Memorias y Caos

La Dueña de la Joya

«¿Qué le hiciste a tu Joya Azul?»

La pregunta que Johann le había hecho rondaba por su cabeza al día siguiente. Emilly no supo qué contestar en ese momento. Johann la entendió y no siguió preguntando, en cambio, le propuso irse de viaje unos días. Iba conduciendo de camino a la escuela, Hansey notó que estaba muy pensativa esa mañana.

—¿También me vas a llevar a clases? Creo que esto es muy exagerado —comentó para llamar su atención.

—Sí.

—Después de la plática de ayer, creí que esto terminaría.

—No, no ha terminado.

La chica se molestó. Se cruzó de brazos. «Al menos Javier y Derek no me han molestado…» fue lo único que pensó.

—Lo siento, queridas. No puedo contactar a Brianna, sorry —se disculpaba Enzo en el salón del tercer grado.

—¿Por qué no? Tú mismo dijiste que le mostrabas los modelos de lentes a Alan Faisher —comentó Nora, desesperada.

—Sí, pero solo lo veo a él.

—¡Debes ayudarnos! ¡Por favor!

—¿Por qué es tan importante conocer a Brianna? ¿Ustedes son fans? ¿Desde cuándo son fans?

—Desde hoy en la mañana soy su fan número uno, Enzo. Tengo que conocerla —dijo Nora, con un tono más amenazante.

—De acuerdo.

—Ni siquiera yo puedo conocerla… —intervino Andrea— Siempre he pensado que es como una muñeca de cabeza hueca. Bonita y de cabeza hueca.

—¡Cállate, Andy! —pidió su amiga hablando entre dientes.

Enzo no sabía qué decir.

—¡Por favor! —insistió la rubia.

—Voy a hacer todo lo posible, linda, pero no te aseguro nada.

El día en la escuela fue normal, comparado con otros. Erick y Hansey seguían llevándose bien, a pesar de que Mike y Johnny sospechaban que ella era la ‘chica misteriosa’. En el almuerzo, esto debía aclararse…

—Oye, Hansey. Tengo que preguntarte algo —llegó Mike.

El rostro se le iluminó cuando escuchó su voz y el saber que quería hablar con ella le causaba una sensación maravillosa.

—¿Sí? ¿Puedo ayudarte…?

—¿Es cierto que…?

—Oye, Mike. Estamos almorzando. No interrumpas —Erick se puso en medio de los dos.

La sensación de felicidad de la chica desapareció al ver esto. Estaba a punto de reclamarle, pero alguien más llegó…

—Tenemos que hablar —pidió Andrea, acompañada de Nora.

—¿Qué? ¿Qué quieren? —preguntó, más molesta.

Ambas se la llevaron, dejando solos a Mike y Erick.

—Mira, ya se fue por tu culpa.

—¿Qué le ibas a preguntar, Mike?

—Nada.

—Le ibas a preguntar si era la ‘chica misteriosa’, ¿verdad?

—¿Qué? ¡Claro que no! ¿Por qué lo haría?

—Porque te vi muy interesado en ella. Nunca te habías fijado en Hansey.

—No me veía muy interesado. Solo le iba a preguntar algo.

—¿Qué le ibas a preguntar?

—¡Eso no te importa! ¡Déjame en paz!

Se alejaron. Por otro lado…

—¿Ya planeaste nuestra súper fiesta?

—¡No! Todo el maldito tiempo tengo a mi mamá encima, ni siquiera le he pedido permiso.

—Ay… es cierto.

Las dos rieron. Hansey desvió la mirada y estaba a punto de retirarse.

—Espera… ¿Cómo vas con tu investigación? —preguntó Nora.

—¡No he hecho nada tampoco! No le puedo decir nada a mi mamá, así que con ella no puedo investigar nada.

Las amigas se miraron.

—¿Ya puedo irme? —estaba harta.

—Uy… ¡pero no te enojes! Sí, ya vete.

Andrea se alejó, seguida por Nora.

—Está prácticamente atada de manos —murmuró.

—Tal como queríamos.

Hansey regresó a la mesa y estaba muy molesta. Mike había desaparecido y una de sus pocas oportunidades que tenía para hablar con él fue arruinada por todos. Erick se acercó.

—¿Estás bien? Te fuiste sin terminar tu almuerzo.

—¡No! ¡No estoy bien! Quisiera estar sola en estos momentos.

—Ah… te sientes mal porque Mike vino a molestarte. No te preocupes, ya le dije que no volviera a hablarte.

—¿Qué? —estaba impresionada— Erick, eres un… —se detuvo a insultarlo.

Él la miró inocentemente.

—Eres… eres muy considerado —dijo al final. No quería que él notara su interés por Mike.

—Gracias —respondió, feliz por haber sido ‘útil’ para ella.

Mientras tanto, Ellie estaba en casa muy preocupada. Andrei no le había hablado como era costumbre, se veía serio y distante. En esa mañana, él se fue muy temprano, más de lo normal. Ella no tenía idea de lo que estaba pasando a su alrededor, solo creía que él estaba molesto y se sentía fatal por eso. Lo que en realidad sucedía era más grave que un simple problema marital…




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