballeros que jugaba con mi padre... sobre todo extrañaba el calor y las canciones dulces que mi madre me cantaba cada noche antes de dormir.

Ojala me estén viendo donde sea que se encuentren...-  Nunca le había dicho esto a nadie, pero en realidad yo no nací en el Pueblo Moran. Pocas personas son las que verdaderamente lo saben.

Mi familia era de una ciudad vecina conocida como Rivel, un lugar que muchos podrían considerar promedio; no aportábamos tanto dinero como la capital pero siempre cumplíamos con la cuota de impuestos asignados. Mi padre fue un guerrero que lucho al mando del rey, por lo cual se le fue dada la tierra en la que construimos nuestro hogar, mi madre en cambio siempre amo la costura y fue tan buena en ello que incluso logro confeccionar las prendas de la familia real.

Cuando apenas tenia 6 años mi padre me llevo con un amigo suyo, el cual quiso enseñarme a utilizar una espada; por mas que entrenaba y me esforzaba para llegar a ser un guerrero tan capaz como mi padre nunca logre mas que lo básico. Aun cuando no llegue a ser tan diestro con la espada como el nunca se decepciono, me entreno en combate cuerpo a cuerpo para que en el futuro fuera capaz de proteger a mama y a mi hermana si el alguna vez no regresaba con nosotros.

Deje los recuerdos de lado para terminar mi baño y vestirme. Camine durante unas horas hasta que al fin encontré lo que buscaba, un cartel que tenia pintado una ¨C¨ y una flecha que apuntaba a la derecha. Seguí mi camino hasta que llegue a un campo que guardaba como un secreto, pues en este estaban plantadas papas, zanahorias, cebollas y trigo.

Solo debo atrapar unos peces para completar el guiso que tengo pensado hacer- dije mientras me encaminaba al rió mas cercano del campo.

Utilizando una rama, una liana y un trozo de una espada cree una lanza con la cual me dispuse a conseguir mi única fuente de alimentos del día, como siempre mientras mi vista se centraba en el movimiento de los peces mi mente volvía a atormentarme con los recuerdos del pasado. El tiempo paso volando y ya casi era medio día, sin embargo, había logrado conseguir tres peces para preparar junto a las verduras.

Llegando al campo tome ramas, rocas y pedernales para encender una fogata, mientras el fuego ardía fui a conseguir una cacerola que mantenía escondida en el tronco de un árbol hueco ... cuando volvía junto al recipiente, visualice esa bella flor de fuego, la misma de ese fatídico día en que mi vida se convirtió en lo que es ahora.

Se que solo era un niño cuando sucedió y que no debería sentirme culpable por lo sucedido, pero tener que dejarlos todos mientras escapaba como un cobarde... Aun podía escuchar sus gritos todas las noches antes de dormir; aun sabiendo que nadie me escuchaba solté un suspiro y creyendo que tal vez y solo tal vez, con esto podría alejar un poco la culpa.

Todo comenzó hace ya muchos, para ser exacto unos dos años mas o menos...



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En el texto hay: contenido altamente violento y sangre

Editado: 14.02.2019

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