Memorias Perdidas

1. ANTES DE QUE TE VAYAS

Estaba frente a Él, lista para casarme y comprometerme de manera espiritual por vida eterna, porque así ningún hombre nos iba a separar; sin embargo, mientras el padre untaba en mi frente el crisma, yo pensaba en lo sucedido horas antes.

Hoy era viernes. Un viernes 25 de noviembre de 2022.

Me desperté a la hora habitual, eran las seis, el saber que iba a verte y conversar en persona luego de mucho tiempo hizo que el sabor amargo, debido a la gastritis emotiva que ya conocías, se pusiera en marcha en esta fría mañana.

Guardé en una bolsa la corona de adviento, serví en un taper de plástico una pequeña muestra para mi profesora de repostería, y en otro, un pedazo prudente para ti, sabía que no almorzabas, eso me preocupaba. Tus prácticas eran difíciles, te admiraba por eso, yo hubiera tirado la toalla desde el primer día. La bendición de las coronas se realizó en la formación, mi mente estaba en otro lado, estaba contigo.

La clase de matemáticas fue insignificante, pues me dio igual entender el tema de función cuadrática que llevábamos hace 3 semanas. Nadie lo entendía, la pandemia dejó grandes secuelas en el aprendizaje estudiantil y eso era una clara evidencia.

En la clase de Comunicación, comencé a sentir que el aire me faltaba, un bulto en la garganta intentaba salir, mantuve toda la tranquilidad realizando un abanico para calmar mi desesperación al no conseguir respirar normalmente.

 ¿Te sientes bien?China intentó hacer llegar el mensaje con señas.

Asentí, estábamos de extremo a extremo, las carpetas estaban en "U" por las exposiciones acerca a la literatura peruana.

Seguía pensando en ti, en cómo te verías después de mucho tiempo. Se pasó la hora, los mínimos apuntes que hice eran sin sentido. Te hice un poema.

Me gustaría pedirte permiso para agregarlo aquí, pero lo escribí para ti.

Eso significa que es tuyo, tú te lo llevaste...

El recreo pasó muy rápido y comenzaron las clases, a las 11:57 mientras se realizaba con normalidad la clase de Ciencia y Tecnología, el sabor amargo se hizo más fuerte, las náuseas aparecieron con más intensidad, ya no aguantaba. Pedí permiso a medias y bajé corriendo las escaleras, llegué a los baños y comencé a intentar deshacerme de ese bulto amargo. No tenía nada en el estómago, no había desayunado, no había nada que vomitar, pero sentía una gran molestia, rompí en llanto por el miedo que me daba la situación.

Llegué al aula con los ojos un poco hinchados, aunque el intento de bajar el color rojo con agua funcionó más o menos.

Me desaté la trenza francesa, y comencé a peinarme, la profesora daba las últimas indicaciones sobre la tarea, mientras yo terminaba de hacerme una dona baja.  Tocó el timbre y los nervios fueron muy fuertes que las piernas me temblaban al saber que eran las 12:20.

Al salir, estaba nerviosa, pero intenté caminar rápido. Me llegó tu mensaje diciéndome que ya estabas en la iglesia. Cuando llegué, estabas mirando el celular con la mascarilla en la barbilla, después levantabas la mirada intentando hallarme, pasé por tu lado dos veces, no te diste cuenta, qué ingenuo eres para algunas cosas, eso me hizo reir un poco.

 Oye.

— Ah, hola, espera, cómo...? — te interrumpí.

 Pasé dos veces, parece que estabas muy distraído, vamos.

Quedamos en caminar mientras hablábamos de asuntos pendientes. Tú intentabas hallar mi mirada, y yo te evitaba mirando al suelo, te pregunté cosas insignificantes para romper la tensión, cuando dije:

Ah, verdad, toma.

Te di el postre de tres leches.

 Gracias.  guardaste en tu mochila el taper y sacaste dos paquetes de gomitas.

 ¿Te gustan las gomitas?   con algo de temor.

 Algo, no soy de comer mucho ello. Están de moda, bueno, están siendo más conocidas esas gomitas, verdad?

 Sí, pero toma son para ti.

 ¿Son de tu tienda?

 Algo así, es por tu cumpleaños, espero te gusten.

 Gracias.  respondí.

Parecías tranquilo, como si te hubieras quitado los nervios de encima con tanta facilidad, por otro lado, saqué de mi bolsillo el poema.

Esto es para ti.

 Puedo leerlo ahora?

— No, léelo solo.

 Bueno, yo... entiendo.

 Deseas ir al Boulevard?

 Ah, claro, ¿por qué no?

Vamos, es por aquí.

Caminamos, me seguiste, pasamos entre varias estudiantes que estaban haciendo algarabías en la calle al intentar comprar algún piqueo. Para evitar ser fotografiados y puestos en evidencia, actuamos como desconocidos. Ibas caminando fingiendo estar en una llamada, y yo caminaba adelante con mirada baja sin darme cuenta de tu presencia y como si no supiera de tu existencia.

Llegamos al lugar, subimos las escaleras hacia el segundo piso y me seguiste, quería decirte algo que había anotado en el block de mi celular.

No sé si sea buena idea leerlo yo o tú, ¿qué prefieres?

 Cualquiera de las dos estarían bien.

Vi a muchas personas presentes, comencé a tener algo de vergüenza.

Léelo. — te di el celular.

Comenzaste a leer callado y concentrado.

La nota decía lo siguiente:

 

Bueno, vernos no es una buena opción por el momento, pero tomaré esto como una despedida y recompensa por lo sufrido.
 


 

No quisiera volver a ocultar algo y más a mis padres, quizás parezca una limitante, pero las cosas se verán claras en un futuro. 
 


 

Me alegra saber que te tengo como amigo, eres un gran compañero, si se trata de amistad o ambas cosas, pero la situación requiere que seamos esto, por mientras creo que deberíamos conocernos más.
 



#11634 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amistad amor, recuedos

Editado: 06.01.2023

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