Memorias y Caos

Las Dos Joyas

Nora dejó en paz a Hansey. Su prioridad era encontrar las 3 partes de la Joya Misteriosa. Hansey, en cambio, se preocupó por no descuidarse ni un segundo. Ya no quería confiar en ella ni en Andrea. A nadie más le diría que tenía la Joya Azul en su poder. Cada una investigaba por su cuenta.

Mientras Andy estaba tratando de entender los documentos que había rescatado, unas fotos se colocaron frente a ella.

—¿Qué opinas?

La joven se dio cuenta de que eran fotos de su madre. Dejó lo que estaba haciendo y las tomó entre sus manos, viéndolas una por una.

—¡Estos vestidos son maravillosos! ¡Los amo! Pero… espera, me gusta más este rosa. ¡No! El morado se ve mejor. Ah… no sé cuál es más bonito.

Andrea estaba encantada. Elyon sonrió.

—Veré si tienen alguna línea juvenil. No creo que te queden estos vestidos, son para mayores.

—¿De verdad me conseguirás uno? —preguntó su hija.

—Sí —Ellie notó los papeles que tenía en la mesa—. Esto es sobre… ¿magia?

—Ahh, sí —la chica no quería contar los detalles—. Es para una tarea de Historia. Dicen que hay un tesoro en esta ciudad.

—Hubo un tesoro en la ciudad.

—¿Qué? ¿Tú sabes de esto, mamá?

—No mucho… En realidad, me sorprende que estés interesada, pensé que no creías en esas cosas.

—Solo quiero saber, no es que crea. ¿Es cierto que hay una joya en esta ciudad? —se veía muy interesada.

—Hubo una joya, pero ya no existe. Elysia dijo que fue dividida en partes iguales y no tengo idea de qué fue de ellas.

—¿Dividida? Pero la joya está entera, es decir… aquí dice que hay una joya y es de color azul —le mostró las hojas—. Una mujer creó esta joya y ahora puede que alguien la esté usando.

Ellie recordó todo en ese momento. La vez en que Emilly se enfrentó a Sabrina y usó esa joya para tener poderes. Lo había olvidado, pero parecía que, al leer «…la Joya Azul», todo volvía a su mente. «Emilly…»

—Esto es muy confuso… tendré que investigar más —Andrea suspiró.

Hansey estaba nerviosa. No sabía si hablar de esto con su mamá. Emilly no recordaba nada sobre sus poderes, había vivido una vida normal desde hace tiempo. Alguien tocó la puerta. En ese momento, no esperaban una visita. Ellie llegó a la sala.

—¡Hola! —saludó, alegremente.

Emilly la recibió. Después de tanto tiempo, no se habían contactado. Cada una estaba totalmente encargada de su familia.

—Ellie… ¡Qué gusto me da verte!

—Me alegra mucho que estés bien —dijo al abrazar a la mujer.

Emilly ya no tenía el cabello teñido de azul como en la escuela. Ahora tenía el cabello negro y corto. Se veía muy bien con el peinado de lado que llevaba. A ella le iba de maravilla gracias al éxito de Johann, que se encontraba de gira en esos momentos.

—Pensé que viajarías con Johann —dijo Ellie al sentarse.

Ellie también se veía muy bien. El cabello lo conservaba largo y claro, pero ya no lo tenía lacio, era ondulado. Seguía usando maquillaje y vestidos. Era una mujer muy radiante a pesar de la edad.

—No quiero dejar sola a Hansey, acaba de entrar a la secundaria y parece que no le está yendo bien.

La mencionada reaccionó.

—¡Ho…hola!

—¿No le está yendo bien? —preguntó Ellie, extrañada—, pero es amiga de Erick y Andrea.

—Oh, cierto. Ya me lo había mencionado —recordó Emilly—. Aun así, la veo insegura. Dice que no tiene amigas en su propio salón.

—Mamá…

—¡No te preocupes! Así es al principio en la escuela. Ya verás que pronto hará muchas amigas. Tu hija es muy linda.

—Gracias, Ellie. Tú siempre tan optimista.

Hansey se alejó de las mujeres, estaba avergonzada por la conversación. Las dos rieron, era hora de cambiar el tema.

—Emilly… vine a preguntarte algo muy personal.

La adolescente iba caminando por el pasillo cuando escuchó esto, se detuvo. Quería saber de qué se trataba.

—¿Qué pasa?

—Recuerdas… ¿recuerdas cuando tú tenías una joya especial?

Hansey estaba atenta, esto le importaba.

—¿Una joya? Bueno… Johann me ha obsequiado algunas. Para mí todas son especiales.

—A lo que me refiero es… —Ellie no sabía si ser directa— …una joya que… ¿recuerdas una joya que tiene poderes especiales?

Las dos guardaron silencio. La chica estaba escondida para no interrumpir esa conversación.

—¿Te refieres a la magia? ¿Te refieres a una joya que tiene poderes mágicos? —cuestionó Emilly.

—¡Sí! Tú tenías una joya de color azul. Recuerdo lo que pasó. Hoy me vino a la mente todo.

La mujer se levantó del sillón, tenía una expresión de incredulidad.

—Ellie… todo eso son solo investigaciones y teorías.




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