Durante la noche de "La gran masacre", Annevona asesinó a los grandes magos y hechiceros del mundo antiguo. Ellos, pilares de la sociedad de Ursova y protectores del mundo, perecieron sin que nadie pueda hacer nada para ayudarles. Annevona se bañó con la sangre de los hechiceros, bailó entre sus entrañas y rió maravillada con su obra.
Pero aún no había terminado. Consciente de que la sangre de los grandes magos aún podía servir, mandó a sus siervas a recolectarla y verterla en vasos ceremoniales. Buscó entonces a los discípulos de los magos muertos. Ellos se habían escondido, al ser arrebatada la magia para todos los hombres, los discípulos se encontraban indefensos. Annevona encontró a un reducido grupo de ellos y los capturó, los encerró y decidió vengarse.
A lo largo de su vida los aprendices de mago la habían despreciado, insultado y esclavizado. Así que ella los tendría a su servicio eternamente. Les obligó a beber la sangre de sus maestros, ellos lloraban con desesperación y asco mientras Annevona los obligaba a tomar la sangre de las personas que tanto apreciaron. Fue entonces que ejecutó el hechizo de lo que hoy llamamos "vampirismo".
Con sangre los alimentó, y de sangre vivirían para siempre. Usó magia de sombras, les dio la capacidad de vivir largos años mientras su alimento fuera aquel sagrado líquido interno, que se alimenten de la vida humana. Fueron trece los primeros vampiros convertidos del mundo, quienes fueron luego conocidos como "Los trece monstruos". Annevona los hizo resistentes a la luz de las Asarlaí, también a la luz solar. Eran fuertes, extremadamente rápidos y salvajes, pero conservaron su astucia e inteligencia, haciendo de ellos las criaturas más letales sobre el continente.
Por órdenes de su creadora, se encargaron de esparcir el mal del vampirismo. Destrozaban, mataban, arrasaban aldeas enteras para sumar hombres y mujeres a sus hordas de ataque. "Los trece monstruos" fueron los primeros vampiros de "clase A", y el líder de ellos fue el legendario Mstislav, el más fuerte de todos. Se cuenta que Mstislav murió cuando varias brujas Asarlaí lo quemaron con enerkinesis, pero no puedo asegurarlo en realidad. Él tendría ahora más de dos mil años. Sus "hijos", hombres que él seleccionaba con cuidado y convertía para que le sirvan, son actualmente los vampiros más antiguos y letales de nuestro mundo. Los doce monstruos restantes fueron derrotados. Eso es al menos lo que yo he oído...
"El origen del vampirismo" – Capítulo 8: Las bestias de nuestro mundo
Memorias de Xanardul – Amphelise de Thacir
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No tenía muchas opciones, estaba arruinada. El cazador al frente suyo intentó razonar con ella, la ayudó a ponerse de pie, pero Aurea apenas quería moverse. Estaba perdida por donde se mire, y quizá lo único que podía hacer era intentar salvar su situación con la escuela. Que si, estaba a borde del ataque de pánico que la tenía paralizada, pero en medio de la desesperación optó por lo que sabía hacer mejor. Un ataque de drama.
—¡Ahhhhhhh! ¡Auxilio por favor! ¡No quiero estar aquí! —gritó en el mejor tono de histeria posible. No sabía a qué iba a llegar con eso, pero sería mejor improvisar y acomodarse a lo que viniera.
—Mujer cálmate, el vampiro ya se fue, están las patrullas buscándolo y no llegará lejos. Ahora puedes ir a la escuela —le dijo Matt en el tono más sereno posible. Pero el ataque de drama llegó acompañado con lágrimas, que por cierto no eran fingidas por el pánico de que se le cague la vida, y la verdad que el cazador no se veía muy conmovido ni nada.
—¡No! —gritó aún más histérica y se arrojó sobre él. Lo rodeó de la cintura con los brazos y pegó su cabeza a su pecho. Al principio Matt no intentó apartarla, pero Aurea supuso que después de unos minutos ya lo estaba aburriendo, además que para ese punto ya todo era muy fingido. El ataque de drama iba bien, y ella ya tenía la idea para salvarse de eso.
—Bruja, en serio ya todo está bien. Estás cerca a la escuela, puedes irte.
—¡No puedo ir sola! ¡Me atrapará otra vez! Le gustó mi sangre.
—A todos los vampiros les gusta la sangre, no te creas especial.
—¡No puedo ir sola! ¡Llévame por favor! ¡Llévame! —lloriqueó otra vez.
—Tengo que encargarme de una patrulla, hay un clase B suelto. En serio quisiera ayudarte, pero no puedo hacer más por ti. Tienes que irte.
—No quiero —lo abrazó aún más fuerte. El chico soltó un suspiro exasperado, Aurea sonrió sin que él pudiera verla. Desesperar a la gente y salirse con la suya era su especialidad. No lo soltó, aunque él le dio un empujó para que se mueva. Se notaba que estaba ocupado y quería deshacerse de ella, pero ni loca soltaba al único humano que vio su enerkinesis.
—No tienes intención de soltarme, ¿verdad? —dijo con molestia.
—¿Me llevas a la escuela, por favor? —preguntó suplicante. Lo miró con los ojos llenos de lágrimas falsas, y esperó que de verdad siquiera algo le moviera y se apiade de su alma.
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Editado: 18.01.2024