Unos días más tarde, tomé una decisión, iría a verlo, sin embrago iba una decidida a aclarar las cosas. "O esto se arregla o se termina" - me dije para mi.
Llegué a su casa, y el como ya se le hacía costumbre, rechazó mi presencia, pero yo, no dispuesta a flaquear le dije:
- Necesito hablar contigo, y que me pongas atención.
- ¿Qué quieres hablar?
- No vengo a discutir, vengo a decirte lo que siento, y es que ya no puedo mas con esta situación.
- Acaso eso es mi culpa?
- Porfavor dejame terminar. Se que últimamente las cosas no andan bien pero te amo, y aunque sinceramente no se que te hice tan malo para que me rechacez, vengo aqui para dejar todo claro. Estoy dispuesta a salir para siempre de tu vida si así lo deseas, aunque lo que más quiero es luchar por ti. Pero ya no veo arreglo, se nota tu desprecio, y si las cosas van a seguir así, prefiero que no estemos juntos, o bien que luchemos juntos para reconstruir esta relación.
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Se hace un silencio eterno, yo tratando de contener el nudo en mi garganta, y el con su mirada dura frente a mi.
- Conocí a alguien más...
- Que!!??? A quien?
- No te lo diré, no quiero que actúes como una loca, ni que me arruines lo que podría lograr con ella.
- Es más linda que yo?
- Marisol, eso no importa, pero quiero darme la oportunidad de ser feliz.
- Conmigo no eras feliz?
- Ya no te amo.
Una lagrima cayó por mi mejilla, trataba de contener mi pena, pero ya no podía más, luche con todas mis fuerzas para mantener la compostura, no alterarme, pero la tristeza me invadía.
- Entonces esto se acabó, iré por mis cosas.
- No quiero que me guardes rencor, quiero algún día ser tu amigo, quiero que hagas tu vida, yo haré lo mismo.
- Me darías un último beso?
El tomo mi mentón y me dio un tierno beso de despedida, mientras yo sentía que mi corazón se rompía en mil pedazos, lo abrace, sentí su calidez por ultima vez, y me despedí.
- Quieres que te vaya a dejar? Es lo mínimo que puedo hacer por ti, esta última vez.
- Está bien, muchas gracias.
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Pablo me dejó en la puerta de mi hogar, les conté a mis padres que ya todo había acabado, y me encerré en mi cuarto a llorar, con una pena que me quemaba por dentro.
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Pasaban los días, y cada día la pena se hacía menor, salí con mis amigos a fiestas, traté de distraerme con el fin de olvidar.
Aveces despertaba angustiada, soñaba con sus gritos, con su mirada de odio, sentía que me volvería loca.
Traté de concentrarme en mi, sin embargo, pasaban los días y no me reponia, no comía, me sentía enferma, sentía que todo estaba mal en mi.
Bajé mucho de peso, sentía mucho asco por la comida, pero de a poco la pena fue pasando, y había días en que me sentía mejor, con más fuerza, pero aún quedaba camino por delante.