Memories: Verdades Ocultas [#1]

2.- EVERMOORNY

En mi campo de visión apareció un enorme patio qué tal parecía era el estacionamiento, puesto que había varios carros estacionado ahí. Eso explicaba porque era tan ancho el camino desde el arco, pues suponía que eran de los estudiantes que venían de Travelers.

Comencé a caminar por el patio sintiendo algunas miradas curiosas de los pocos estudiantes que aún se encuentran por ahí todavía, debido a lo tarde que había llegado, o tal vez solo era por la curiosidad de ver a una chica llegar totalmente sola. Fuera lo que fuera, me incomodaba demasiado, y eso era algo que solo me decía que aún no había podido dejar atrás esa parte de mi infancia, que me hacía tener la necesidad de ocultarme del mundo.

Agache la mirada algo avergonzada mientras subía los largos escalones que conducían, ahora sí, hasta una de las escuelas de magia más prestigiosas y aclamadas en todo el mundo. Y no era para menos pues contaban con un excelente sistema de educación, y una reputación casi intacta.

En cuanto a su apariencia no hizo más que asombrarme, pues era una enorme y hermosa construcción de siete pisos, que por lo que había investigado, sabia que era uno para cada grado, sumándole la planta inferior. Más que una escuela parecía una iglesia, por las dos torres que daban un toque más elegante a los laterales, y sin contar también que ambas tenían una enorme campana de oro.

Había unas hermosas jardineras en la parte de enfrente, así como unas bancas en las que seguramente podría pasármela leyendo tranquilamente un buen rato.

Logre ver un grupo de jóvenes que demostraban ser nuevos, puesto que se encontraban igual de nerviosos y asustados que yo. Otra cosa que los delataba era que estaban todos demasiado juntos, haciéndolos parecer una parvada de pájaros, que no podían separarse pues temían ser devorados por el depredador. Me acerque a ellos, pues yo también temía ser devorada por el depredador, porque los míos eran más reales, y podrían atacar en cualquier momento.

Depredadores que, por cierto, no había visto hasta ese momento. Hecho que me alegro, pues supuse que ya se encontraban dentro, puesto que la campana de entrada estaba a casi nada de sonar.

Después de que no quedara absolutamente nadie aparte de nuestro grupo de aproximadamente cincuenta alumnos, una chica de piel morena y cabello oscuro se me acercó. No era nadie para juzgar, pero por lo que lograba notar, era del tipo de persona tímida y reservada, puesto que a parte de mi era de las únicas que no estaba hablando con nadie.

—Hola, soy Hailyn Crown —se presentó, con una pizca de timidez.

Que alguien se acercara a conversar conmigo fue lo último que pensé que me pasaría ese día, pues mi cabeza había maquilado toda clase de desgracias para mi primer día. Así que sin duda eso era nuevo.

Le sonreí con cortesía y supe que era momento de presentarme.

—Hola, yo soy Kathrina Moonlight D' Ángelo —le conteste con una sonrisa, al mismo tiempo que le daba mi mano y ella la tomaba algo sorprendida—. Y como te podrás dar cuenta, igual es mi primer día aquí.

— ¿Eres hermana de los Moonlight? —pregunto curiosa.

—Sí, ¿por qué? —conteste temiendo la respuesta.

Pensando en que mis hermanos ya habían esparcido las buenas nuevas de mi llegada.

Tranquila Kath, no te adelantes a los hechos.

No dude en darle la razón a mi conciencia, por más que me costara hacerlo no podía apresurarme a sacer conclusiones.

—Entonces tu eres su hermana... —contesto por inercia, arrepintiéndose al instante de lo que iba a decir, confirmándome lo que antes había pensado—. Perdón, a veces soy muy imprudente.

Miré su rostro y no encontré otra expresión más que vergüenza, así que eso por alguna razón pareció aliviarme.

—Sí, no te preocupes —la tranquilice, pero aun había algo que me carcomía por dentro—. Y entiendo si no quieres seguir hablándome.

—¿¡Estas bromeando!? Claro que te seguiré hablando —dijo con toda la sinceridad con la que alguien podría hablar—. A mí no me importa eso.

Debía de admitir que eso me había tomado por sorpresa, pues no esperaba esa reacción. Pero me tranquilizaba poder tener a alguien aparte de Fier con quien ser yo misma, si es que nuestra amistad podía prosperar.

—Pensé que te alejarías o te burlarías.

Ella se me quedo viendo con confusión, como pensando si hablar o no, hasta que al fin se decidió.

—¿Por qué haría eso?

—Es lo que todos hacen, hasta mi propia familia —confesé con un ligero tono de melancolía en mi voz.

—Bueno ellos son unos idiotas, yo no —respondió segura de sí misma, lo cual me hizo creerle—. Todos menos Christopher, él es un dios griego.

Después de escuchar su extraña y divertida expresión al hablar de mi hermano, pude descubrir dos cosas; la primera es que estaba loca por él, y la segunda era, que al parecer era más extrovertida de lo que aparentaba. Eso me hizo confirmar que no se debe juzgar un libro por su portada, o en ese caso a una persona por su apariencia.

—Bueno, pues gracias —conteste en tono de burla—. Entonces ¿tú conoces al dios griego de mi hermano?

En ese momento pareció apenas haber procesado lo que dijo y compararla con un tomate sería poco, pues por primera vez en mi vida podía decir que había dejado a alguien, que no fuera Fier, sin palabras.




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