Memories: Verdades Ocultas [#1]

20.- CONFESIONES

La clase de astrología no me había servido para poder salir de mi realidad, aunque en estos momentos iba junto a Hailyn y Miles hacia el comedor. Había estado haciendo todo lo posible para no mostrarme afectada, aunque cada vez era más difícil poder aparentarlo.

En la mañana me había propuesto a mí misma decirles en el almuerzo a ese par que ya no llevaríamos acabo el plan que teníamos, para poder entrar a Graham y tomar la dichosa agua. Entre más pronto lo hiciera mejor, pues ya se acercaba noche de brujas y después de ese día lo pondríamos en marcha.

Me había dado cuenta de que todo ya era una rutina para nosotros, pues llegábamos al comedor y nos sentábamos en nuestros respectivos asientos. Seria mentira decir que no se encontraban peleando, además de que también sería poco creíble. Y para mi desgracia yo estaba en medio de ambos, como siempre.

— ¿Por qué te empeñas en siempre llevarme la contraria? —le pregunto Miles a Hailyn algo molesto.

—Por el simple hecho de que, ¡parece que tu cerebro no carbura las cosas! —alzo un poco la voz al decir esto último.

—Y ahora, ¿porque pelean? —cuestione algo aturdida, porque en realidad no les estaba prestando demasiada atención.

—Es que… —Miles se detuvo y me analizó detenidamente—. Tú no estás bien, y si dices que si estarías mintiendo.

¿Enserio era tan obvia?, bueno, debía admitir que si había estado un poco ida y distante desde el día que fui a ver el detective. Por más que trataba de no demostrarlo, comenzaba a creer que ya era demasiado todo eso.

—Yo igual lo note desde ayer, pero no quería incomodarla —añadió Hailyn viéndome fijamente.

—¿Por qué lo dicen? —pregunte fingiendo incredulidad.

—¿Por dónde empiezo?, estas muy distraída y distante —hablo Hailyn, haciendo que pasara un trago de saliva por lo que se venía—. Estas muy distraída y distante.

—No paras de morder tus uñas, antes lo hacías cuando tenías mucho estrés o te sentías observada. Pero ahora lo haces casi todo el tiempo —prosiguió Miles, lo que hizo que mirara mis dedos y efectivamente estaba mordiendo mis uñas sin que me diera cuenta.

Jamás lo había notado.

—Tus piernas no dejan de moverse, como si no pudieras estar tranquila —mire también a mis piernas y Hailyn tenía razón, también se movían descontroladamente—. Además de que no comes, tienes ojeras y tu respiración en ratos se oye agitada.

—No me había dado cuenta que hacia todo lo que me dicen —clave el tenedor sobre la carne del plato sin mucho ánimo, a pesar de que tenía mucha curiosidad por mis movimientos involuntarios, la sensación de sentirme insuficiente no me dejaba en paz.

—¿Qué tienes? —me cuestiono Miles, mientras recargaba su cabeza sobre mi hombro.

Solté un enorme suspiro. Se los contaría, después de todo ya se habían dado cuenta, además de que necesitaba desahogarme con alguien. Fier en algún momento se cansaría de oírme llorar y que le contara todo una y otra vez.

—Bueno se los resumiré, para no aburrirlos. Decidí hacerle caso a Miles y busqué mi punto de inicio —esto pareció alegrarlo pues dio pequeños saltitos como niño emocionado—. Pero.

— ¿Por qué siempre hay un, pero? —bufo Miles cruzándose de brazos.

— ¡CALLATE TROLL! —exclamo Hailyn exasperada—. Continúa, Kath.

—Como les decía, encontré mi punto de inicio y resulto ser un detective que había llevado el caso —vi que ambos me prestaban atención mientras comenzaban a comer—, pero siempre hay un, pero, y en esta ocasión fue que el detective Forester no me dijo nada, pues según él podrían no ser más que simples ilusiones mías.

—¿Detective Forester dijiste? —cuestiono Hailyn, a lo que yo solo asentí—. Dicen que es un cascarrabias, que trata mal a medio mundo.

—De hecho, si —respondí, llevándome un bocado a mi boca.

— ¿Que te dijo ese señor? —Miles hablo casi atragantándose con su comida, al verlo hice una mueca de asco antes de empezar a reír por lo bajo.

—Nada que yo no supiera, solo que creo que hasta ese momento lo acepte —ambos hicieron gestos para que continuara—. Me dijo que no servía para meterme en algo así, porque para eso se necesitaba temple y carácter, que obviamente yo no tenía. Pero bueno, creo que al final no dijo nada más que la verdad.

—Quiero estrangular a ese tipo —gruño Miles enterrando su tenedor en la carne.

—Nunca creí decir esto, pero yo te acompaño —añadió Hailyn.

—Y por ese motivo, he tomado la decisión de cancelar el plan del atraco a Graham —lo dije demasiado rápido, temiendo su reacción.

—No desistiremos del plan —jamás había oído hablar a Hailyn así.

—Pero…

— ¡Nada! Y puede sonar a chantaje tal vez, pero si tu no vienes, yo iré hasta esa fuente sola y te traeré de esa agua hasta la puerta de tu casa —lo dijo con una determinación intimidante, sin titubear ni un poco. Sabía que era capaz de hacerlo, pero intentaría convencerla de lo contrario—. Sabes creo que de los tres tu eres la más valiente. Miles no puede entrar a ver una película de terror porque le aterra, y yo en lo personal, cada vez que veo algo que podría acabar conmigo me quedó estática. Tú lo sabes, me has salvado.




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