Memories: Verdades Ocultas [#1]

28.- HECHIZOS Y PROPUESTAS

Active el conjuro de defensa y el escudo detuvo el hechizo que Hailyn me lanzo, antes de que proyectara otro, yo contraataque y al no poder activar su defensa a tiempo este la golpeo tirándola al suelo.

—PARALIZED —conjuro Miles y la ráfaga azul salió dispara hacia mí, la esquive gracias a mis reflejos y lance otro encantamiento que él también esquivo—. PARALIZED.

—PROLEXION —su hechizo reboto ante mi escudo y lo golpeo tomándolo por sorpresa.

—RUBIUS —exclamo Hailyn a mi mano y varias ráfagas rosas salieron de sus mano a mi dirección, uno de ellos me golpeo al tomarme desprevenida y me lanzo por los aires.

—PROLEXION —volví activarlo, pero esta vez lo hice desde el suelo encerrándome en una esfera, vi como rebotaron los destellos rosas al mismo tiempo que me levantaba. En este tiempo ella había des paralizado a Miles y ambos se acercaban, lanzándome hechizos que cada vez debilitaban más mi defensa—. DESCLEEMER.

Al pronunciarlo la energía del escudo salió disparada a mí alrededor como si fuera un disco y lanzo a ambos por los aires. Según lo que nos enseñó miss Graham era un hechizo de canalización de energía que te permitía proyectarla, así que decidí usar la del campo de energía y expandirla. Pero se preguntarán, ¿qué demonios hacia peleando en duelo con mis dos mejores amigos? Pues la respuesta es sencilla, me traicionaron.

Eso no era cierto, en realidad era porque se ofrecieron a ayudarme a practicar después de que les conté sobre los encapuchados. Había decidido hacerlo para que ellos también estuvieran alertas, pues temía que fueran tras de ellos al estar relacionados conmigo.

—Banderita blanca —grito Miles desde el suelo—. Paz y buena voluntad.

—Paz y buena voluntad—exclame con la respiración algo agitada, ya llevábamos más de una hora practicando—. Esto es horribe.

—Cada vez me siento más ágil —Hailyn sonó orgullosa y yo también lo estaba, llevábamos una semana practicando después de clases y cada vez mejorábamos más—, Kathrina Moonlight, ¿cómo lo haces?

—¿Hacer qué? —pregunte mientras me acostaba a su lado.

—Es que ósea, nuestros entrenamientos son pacíficos hasta cierto punto —se detuvo para tomar aire—. Pero cuando te enfrentaste a esos guardias eran demasiados y tiraban a matar.

—Tuve ayuda de Fier, se convirtió en un fénix y me ayudo con los guardias que venían volando —les recordé, pues ya les había explicado—. Y a los demás, simplemente los detuve con la caída de los arboles incendiándose.

—¿Qué es Fier por cierto? Me agrado cuando me lo presentaste, pero es una criatura extraña —exclamo Miles curioso, haciéndome recordar que cuando se lo presente habían terminado peleando entre ellos—. Aparte tiene un temperamento terrible.

—Ni él, ni yo lo sabemos específicamente —dije algo resignada, según lo que me comento Fier solo se había transformado cuando sintió que estaba en verdadero peligro, como si fuera su instinto o algo parecido—. Siento que tiene algo que ver con lo de mis poderes también, porque apareció justo cuando los obtuve.

—Bueno eso si Kath, pero si no puedes leer el libro no podrás saber que pasa —Hailyn tenía razón, debía poder leerlo para saber qué era lo que realmente ocurría—. Tendrías que ver nuevamente al árbol, porque es el único que ha tenido contacto con alguien con tus mismos ojos.

Esas palabras me habían hecho caer en cuenta de algo, pues hasta ese momento no lo había notado, haciéndome recordar aquella vez en la que Liarder me dijo porque me había dejado entrar a la biblioteca.

Me levante sobándome la cabeza por el golpe, lo mire acusatoriamente. Al ver mi expresión intento huir, pero me adelante a preguntar.

—¿Sabes algo verdad? —él se detuvo y volteo fingiendo confusión.

—¿De qué hablas? No te comprendo —cruce los brazos, esperando su respuesta—. Le prometí a alguien que no te lo diría, no me hagas romperla. Por favor.

—¿A quién se lo prometiste? —inquirí acercándome a él, haciendo que se pusiera nervioso—. Al chico que venía aquí, ¿cierto?

Fue mi única opción, considerando que no conocía a nadie más que hubiera entrado y que lo negara con la cabeza de forma insistente casi me lo confirmo.

—No. Bueno si —pensé que sería más difícil, pero creía que yo también soltaría todo así de rápido, si me interrogaran. O tal vez no, solo esperaba no tener que averiguarlo—. Solo te diré que él, tenía los mismos ojos que tú, por eso confié en ti.

Noté como cada palabra parecía raspar su garganta al salir, en serio le costaba romper esa promesa, así que decidí no preguntarle nada más. Solo sería una más, para confirmar mis dudas.

—Solo respóndeme una cosa, ¿hace cuánto tiempo hiciste esa promesa? —le cuestione ya más relajada—. Lo último que preguntare, lo juro.

Suspiro pesadamente, y con mucho esfuerzo respondió.

—He perdido la noción del tiempo, pero te puedo asegurar que fue ya hace muchos años —se dio media vuelta y se iba a marchar.

Liarder era la respuesta, no pensaba obligarlo a decirme nada que no quisiera, pero debía tener una larga charla con él.




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