Memorias de una Falacia

Memoria veintitrés

Ella.
Sus ojos tristes,
su alma vacía,
no había nada que le diera vida
con un corazón triste aún podía enamorar,
a una niña ilusa, inocente,
llena de amor para dar.
Su rostro indeciso,
lleno de mentiras
¡Que Dios te perdone!
por tus injusticias,
ella confiaba en ti,
y tú sólo te marchaste
quedándote en un pasado
que no le da felicidad a nadie.
Las personas sin alma no son capaces de amar,
la gente triste no es capaz de perdonar.
Ella sólo quiso sacarte de tu infinito infierno,
pero lo que nunca supo es que fue tu propio invento.

Cosas de la vida.
A veces,
nos unimos a cosas
que no queremos
sólo para sentirnos parte de algo,
otras veces,
somos parte de algo
pero sentimos
que no pertenecemos ahí.

La soledad
La soledad es hermosa
claro que sí,
lo único que duele es cuando te das cuenta
que ya no es más una opción.
 


 


 


 




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