Toda la mañana me la había pasado pensando qué era lo que debía de hacer con la información que había conseguido, al final me convencí a mí misma de que lo mejor sería ir a buscar al detective, pues tenía la esperanza de que él pudiera tener todas las respuestas que necesitaba.
Una excusa perfecta para ir a Travelers era lo de Mish, le había comentado a mi tía lo de su pancita y se emocionó demasiado, tanto que me exigió que le pidiera a Damián que nos llevara al veterinario.
En esos momentos me encontraba bajando las escaleras con Mish encerrada en su jaula, iba algo apresurada para no encontrarme con Ariday, la última vez casi se me había aventado encima en cuanto la vio. No entendía porque por el simple hecho de que no le gustaran los gatos quería hacerles daño, a mí tampoco me caía bien ella y no pensaba patearla madamas por que sí. Claro. Mientras no se metiera con Mish, porque conmigo como sea, pero ella era mi vida.
Llegué al final de las escaleras revisando a todos lados por si aparecía, una vez estuve totalmente segura comencé a correr hasta la puerta principal sin detenerme.
—MIAU
— ¡Shhh! no hables, podrían escucharnos —la reprendí, poniéndola a la altura de mi rostro.
—MIAU
—Eres imposible —negué con la cabeza, mientras me contenía para no comenzar a reír—. Obedece, por favor.
—Yo soy más obediente —hablo Fier, sacando su pequeña cabeza de mi bolso—. Opino que deberías tirarla en la calle, para al fin deshacernos de ella.
— ¡MIAU!
— ¡Que se callen!, y eso también va para ti —me dirigí a Fier al decir esto último, solo me respondió mostrándome su pequeña lengua y volvió a meterse a mi bolso.
— ¿Con quién hablas? —preguntó alguien detrás de mí.
Cuando volteé me encontré con Christopher y Ralph, que venían bajando por las escaleras.
—Con las voces de mi cabeza —contesté sin pensar demasiado lo que salió de mis labios, de hecho, lo analicé hasta que percibí la expresión de Christopher, la cual gritaba ¨llamen a un psiquiatra¨—. Es decir, conmigo misma.
—No te preocupes Moonlight menor, a mí también me hablan —comento Ralph, apunto de soltarse a reír—. ¿También te dicen que asesines a alguien?
Lo vi inflar sus cachetes para contenerse.
—Sí, todo el tiempo de hecho —le respondí intentando seguir con su broma, pero fracasé, porque su rostro palideció más. Como si eso fuera posible. Aunque entendí que no la hubiera captado, pues no muy seguido seguía sus bromas y en este momento me había nacido hacerlo—. Era broma, pero bueno. Nos vemos.
Me despedí algo incomoda, pues la situación que se había generado era de todo menos agradable.
— ¿A dónde vas? —me cuestiono Christopher, antes de que saliera por la puerta principal.
—A Travelers —respondí encogiéndome de hombros.
— ¿Vas a ir en coche? —esta vez pregunto Ralph, algo emocionado.
—Sí, ¿por?
— ¿Podemos ir contigo? es que Chris me pidió que lo acompañara, pero que hueva caminar —hablo Ralph sonriendo con falsa inocencia, mientras miraba a mi otro hermano que solo soltó un bufido y torneo los ojos.
—Si claro, vengan. Yo iré al veterinario con Mish, pero Damián los puede llevar a donde quieran —sonreí genuinamente mientras lo decía, de alguna u otra forma me emocionaba incluso estar cerca de ellos un rato.
— ¿Está enferma? —la preocupación en el tono de voz de Ralph se hizo presente, pues me arrebato la jaula y se puso a examinarla—. No parece estar enferma, mírala Christopher.
— ¡Estás loco, soy alérgico! —exclamó comenzando a retroceder, mientras estornudaba de manera chistosa—. Aléjala.
—Qué pena por ti, porque los gatitos son vida —hablo Ralph, volviéndomela a entregar.
—Tienes razón —le respondí no tan enérgica, pues la nariz roja de Christopher empezaba a preocuparme—. Y no, no está enferma, solo es una revisión porque creo que tendrá bebes.
La cara de Ralph se descompuso y casi pude jurar que comenzaría a brincar de la emoción, pues me volvió a quitar la jaula y salió con ella sin dejar de admirar a Mish.
— ¡Tendremos gatitos! —alcance a oír que grito a lo lejos.
—Dice tendremos, como si fuera de él la gatita —logra decir mi otro hermano, antes de volver a estornudar.
—Ama a los gatos al igual que yo, supongo que es por eso —solo recibí como respuesta un par de estornudos—. ¿Estás bien? —le pregunte algo preocupada, poniendo mi mano sobre su espalda.
—Sí, solo los estornudos. Ya sabes, mi alergia —asentí y le cedí el paso para que saliera, él lo hizo sin voltear atrás. Cuando me giré para cerrar la puerta, por un momento mi mirada se dirigió hacia las escaleras y me encontré con Allen, que nos miraba desde los escalones. Parecía molesto, pues su mirada daba algo de miedo, aunque sabía que podía llegar a ser muy intimidante a veces—. ¿Vienes?
—Sí, ya voy —aproveche eso para cerrar la puerta e irme hacia el coche—. ¿A dónde van a ir ustedes?
—A comprar unas cuerdas para mi guitarra —volvió a estornudar al hablar—. Ralph me rompió una, intentando aprender a tocarla.
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Editado: 04.01.2025