El bello y tenebroso paisaje nocturno que ofrecía el bosque en estas épocas del año me tenía totalmente anonadada, podía observar a través del cristal la sombra de los árboles, los cuales eran iluminados por la espectacular luna dorada de noche de brujas, o como era conocida popularmente, Halloween. No sabía que me esperaba, pues al final de cuentas nunca había asistido a esta celebración, aunque debía admitir que siempre había tenido curiosidad por participar, sin embargo, en esos momentos lo último que quería era que llegara, pues sabía que después venia el atraco a Graham, y no es que me hubiera arrepentido, pero temía que algo les pudiera pasar a Hailyn o a Miles.
Aun así, no podía hacer nada al respecto, lo único que me quedaba era concéntrame en el famosísimo joven. El cual seguía sin saber a ciencia cierta que era, pues lo poco que pude descubrir fue gracias a Sawyer. Trayendo el recuerdo de aquella tarde en la entrada de la biblioteca a mi mente, no pude evitar volver a sentirme muy nerviosa por la invitación que me había hecho, después de todo era el primer chico con el que tenía una ¿cita?, ni siquiera sabía si llamarla así, pero estaríamos juntos en la reunión, así que suponía que sí.
¿Cómo debía actuar? ¿debería esconderme de mi familia? ¿debería preguntarle si era el hombre lobo que me salvo?, un sinfín de preguntas sin una respuesta fija empezaron a rondar por mi cabeza, mis manos y mis piernas empezaron a temblar de repente, enserio me encontraba nerviosa.
—Cariño hemos llegado —advirtió mi tía Anna, tocándome ligeramente el hombro, a lo que yo recién salida de mi trance, solo pude responder con un asentimiento de cabeza. Bajamos ambas del carro después de que Damián nos abriera la puerta—. Damián estas libre, puedes disfrutar de la celebración todo lo que gustes. Te marcare cuando sea tiempo de irnos.
—Gracias, señora Anna —dijo con una sonrisa en su rostro, parecía un niño pequeño que acababa de recibir la mejor noticia de su vida—. Estaré al pendiente, con permiso.
Lo vi realizar una pequeña reverencia, para después darse media vuelta y perderse entre la multitud.
—¡Suerte, y disfruta Damián! —grite a modo de despedida.
—Gracias señorita Kath, usted también
Logre percibir como mi tía tomaba mi brazo y comenzamos a caminar hacia la plaza principal de Fabros, ciertamente era un pueblo algo rustico, pero encantador. Todo lo contrario, a la excentricidad de Vanely. Unas bellas lámparas de papel flotaban por todo el lugar, y los niños y niñas revoloteando con sus escobas pasaban de un lado a otro. Pude notar que entre más nos acercábamos al centro había cada vez más gente caminando, ocasionando que hubiera uno que otro empujón entre los asistentes. El piso estaba repleto de hojas otoñales y en las paredes de las casas que encontraban sobre el borde del camino, se enlazaban unas guías de flores color vino, las cuales impregnaban todo el lugar de un aroma tan exquisito que no podría ser descrito.
Todo lo anterior me había dejado fascinada, pero sin duda cuando por fin llegamos a la plaza principal mi mandíbula callo hasta el suelo. En el centro había un enorme poste del cual colgaban cintas con las que varias brujas estaban danzando, algunos espantapájaros encantados también se encontraban dando golosinas a las personas y había cientos de calabazas brillantes esparcidas por el lugar, también pude admirar los bloques de paja, que no realmente no entendía su función, pero le daban un toque más a todo.
Pude notar que había caminado sin darme cuenta, en el momento en que una ráfaga de llamas paso por mi costado, por un instante mis reflejos e instinto de supervivencia se activaron al pensar que me estaban atacando, pero me tranquilice al darme cuenta que era un señor el que lanzo la llama que después se convirtió en un hermoso fénix que comenzó a sobrevolar el lugar. Todo esto mientras jugueteaba con las lámparas y las velas flotantes. Seguí con la mirada a cada una de las criaturas de fuego que empezaron a salir, una por una, hasta que me di cuenta que había dejado a mi tía desperdigada.
Regrese la mirada hacia donde yo recordaba que había entrado y efectivamente ahí se encontraba mi tía, admirando el espectáculo también, Me acerque a ella esquivando a la gente que pasaba por ahí, al mismo tiempo que buscaba de reojo a Miles, Hailyn o incluso Saywer entre la multitud.
—Me preguntaba, ¿cuánto tardarías en darte cuenta? —exclamo mi tía de repente.
—Perdón, es que quede algo impresionada —me disculpe sin dejar de buscar a mis amigos.
—Lo sé, es toda una osadía y más siendo la primera vez que asistes —se detuvo unos segundos y después una pequeña sonrisa se formó en sus labios—. Largo de aquí, tú también ve a disfrutar. Solo queda pendiente del teléfono y no te alejes mucho.
—Pero…
— ¡Nada!, se lo que es ser adolescente y querer divertirte sin supervisión —sonrió entre dientes, hundida en sus recuerdos—. Además, no quiero andar cuidando crías, sé que eres responsable, confió en ti.
La abrace inconscientemente, ella me entendía y eso me alegraba.
—Gracias tía, te quiero —la solté y me di media vuelta—. Nos vemos al rato.
—Adiós cariño, cuídate —alcance escuchar que dijo antes de que ambas nos perdiéramos de vista por la multitud.
Si seguía buscándolos jamás los iba a encontrar, así que saqué mi teléfono y me dispuse a mandarles mensaje. Entonces recordé que el único que contestaba luego era Miles, y no estaba segura de que ya hubiera llegado, así que decidí mejor marcarle a Hailyn porque si le mandaba mensaje me respondería hasta el próximo mes. Oí sonar el teléfono una y otra vez, pensé que no contestaría hasta que escuche su hermosa voz gritando desde el otro lado.
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Editado: 04.01.2025