Memorias y Caos

La Chica Misteriosa

—¡No puedo creer que las teorías de mi abuela sean ciertas! —Andrea no salía de su impresión, al presenciar los hechizos.

Muchas personas pusieron atención a la batalla de Javier vs Hansey, entre ellas, estaba Mike.

—¿Qué está pasando? —se preguntaba.

Al ver que esa chica misteriosa peleaba muy bien, quedó asombrado, nunca había visto a una súper heroína en la vida real.

—Me gustaría saber quién es ella —se dijo.

Indudablemente la apariencia de Hansey era diferente en ese momento, por eso, no podía saber de quien se trataba.

Javier desapareció, al darse cuenta de los espectadores.

—No creas que has ganado —dijo Derek, desde el suelo—. A Javier no le gusta pelear sin un plan. Cuídate porque vamos a volver —advirtió antes de desaparecer.

Hansey bajó hacia tierra firme, aliviada por ganar esta vez. No se había dado cuenta de que Mike estaba ahí, mirándola.

—¡Qué impresionante! —exclamó.

La chica se percató de su presencia y quedó atónita.

—¡Eres impresionante!

—Gracias, pero… —Hansey notó que Mike no era el único que la veía.

La gente comenzó a reunirse a su alrededor, llena de curiosidad por saber quién era esa heroína. Hansey pensó en que sería un muy mal momento para revelar su identidad, así que se fue, levitando para evitar cualquier contacto.

—¡Espero verte pronto! —habló Mike, en voz alta.

«Está interesado en mí…»

—¡Estoy completamente frustrada! ¿Escuchaste lo que ella dijo? Dijo que le pertenecía mi joya.

—Nora, tranquilízate. Al menos ya estamos seguras de que ella la tiene.

—Pero… no puedo creer que haya controlado esa magia tan pronto. A mí me costó mucho trabajo.

—Esa joya te la dio tu papá, ¿cierto? No hay manera de que ella diga que le pertenece, al menos que…

—¿Qué?

—…que la mamá de Hansey haya sido amante de tu papá.

—¡Eso es imposible! Hansey es hija de Johann y Emilly, ellos son un matrimonio ejemplar. Emilly tiene que cuidar ese tipo de cosas por lo famoso que es su esposo. Si fuera cierto, los medios ya la hubieran expuesto.

—Es verdad.

—Debemos ir a ver a tu abuela para que ella nos diga de quien es esa joya, es la única manera de saber por qué Hansey ya se siente dueña de ella.

—Mi abuela vive con la tía Chelsea, será un poco difícil contactarla, a veces viajan.

—¿Qué hacemos entonces?

—Quitarle la joya a Hansey cuando se descuide.

—No, no va a ser fácil —dijo Nora, angustiada—. Después de ver cómo peleó con sus poderes mágicos, podría defenderse y nosotras solo somos personas comunes.

—¡No puedo creerlo! —Andrea se hartó de la situación, pero Nora tenía razón.

Por otro lado…

—Los poderes los maneja a la perfección —informó Javier.

—¿Eso puede ser posible? —preguntó Derek.

—¡Par de inútiles! La Joya Azul puede adaptarse a la persona que la posee y le brinda poderes a cualquiera —regañó Sheila—. Creí que eso ya lo habíamos dicho. No deberían estar sorprendidos.

—Bien, debemos trazar un plan para quitarle esa joya —concluyó Javier.

Al día siguiente.

—Ella era fenomenal, la hubieran visto —platicaba Mike a Johnny y Erick.

—Algo de eso dijeron en las noticias, realmente fue un fenómeno —comentó Johnny.

—Pero yo lo digo en el sentido de que fue impresionante.

—Parece que te enamoraste de ella —dijo Erick— Conozco esa expresión en los ojos.

—Tienes razón, debo admitirlo.

Hansey quedó totalmente sorprendida al oír esto. «¡Se enamoró de mí!» Pensó, muy emocionada.

—¿En serio era tan bonita? —una voz interrumpió el momento.

—Darcy…

—Yo también vi las noticias y no fue la gran cosa.

Darcy era una chica rubia que se peinaba de dos largas coletas, usaba lentes y era catalogada como la más inteligente de ese salón.

—Mike, no deberías perder el tiempo en ese tipo de chicas. Ni siquiera sabes cómo se llama, ¿o sí? —comentó ella.

—No, pero estoy dispuesto a saberlo.

Se molestó, «¡Creí que no tenía rivales! No puedo creer que una tonta chica fenómeno haya llamado la atención de Mike.»

—Te ayudo a investigar quien es —propuso Darcy, ocultando su molestia.

Nora llegó a casa, estaba dispuesta a aclarar la situación con su mamá.

—Tenemos que hablar —dijo al sentarse a la mesa.

—¿Sucede algo? —contestó Amanda, cansada de trabajar y de la vida que llevaba. Se veía desgastada para su edad.

—Mi papá me dio una joya de color azul cuando yo tenía 10 años. ¿De dónde la sacó?




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