Memorias y Caos

La Nueva Reina

Los adultos pasaron casi toda la jornada de clases discutiendo, mientras los jóvenes estaban trabajando en lo suyo. Sheila se dirigía a donde se encontraba el Alcalde Guionette. Derribaba a los guardias de seguridad con ayuda de sus poderes y también con la ayuda de Javier y Derek. Era un buen día para tomar el mando. Llegó hasta donde estaba el alcalde.

—Esta ciudad es mía a partir de ahora —declaró la mujer.

—¿Eres parte de esa organización que vende seguridad? Se suponía que nuestros tratos iban bien.

—Soy parte de algo mejor que eso.

Las noticias anunciaron a la nueva líder. Sheila utilizó sus poderes para tener a la policía a su disposición. Quitó al alcalde, haciendo que él mismo les dijera a los medios que era su decisión. La gente estaba confundida.

—Esta ciudad, Foreverfree City, tiene una nueva reina. Todos aquí obedecerán mis órdenes y, si no lo hacen, serán castigados.

Mostrándole sus poderes a todos los habitantes que se habían reunido en el ayuntamiento, comenzó a transformar el edificio, convirtiéndolo en una especie de castillo. Quedaron aterrados cuando vieron la magia en acción. Muchas personas grababan y subían el vídeo a internet. Este fenómeno debía ser visto por todo el mundo. «Las teorías de Elysia Lemon resultaron ser verdaderas: la magia existe.» «Estamos sorprendidos al ver estos poderes, pero también, estamos bajo una nueva dictadura.» «Si estos poderes existen, ¿Dónde está Joya Misteriosa? Es el tesoro de la ciudad.» «Hay algunas personas que se oponen, pero estas personas fueron atacadas brutalmente. Debemos obedecer a la reina.» «¿Dónde está la super heroína que vimos hace días en televisión? Debería salvarnos.» «Las autoridades obedecen ciegamente las órdenes de esa mujer. Estamos perdidos.» Eran los comentarios que se escuchaban en las noticias. Rainbow estaba en casa de Dany. Ya no podía volar ni usar su magia para aparecer y desaparecer. Escuchaba todo esto porque se había quedado en la sala, recostado, descansando, quedándose en un lugar seguro.

—No puede ser… ya comenzó —murmuró—. Y no puedo ir al Mundo de la Magia. Ya no me puedo mover de aquí.

Nora y Hansey corrieron hacia el ayuntamiento. Estaban enteradas de lo que sucedía gracias a los medios.

—¡Es imposible que esto esté pasando! —exclamó Nora.

—Tal como decía Andrea, ya no tenemos tiempo.

—¿Qué haremos?

Se miraron. En ese momento, Javier y Derek aparecieron usando sus poderes.

—¿Qué tenemos aquí? Las nuevas sirvientas —decía Derek—. ¿Ya vieron las noticias? Ganamos.

—¿Qué van a hacer ahora para defenderse? —preguntó Javier.

—¿Cuál es el objetivo de Sheila? ¿Qué quiere hacer exactamente? —preguntaba Hansey— ¿Por qué le quitó la Joya Azul a Nora si ya tiene una parte de la Joya Misteriosa? Al menos debió dejársela.

—Oye, si vas a invadir una ciudad, te aseguras de que nadie te detenga —respondió el joven—. Le quitó la joya para que ninguna de ustedes interfiriera.

—Pero la Joya Misteriosa es más poderosa, puede ganar.

—Eso no lo pensaste cuando tuviste una parte de ella en tus manos.

Nora miró a Hansey.

—¿Qué? ¿Cuándo pasó eso?

—Fue en la fiesta.

—¿Tú hiciste que se desvaneciera la parte de Brianna?

La chica no quería responder.

—Sí, ella lo hizo —contestó Derek—. Pidió un helado de chocolate.

—¡Deja de estar bromeando! —gritó.

—¡No estoy bromeando! ¡Es la verdad!

Nora quedó en silencio, incrédula.

—¿Es cierto eso? —se atrevió a preguntar.

Hansey solo bajó la cabeza, avergonzándose por el error cometido. A Nora le dieron ganas de golpearla en ese momento.

—Tranquilízate —Javier intervino—. Eso no es lo peor que le puede pasar. Lo que viene es más interesante.

—¡No me importa! —exclamó ella— ¡Es una estupidez! ¡Sabía que era una imbécil! ¡Hansey, eres una idiota! Voy a decírselo a todos.

Nora se fue, furiosa y decepcionada.

—¿Por qué hacen esto? —preguntó, quedándose con ellos— Esta era una ciudad próspera, no había inseguridad, no existían los delincuentes… todo era perfecto… Vivíamos en una ciudad donde todos éramos libres.

—Eso era para ti —respondió Derek—. Tú tienes la vida perfecta. Nosotros sufrimos todo el tiempo.

—¿Qué?

—Estás a lado de tus padres, tienes dinero, eres popular… tu única preocupación es un idiota que te rechazó.

—¿Por qué dicen que sufren? —Hansey estaba sorprendida—. ¿Qué les pasó?

—Nosotros somos huérfanos —respondió Javier—. Hemos sobrevivido juntos desde que éramos pequeños. Sheila, siendo la mayor, siempre nos ha cuidado.

—Trabajamos desde niños. Ella siempre decía que algún día se ocuparía de todo, algún día, seríamos los jefes. Dejaríamos de ser maltratados y explotados por los demás.

—No teníamos quien nos defendiera, éramos muy indefensos.




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