La plática con Christopher había salido bien, aunque aún lo veía algo afectado, en cuanto a Mish ya lucia más recuperada y ni hablar de Odin que ya se había instalado en mi habitación.
Fier tenía razón, se iba a sobre poblar mi cuarto.
Mi teléfono sonó, avisándome que me había llegado un mensaje de WhatsApp.
Voltee a ver mi reflejo una vez, para descubrir que Hailyn me había hecho un maquillaje suave y plancho mi cabello deshaciéndose de las ligeras ondas naturales que tenía siempre. Me veía demasiado bien de hecho, intento persuadirme de no ir vestida tan yo, pero me negué rotundamente, además hacia un frio espantoso afuera y mucho más con la nieve que empezaba a caer en esas fechas.
—Ya no te ves tan horrorosa —dijo Fier, posándose a mi lado frente al espejo.
—Gracias Fier, tu siempre tan lindo —le conteste con sarcasmo, al parecer Hailyn ya se había acostumbrado a nuestras peleas puesto que ni siquiera se inmuto.
Mi amiga paso el peine por mi cabello una última vez y lo dejo sobre su tocador, me miro detenidamente a través del espejo y sonrió orgullosa.
—Quedaste increíble, deberías arreglarte más seguido.
Me sugirió ella antes de rosearme de su perfume por todos lados, ocasionando que comenzara a toser junto a Fier.
—Creo que ya es suficiente, no queremos marear al pobre chico —le agradecía a Fier por haberle arrebatado la botella de sus manos, hasta yo me marearía con tanto perfume—. ¡Esta perfecta así!
—Lo siento —se disculpó ella algo apenada—. Es que, por dios Kathrina, ¡es tu primera cita!
—No creo que sea una cita.
—Estás viendo y no ves, ¿eres ciega acaso? O por qué no te das cuenta de la forma como él te mira.
Claro que me había dado cuenta, pero no quería imaginarme cosas que tal vez no eran.
—Así nació, déjala —agrego Fier lanzándose sobre la cama—. ¡Tonta por nacimiento, no por convicción!
—Veremos qué pasa hoy —un golpe en la ventana se llevó la atención de todos, así que me acerqué corriendo hasta ella y logré visualizar ha Sawyer moviéndose impacientemente—. ¿Cómo supo cuál era tu ventana?
—Puse un encantamiento de ubicación, brilla color rosa desde afuera —asentí ante la respuesta de Hailyn, al mismo tiempo que algo en mi estómago comenzaba a removerse.
Abrí la ventana lentamente para no hacer ruido y comencé a preguntarme ¿cómo demonios me iba a bajar?, sin embargo, en cuanto sentí el aire helado golpear contra mí, solo me abroché mi abrigo.
—Hola.
Hable para llamar su atención, haciendo que posara sus ojos sobre mí.
—Hola —me respondió sonriendo—. ¡Lánzate, yo te atrapo!
—No creo que sea buena idea —sugerí lo obvio.
—¿Es la peor!, ¿quieres que muera? —lo regaño Hailyn poniéndose a mi lado.
—Confía en mí.
Vi su rostro transformarse mientras de sus labios salían esas palabras, casi en una súplica.
—Está bien.
— ¿Lo vas a hacer? —me cuestiono Hailyn sorprendida.
—Sí, ¿qué puede pasar?
—Que te mueras —agrego Fier a lo que yo solo rodee los ojos—. En todo caso pido tu teléfono.
—¡Suerte amiga! —me abrazo Hailyn—. Toma este gorro y esta bufanda.
—Gracias, vuelvo en un rato—le agradecí, mientras me ponía lo que me había dado—. O eso espero.
—No mueras —agrego Fier.
—No te preocupes, no lo hare.
Me acerqué a la ventana y subí al filo, recordándome a mí misma que estaba totalmente loca. Conté hasta diez en mi mente y me lance sin abrir los ojos, con la esperanza de que si no me atrapaba al menos caería en la nieve.
Me estaba preparando para el impacto, cuando sentí que pase arrastrándolo y caí sobre él aminorando el golpe, abrí los ojos y lo vi riéndose con mucho esfuerzo, así que rápidamente me levante para ayudarlo a pararse también.
—Te dije que confiaras en mi —me repitió sin dejar de reírse.
—En ningún momento dijiste que te ibas a ofrecer para ser mi para golpes —le dije comenzando a reírme junto a él, puesto que su risa era muy contagiosa.
—Seria cualquier cosa por ti, capitana —dejo de reírse en cuanto dijo eso y nos quedamos mirándonos fijamente durante unos segundos.
Sentía mis mejillas arder a pesar del frio que hacía y comencé a reírme nerviosa, tratando de ocultar el efecto que tenía en mí.
— ¡Me la traes luego! —exclamo Hailyn silenciosamente, llamando nuestra atención. Voltee hacia ella y efectivamente se encontraba recargada sobre el marco rosa brillante de su ventana—. ¿¡Me escuchaste!?
—Sí, te la regresare lo más pronto posible —le respondió con seguridad, tomando mi mano en el proceso—. Es momento de irnos.
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Editado: 04.01.2025