Doble Cara

—Al final tu hija resultó ser peor que estúpida —Ellie le hablaba con rudeza a Emilly.

Con estas palabras, Emilly se enojó. Cindy notó esto.

—Tal vez tú eres la principal culpable y no lo sabes —acusó Ellie.

—Por favor, no peleen —intervino—. No es momento de echarnos la culpa. Están pasando cosas que no terminamos de entender y… mejor los chicos trabajan en un plan para defendernos. Creo que debemos apoyarlos.

Las mujeres se tranquilizaron. La tensión disminuyó.

—Les ayudaremos a terminar con esto —concluyó Charlie.

Se pusieron a trabajar.

Por otro lado. Nora estaba con Mike, Erick y Katsou.

—Lo siento mucho, no pude ocultar el secreto.

—No te preocupes, Katsou. Creo que era lo mejor —dijo Erick.

—¿Dónde está Hansey? —preguntó Mike.

—Se quedó con Javier y Derek.

—¿Quiénes son ellos?

—¿No los conoces? —preguntó Nora— Ahh, sí. Tú solo veías a la ‘chica misteriosa’.

—No es necesario que ella esté aquí —dijo Erick, resentido—. Es irónico que mi hermana, siendo la más mala, la más desagradable y egoísta, esté trabajando en una solución. ¿No lo crees, Nora?

—Sé que me equivoqué. No debí esparcir esos rumores.

—Pero lo hiciste. Solo para hacer que Hansey quedara bien.

—¿Rumores? —Mike estaba confundido— ¿Eran rumores?

—Es mentira lo de Andrea —admitió la joven—. Ella no obligó a Hansey a rechazar a su hermano.

—¿Por qué nos mentiste?

—Porque creí que Hansey no sería tan mala como para que la juzgaran de esa manera, pero ahora me di cuenta de que sí lo es. Por su maldito interés desperdició una parte de la Joya Misteriosa. Esa parte nos serviría para defendernos de lo que viene.

—¿Y si ella no lo sabía en ese momento? —preguntó Katsou.

—No. No la defiendas —pidió Erick—. Sabía muchas cosas.

—Entiendo que estés molesto, pero todos aquí estamos siendo sorprendidos cada día. Si ella lo hubiera sabido antes…

—Katsou, tú no la conoces —interrumpió Nora—. Ella es nuestra enemiga, te lo puedo asegurar. Siempre actuó por su conveniencia.

Janice estaba con Ellie.

—No puedo creer que le hablaras así a Emilly.

—Se lo merece. Erick ha estado deprimido por culpa de su hija.

—Oh, sí. Recuerdo que me contaste eso por teléfono.

Las dos estaban cuidando a Tom, que había estado durmiendo durante las discusiones. Cindy hablaba con Emilly, mientras ellas cuidaban a Nick.

—Estoy muy preocupada, Hansey no aparece.

—Tranquila. Verás que estará bien. Es muy fuerte, como tú.

—Además de soportar a Elyon, tengo que preocuparme por mi hija.

—Fue inesperado que hablara así. ¿Qué pasó entre ustedes?

—Nada grave. Es muy exagerada, como si no la conocieras.

—Es que realmente se veía molesta contigo —comentó Cindy y luego se mostró preocupada—. Es verdad que tú tenías una Joya Azul. Me cuesta trabajo recordarlo, pero… tú peleaste usando los poderes de esa joya. ¿No te acuerdas de nada?

—No. Hago un esfuerzo… nada llega a mi mente. Estoy desesperada al ver que los demás hablan del tema como si fueran unos expertos. Míralos, están trabajando sin cuestionar. Sin preguntarse de donde salió todo esto. Saben perfectamente lo que tienen que hacer.

—Sí. Charlie me contó sobre el desarrollo de esa arma y dijo que había sido un gran logro. Nunca comprendí por qué. Ahora lo sé.

—Bien, el plan es el siguiente: deben ir a ese castillo y obtener la parte de la Joya Misteriosa que aún existe —decía Andrea—. Hay que hacerlo ahora.

—Los únicos rivales antes de llegar con Sheila son: Javier, un joven de nuestra edad, con poderes oscuros. Levita todo el tiempo, tiene la capacidad de volar, es muy delgado… eso quiere decir que el combate cuerpo a cuerpo no se le da, es débil físicamente —explicaba Darcy—. Así que necesitamos a alguien que sepa pelear.

—Katsou sabe pelear y también sabe manejar la katana —añadió Oliver—. De eso no hay problema.

—De acuerdo. El otro es Derek, un gato… sí, un gato regordete que también levita, usa poderes y tiene la capacidad de volar. Por su tamaño, se le puede ganar con astucia, pero igual necesitamos a alguien que sepa pelear.

—Con que sea alguien que le dispare y lo paralice un rato, estará bien —dijo Andrea—. Lo pueden encerrar mientras esté quieto.

—Yo iré —habló Erick, llegando con los demás.

—Nosotros también queremos ir —agregó Nora—. Queremos ayudar.

—Entonces, irán Katsou, Nora, Erick y…

Mike negó con la cabeza. Él no tenía ni la más mínima intención.

—Creo que con los tres estará bien —intervino Johnny—. Es mejor que no llamen la atención.