Luego de seis meses que parecían interminables logre finalizar mi capacitación como un miembro de la élite de las fuerzas especiales estadounidenses me refiero sin obviamente a los SEAL.
Por fin podía disfrutar de ese anhelado uniformede graduacion, el sombrero blanco, la chaqueta negra con las insignias militares, los pantalones blancos, los botines, los guantes blancos y esa espada que siempre lleváramos a nuestro lateral en la cintura.
Mentiría sino dijera que ese fue de los momentos más felices en toda mi vida y en los que me sentí más orgullosos de mí y de mis capacidades, literalmente estaba haciendo lo que mi abuelo anhelo y soño hacer durante toda su estadía en el mundo militar.
Para celebrar nuestra graduación decidí ir con mis dos mejores amigos de la armada Chris y Dennis a un bar de la marina cercano, nos tomamos unas cuantas cervezas, nos emborrachamos toda la noche, nos fuimos con unas chicas y a la mañana siguiente regresamos al cuartel la base Eglin. Estaba viviendo el sueño.
Editado: 06.07.2020