Memories: Verdades Ocultas [#1]

8.- INEVITABLE DESASTRE

El encuentro con aquel chico de los ojos verdes fue demasiado fugaz, pues sus otros acompañantes ya le estaban hablando, así que no pudimos decir algo más que nuestros nombres. Aun así, había logrado percibir una conexión casi inmediata con él, que no lograba comprender del todo.

En esos momentos me encontraba en la clase de pociones, que era la segunda del día. Durante un rato habíamos estado en equipos de tres junto a Miles y Hailyn, para realizar la poción del sueño con el extracto que logre extraer. Todo pudo haber sido demasiado fácil, si tan solo se hubieran puesto de acuerdo por una vez, y no hubieran acabado ambos siendo llevados a la dirección.

Aunque era totalmente consciente de que eso es mucho pedirles. ¿Qué paso? Se preguntarán, pues una pelea ocasionada por saber si iba el elixir de plata, o el de silenio, terminaron vaciando ambos en el caldero. Y lo inevitable sucedió, una explosión hizo que el caldero saliera volando y se estrellara contra la cabeza de otro de nuestros compañeros. Agradecí internamente el hecho de que aun no habíamos agregado el extracto de Dreamstin, si no el vapor que se había liberado nos hubiera puesto a dormir a los treinta y tres que no habíamos quedado dormidos la semana pasada en el invernadero.

Esa era la razón por la cual en esos instantes me encontraba sola terminando la poción, pues al final no valió la pena su pelea, porque ninguno de los dos tenía la razón. Al último resulto que era elixir de Krattos, la cual era una sustancia liquida muy fuerte que podría causar alucinaciones, pero por ningún motivo quisieron revisar el libro de pociones, para aclarar las dudas.
Un ligero vapor rosáceo que según mi libro indicaba que la poción había sido concretada correctamente, comenzó a salir de mi caldero. Al fin pude respirar en paz y me limpie el sudor que escurría por mi frente, alce la vista para mirar a los demás y algunos de los calderos ya presentan el vapor rosáceo, y otros ni siquiera dan señales de que fuera a aparecer.

Me senté en mi lugar para descansar, estar parada durante mucho tiempo moviendo la poción ocasiono que me dolieran; mi brazo derecho y mis piernas.
Comencé a sentir mis ojos algo pesados y mi cabeza estuvo a punto de estrellarse contra la mesa, en un par de ocasiones. No estuve consciente si aquello había sido causado por el vapor rosáceo, sin embargo, el profesor nos aseguró que mientras no se ingiriera no causaba ningún efecto. Estuve así un rato, pero cuando estaba a punto de sucumbir ante el sueño, el timbre empieza a sonar marcando el fin de la clase y el inicio del almuerzo.

—Bueno muchachos, es todo por hoy —dijo el profesor Stein mientras empezábamos a recoger nuestras cosas—. No se les olvide que tienen que investigar a profundidad los elixires de la página veintisiete de su libro.

—Si profesor, Stein —contesto la mayoría al unisonó.

—Que tengan un excelente día —se despidió. Antes de cruzar la puerta del salón—. Éxito en sus demás clases.

Reconozco que me sentí aliviada ante el hecho de que ese par se hubiesen llevado sus mochilas, si no me hubiera tocado cargarlas hasta el comedor. Metí todas mis cosas en mi bolsa y salí del salón. Se sentía extraño ir sola por los pasillos, pero supuse que debía acostumbrarme porque ellos no estarían siempre, pues también tenían sus vidas y cosas que hacer. Solo esperaba que alcanzaran a llegar al almuerzo, aunque no creía que fuesen a tardar tanto en la dirección, o al menos eso esperaba, pues no sabía cómo era la directora.

Baje las escaleras mezclándome entre los demás, esos últimos días había estado tratando de ignorar las miradas que pudieran caer sobre mí, y podía asegurar que estaba funcionando, pues al menos tenía la satisfacción de que lo estaba intentando. Al llegar al comedor me dirigí hasta la silla de siempre a sentarme, las de mis costados estaban vacías pues eran las que ocupan Hailyn y Miles. En ese momento se me hizo muy deprimente pensar en ello, pues los únicos que me hablaban eran ellos, sin embargo, no me quejaba, puesto que eran los mejores.

Durante una fracción de segundo logré percibir la sensación de una mirada intensa fija en mí, así que no hice más que alzar la vista, solo para encontrarme con Allen y Ariday observándome desde la cuarta mesa. Eso no podía significar nada bueno, así que desvíe la mirada por un momento a la mesa que estaba enfrente nuestro y me encontré con unos hermosos ojos verdes, que también me observaban. Era el chico de Vanely. Me sorprendió al no poder concebir que también estudiara ahí, siendo que al parecer iba en tercer año, pues se encontraba ubicado en la tercera mesa.

En cuanto nuestras miradas se encontraron un choque eléctrico sacudió mi ser, además, algo se removió dentro de mí y me hizo responder a la sonrisa que se había formado en sus labios, con otra igual de expresiva.

Por unos segundos olvide que Allen y Sherlyn me miraban. Claro hasta que mi plato de caldo exploto contra mi cara, y mi copa levito hasta vaciarme su contenido sobre mi rostro. En ese instante al fin reaccione y me levante por inercia de mi lugar. Algunos de los presentes estallaron a carcajadas, ocasionando que casi todos los demás voltearan hacia donde estaba yo.

Mis mejillas empezaron a arder, solo que no supe si de coraje o de vergüenza. Apreté mis puños y alcance a distinguir a través de mis lentes manchados, que un par de tenedores y cuchillos empezaban a levantarse apuntando en dirección a ese par. Trate de tranquilizarme poco a poco, pero las risas no ayudan en mucho, así que agarre mi mochila y me acerque a la puerta del comedor apresuradamente, sin levantar la vista del suelo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.