Después de la hora del almuerzo, los jóvenes tuvieron que regresar a clases.
—Creo que deberían hacer las paces.
—No quiero hacerlo hasta que ella me pida una disculpa —contestó Nora.
Estaba sentada a lado de un compañero que tenía un aspecto muy particular. No era un joven cualquiera, tenía el cabello muy arreglado, hasta los hombros, olía bien, usaba lentes de moda, era tan extravagante comparado a los demás de su salón.
—No es la primera vez que se enojan. Deberían madurar un poco, solo se tienen a ustedes.
—Enzo, ya no la soporto. Además… creo que nosotros podemos ser mejores amigos, ¿no crees?
—Estoy de acuerdo, pero… no me has dicho porque te abofeteó.
Nora no contestó. Era demasiado involucrar a más personas en su situación.
—Sea cual sea la razón. Habla con ella, es una chica muy orgullosa y creo que le falta a alguien que la conduzca al camino correcto.
—Ah, ¿sí? No voy a ser yo, tengo otros asuntos más importantes que atender.
—Entonces seré yo.
—¿Qué? Oye, ya no te voy a hablar.
Enzo llevó a Nora hacia donde estaba Andrea. Tenían hora libre en ese momento.
—Chicas, les propongo algo para hoy en la tarde —anunció.
—¿Qué quieres, Enzo? —preguntó Andrea.
—Vamos a salir los tres. Ustedes deben reconciliarse.
—Tengo cosas más importantes que hacer.
—Sí, lo mismo me dijo Nora. Lo voy a tomar como un ‘Sí’.
Las dos hicieron mala cara, les parecía una pésima idea.
—Si no vienen conmigo hoy en la tarde… no les compartiré la nueva colección de lentes que saldrá al mercado. Es exclusiva y si no la tienen antes que las demás perdedoras de esta escuela ya no serán populares. Ni siquiera Alan Faisher los ha visto.
—¡¿Qué?!
Ambas se sorprendieron. No tenían otra opción, Enzo era de una familia que tenía una marca de lentes en la ciudad, sabían que con él podrían ver todo antes de su lanzamiento oficial.
—¡No puedo creer que juegues con esto! —exclamó Andrea.
Nora también tenía ganas de ir y ver la colección.
Más tarde, cuando las clases terminaron, Hansey tenía que averiguar el deseo que se pidió usando la primera parte de la Joya Misteriosa.
—No sé cómo decirte esto, pero olvidé una pulsera en tu casa, ¿podría ir a ver si la encuentro?
—¡Claro! No hay ningún problema —contestó Erick—. Ya nos vamos, ¡nos vemos mañana!
Mike y Johnny se despidieron.
—¿Viste? Hansey se acercó a Erick y van a regresar juntos —comentó Johnny.
—Cierto, creo que ella está enamorada de él.
—Ahora entiendo por qué no nos quiso decir aquel día.
—Me da gusto por ella. Espero que a mí me pase lo mismo, que esa chica misteriosa venga y me diga que quiere estar conmigo.
—Sí que estás enamorado.
—¿Y qué hay de ti?
—Creo que no estoy preparado para decirlo —concluyó Johnny.
Erick y Hansey llegaron a la casa.
—¿Más visitas? —la chica estaba sorprendida al ver a Oliver con su familia.
—¡Ya llegué a casa! —anunció Erick.
—Bienvenido —dijo Ellie—. Les presento a mi hijo, Erick. Ah, también tenemos a Hansey, ella es la hija de Emilly y Johann.
La joven saludó tímidamente.
—¡Qué bonita es! Sí que se parece a Johann —comentó Miyako—. Soy gran fan de la banda.
—Gracias…
—Y Erick se parece a ti, Ellie —comentó Oliver—. Solo lo había visto por fotos cuando era pequeño, pero ha crecido bastante.
Katsou estaba sentado en el sillón, sin decir nada.
—Les presento a Katsou. Espero que sean buenos amigos, Katsou, saluda a Hansey y a Erick.
—Hola —se levantó.
—La verdad es que no vinimos a Foreverfree City por tu llamada, Janice —confesó Oliver.
—¿Qué? Pero… no sabes la gravedad del asunto. De verdad Ellie y yo queremos hacerte unas preguntas.
Hansey puso atención en esto.
—Lo sé. Lo que sucede es que Miyako y yo nos enteramos de un nuevo colegio que sigue el modelo educativo japonés. Nos gustaría que Katsou estudiara ahí.
—Ya veo. De cualquier forma, me da gusto que estén aquí —comentó Ellie—. Los necesitamos para hablar de ‘ese’ tema.
La chica inmediatamente supo a que se referían. Si la mujer llamada Janice dijo que encontraron una parte de la joya con ella, entonces Oliver debía tener otra en su poder. Erick se acercó a Katsou para platicar con él, era muy amigable.
—Creo que no es prudente que hablemos aquí, vayamos al estudio —sugirió Ellie, llevando a Tom en sus brazos.