Esa noche había tres tipos de casos. Hansey estaba encerrada en su habitación, lamentándose por lo que Mike le dijo. Fue rechazada de una forma inesperada, le dolía muchísimo recordar ese momento. Nora también estaba en su habitación, curándose las heridas con la ayuda de un botiquín de primeros auxilios, sin que su madre lo supiera. Estaba tan triste por haber perdido la Joya Azul. Andrea buscaba el Arma Anti-Magia en el sótano, lo hacía lo más rápido posible para que nadie en su casa se diera cuenta. Era inútil, solo había encontrado los diseños…
—¡Demonios! —exclamó.
Sheila era feliz. Era invencible. Tenía en su poder una parte de la Joya Misteriosa y la Joya Azul.
—¿Ya vieron que no era tan difícil quitársela? Solo bastó con que la golpeara una vez y ustedes no pudieron hacerlo.
Javier solo encogió los hombros, sin necesidad de excusarse ni de darle importancia.
—¡Ahora sí regrésame a mi forma normal! —pidió Derek— Prometiste hacerlo en cuanto tuvieras la Joya Azul.
—Eso era si me la entregabas, gato tonto.
—¿Qué? ¡No puedes tenerme así para siempre!
—¿Y qué harás ahora? —preguntó Javier— ¿Cuál es el siguiente paso del plan?
—No lo sé. Estoy muy nerviosa. No creí que las cosas fueran tan fáciles. Soy la única que tiene el poder, no hay nadie más que me detenga.
—Debemos infundir miedo, atacar a la máxima autoridad de esta ciudad y formar un ejército.
—¡Es verdad! Así es el plan. Como trató de hacerlo Arthur con El Liceo.
Al día siguiente. Durante la primera clase, en el salón de primer grado, entró una mujer mayor. Se trataba de una maestra.
—Disculpe por interrumpir su clase, pero necesito que estos alumnos me acompañen. Es para una plática motivacional —le entregó una lista al profesor.
—¿Solo estos alumnos?
—Los llamaremos por grupos pequeños, es mejor.
Hansey, Mike, Johnny, Erick, Katsou y Darcy fueron nombrados. Estando un poco sorprendidos, se levantaron de sus asientos y salieron del salón. Siguieron a la mujer que caminaba silenciosamente por los pasillos hasta que llegaron a una de las salas audiovisuales. Les indicó que debían esperar adentro. El momento era incómodo para Hansey al ver a Mike, así como para Erick, que estaba muy serio en esos momentos. La puerta se abrió minutos después. Andrea y Nora caminaron hacia donde estaba el pequeño escenario, llegando al escritorio.
—Me alegra tanto verlos aquí —dijo Andrea—. Tengo que hablar con ustedes de algo muy serio.
—¿Qué?
Estaban confundidos. Nora tomó asiento.
—Debemos hablar sobre la magia y la Joya Misteriosa —mostró, por medio de una diapositiva, la imagen de la joya—. Sé que todos aquí estamos involucrados porque nuestros padres tuvieron que ver con esto.
—¿Hablar de magia? ¡Qué ridícula eres! —Darcy se levantó, indignada— Debería darte vergüenza creer en esas cosas. Si solo nos engañaron para venir y escuchar cuentos de hadas, yo me largo. Creo que los demás también opinan lo mismo.
Miró a su alrededor. Mike dudaba, Johnny y Katsou se veían seguros, Hansey estaba preocupada y Erick se mantenía serio.
—¿Ustedes le creen?
—Deben saber que la ciudad está en peligro en estos momentos. No ha pasado nada abiertamente, pero debemos prepararnos —continuó—. Solo quedan dos partes de la Joya Misteriosa, tal vez algo muy grave suceda si se destruyen todas las partes.
—No… ya no quedan dos —dijo Hansey—. Solo queda una.
Darcy se sorprendió y tomó asiento, su curiosidad era enorme al escuchar a su compañera.
—¿Qué? ¿Brianna usó la joya? —cuestionó Andrea.
—No, exactamente. Solo sé que ya no existe.
—¡Maldición! Queda una parte, entonces.
—Si todas las partes de la Joya Misteriosa se destruyen, las barreras que protegen a este mundo se romperán —Nora comenzó a hablar—. Seremos invadidos por muchos seres oscuros.
—¿De dónde sacaste eso? —preguntó Hansey, alarmada— ¿Por qué no lo dijiste antes?
—Sheila me lo dijo ayer. Ella me atacó y… tiene la Joya Azul.
Todos quedaron asombrados.
—¿Qué? ¿Por qué dejaste que te quitara la joya? —la joven se levantó de su asiento y fue hasta Nora— ¿Por qué lo permitiste? ¿Qué no era muy valiosa para ti? —reclamó.
—Es muy poderosa, con un golpe, caí al suelo y ya no tenía energías. Tiene la parte que falta —respondió, mientras las lágrimas corrían en su rostro—. ¡No me dio tiempo de nada!
—¡Fantástico! La única parte de la Joya Misteriosa la tiene esa tipa llamada Sheila —dijo Andrea—. ¡Maldición! Creí que tendríamos más tiempo. En cualquier momento la destruirá y nos atacarán.
—¿Qué tenías pensado hacer? —preguntó Johnny.
—Nosotros no tenemos poderes mágicos, pero podemos defendernos usando un arma que ataque a esos seres. El Arma Anti-Magia.
Todos se acercaron al escritorio. La chica les ofreció copia de los diseños.
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Editado: 22.03.2025