Otra Oportunidad

Andrea, Hansey, Mike y Erick esperaron hasta que se retiraran por completo. Antes de irse, Jeremy los miró fijamente, los demás empezaron a caminar.

—¿Sucede algo? —preguntó la líder.

—Nada —contestó—. Solo me parece que ustedes no son de aquí —se despidió con una sonrisa y alcanzó a sus amigos.

Los chicos quedaron confundidos y, una vez que la banda de Zack desapareció entre los árboles y la oscuridad, pudieron hablar.

—¿Qué quiso decir con eso? ¿Se dio cuenta? —preguntó Mike, un poco alterado.

—No importa —dijo Andrea, al quitarse los lentes oscuros—. Espero que no vuelvan por la joya. Por el bien de nuestro futuro.

—Regresemos a ver qué pasó —dijo Hansey, sacando la Joya Azul y usándola como si fuera un portal del tiempo.

El resplandor regresó, iluminando todo, llamando la atención de una Emilly joven que miraba desde su ventana.

—¡Qué raro! Sentí como si hubiera dos joyas azules —dijo, al sostener la suya— Y si no me equivoco, ese pequeño resplandor vino del parque antiguo. ¿Habrá sido la Joya Misteriosa?

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En algún lugar desconocido…

—¿Un viaje en el tiempo? ¿Los humanos viajaron en el tiempo?

—Sí, pero debía pasar. Todo estaba destruido y no quiero ver a la Reina Ámbar.

—La hemos evitado por siglos. Me parece que lo permitiste porque nos convenía.

—Es raro que dejemos a los humanos hacer estas cosas, pero viendo la situación, sí era necesario. La pobre Kristal estaba devastada y su mundo desaparecía.

—Los tres sabemos que, si Ámbar llega a conquistar al Mundo Real, no solo destruiría el Espacio… haría lo mismo con el Tiempo.

—Tienes razón. Le informaremos a Betsy Rainbow, deben saber lo que pasó.

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Era un nuevo amanecer en Foreverfree City. La oscura noche se había ido. Hansey despertó y rápidamente se levantó de la cama. Se asomó por la ventana, abriéndola de par en par. Estando en el segundo piso de su enorme casa podía ver más allá del jardín. La ciudad tenía su ritmo normal. Algunas personas caminaban para ir al trabajo o a la escuela.

—Funcionó… o… ¿estoy soñando?

Bajó por las escaleras en busca de sus padres. Ellos estaban desayunando como lo hacían normalmente.

—¡Mamá! ¡Papá! ¿Todo está bien? ¿Hay alguna novedad en las noticias?

—Hansey… ¿Por qué no traes el uniforme? Ya casi es hora de ir a la escuela —preguntó Johann.

Emilly no decía ni una palabra. La joven se convenció de que todo estaba bien. Fue a cambiarse y, después de haber desayunado, su madre la llevaba a la escuela.

—Mamá… ¿puedo preguntarte algo?

—Dime.

—¿Existe la Joya Misteriosa?

La mujer quedó asombrada y miró a su hija, luego tuvo que poner atención en el camino, iba conduciendo.

—Sí… está enterrada en algún punto de esta ciudad.

—¿En serio? ¡Qué bueno! —exclamó la joven.

—¿Usaste la Joya Azul?

—¡Y también recuerdas tu joya! —estaba muy emocionada— Sí, tuve que usarla para una emergencia, ¡no me lo vas a creer! Viajé en el tiempo y ayudé a salvar la Joya Misteriosa.

—No puedo creerlo —la mujer se estacionó, estaba muy impresionada—. Lo que estaba soñando aquella noche era verdad…

—¿Lo que estabas soñando? ¿Me viste?

—Recuerdo una noche en la que sentí el poder de otra joya. Fue antes del evento de graduación si no me equivoco… Algo me decía que había otra persona con su poder, pero… yo no tenía miedo. Después regresé a la cama y tuve un sueño en el que la Joya Misteriosa era destruida. El futuro era muy oscuro.

—Eso fue lo que cambiamos, mamá. Ahora tenemos otra oportunidad y debemos cuidar la Joya Misteriosa.

—Ahora se encuentra enterrada en el terreno que era el antiguo parque. Van a construir un nuevo ayuntamiento, así que creo que sobre ese edificio nadie será capaz de sacarla.

—¡De verdad me alegro! ¡Todo salió bien!

—Confío en que podrás cuidar de la Joya Azul. Eres la heredera de mis poderes, Hansey.

—Gracias, mamá.

—Si alguien intenta quitártela, no se lo permitas.

La chica recordó a Nora, pero era imposible que ella supiera de la Joya Azul, ya que todo fue porque Zack le robó la joya a su mamá. Estaba muy feliz.

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En otra casa. Andrea fue directamente a la mesa donde su hermano estaba desayunando.

—Creo que funcionó… —dijo en voz baja— La ciudad está a salvo.

—Sí, estaba viendo la televisión y no hay nada sobre los fantasmas o seres oscuros. ¡Lo logramos, hermanita!

La chica comenzó a sollozar.

—¡De verdad lo logramos! ¡Tenemos otra oportunidad! —estaba muy conmovida.

Ellie se acercó.