(Plato, enero de 1928)
Igual que en un sepulcro, me he encerrado
En tu eterno recuerdo y en el vivo,
La sien entre las manos pensativo
Evocando las glorias del pasado.
Será posible que un amor tan fuerte
Se haya para mi amor desvanecido
El amor es más fuerte que la muerte
Y la muerte más fuerte que el olvido.
Largas horas de espera,
Eternidades que llenan mi ansiedad de soledades,
Sólo soñando con tu amor, me tienes,
Sólo soñando con tu amor, me muero.
Si siempre has de venir,
¿Por qué te espero?
Y si te espero Aún,
¿por qué no vienes?