Memories: Verdades Ocultas [#1]

EPÍLOGO

Su ansiedad la estaba consumiendo, no podía dejar de mirar al juez y a las personas que se encontraban en el estrado. Según lo que ella sabía, estos también ayudarían a la deliberación final.

Kathrina se encontraba siendo juzgada ante la corte mágica por su desarrollo de la magia tardío. Aunque ella siempre supo que ese terrible momento llegaría, jamás estuvo lo suficientemente preparada para afrontarlo, aun así, ahí se encontraba.

Después de lo ocurrido se refugió unos días en un hotel en Travelers, hasta que decidió huir a Italia y pedir la ayuda de su tío. Solo fue cuestión de horas para que la policía llegara y la arrestaran, estuvo en un reformatorio para jóvenes brujos un tiempo, hasta que programaron su juicio, donde también se decidiría su futuro, y eso la tenía demasiado ansiosa.

En esos momentos transcurría el tercer y último día de juicio, los pocos que la apoyaban se encontraban nerviosos, pues el testimonio de Allen la había dejado como una amenaza ante los ojos de todos. Y tal vez lo era, pero él solo había contado su lado como víctima, así que jamás sabrían el porqué, o al menos eso pensaban ellos, pues Kathrina tenía un plan.

—¡Atención! —proclamo el juez por primera vez desde que regreso de escuchar un extraño testimonio anónimo, junto con las demás personas del jurado—. ¡Señorita Moonlight, le pido que pase al estrado por favor!

—Su señoría... —iba a objetar el abogado que había contratado su tío, pero el juez lo hizo callar con tan solo un movimiento de mano.

—¡AHORA! —un trago de saliva se deslizo por su garganta, al mismo tiempo que volteaba a ver a sus tíos y a sus amigos.

Se levantó poco a poco, sintiendo su respiración agitada, pero hizo todo lo posible por tranquilizarse. Caminó lentamente, apreciando cada paso más pesado que el anterior. No sabía lo que pasaría con ella y eso la aterraba, su destino pendía de una cuerda floja y parecía que eso último estaba totalmente en sus manos.

—Si su señoría —hablo nuestra protagonista con un nudo en la garganta.

—Tome asiento —le ordeno este y ella obedeció—. Esta vez yo le hare las preguntas.

La tranquilizo escuchar eso, pues la abogada que le hizo las preguntas la última vez no las había hecho del todo bien, y eso la había hundido más.

—¿Cuándo comenzaste a desarrollar tu magia? —lo miro directamente a los ojos como su tío y el abogado le habían recomendado, solo así podría notar la sinceridad en su respuesta—. Es muy curioso en realidad.

—Cuando mis padres murieron me desmayé y al despertarme en la camilla del hospital descubrí algo nuevo en mi —suspiro recordando ese momento—. La primera vez que se manifestó fue cuando me asuste al ver a la enfermera acercarse con una enorme inyección, la aguja de esta se dobló como si fuera de plástico, lo mismo sucedió con todas las demás. De ahí se iba revelando cada que tenía alguna emoción fuerte, fuera buena o mala —se detuvo para tomar un poco de aire—. Y siempre me asustaba cada vez que eso pasaba.

—¿Cómo aprendió a controlarla?

—Viendo a mis hermanos hacerlo, aunque los libros fueron de gran ayuda también —explicó ella—. Además, nunca me prestaban atención como para darse cuenta de las veces que practicaba sola en mi habitación.

El interrogatorio se volvió extenso, ella conto alrededor de veinte preguntas, pero por fortuna supo responder a todas.

—¿Alguna vez tuvo la intención de dañar a alguien usando su magia? —pregunto él juez, y ella por un segundo casi titubeo.

—No —respondió Kathrina sabiendo que no era del todo cierto—. El accidente que sucedió con la señorita Ariday y Allen tuvo razón, la cual ellos mismos provocaron.

—¿Qué razones tuvo?

Kathrina sonrió al ver cómo podría poner en marcha su plan, solo esperaba que funcionara, de lo contrario, lo más seguro era que fuera condenada.

—Es muy difícil de explicarlo, pero podría mostrárselo —sugirió ella.

Su mano comenzó a iluminarse de color vino y todos se pusieron alerta, pero el juez por alguna extraña razón no pareció inmutarse.

—Y, ¿cómo piensa hacerlo? —su curiosidad tenia sorprendidos a todos. es como si haber escuchado al testigo hubiera cambiado algo en él—. Eso es imposible.

—El encantamiento que inconscientemente use contra Allen no es de tortura, solo te muestra el sufrimiento de la persona, o lo que la bruja o el brujo quiera.

—Hazlo.

—¡Señor no creo que sea conveniente! —la abogada se quejó.

—¡El que decide aquí soy yo, abogada Mendeleiv! —contesto él enojado—. ¡Hazlo!

—Está bien, solo le advierto que esto puede doler un poco —la chica de los ojos de cristal hizo un ligero movimiento y su mano se volvió a iluminar—. Siente lo que yo sentí.

Unas pequeñas cadenas salieron de su mano y se enredaron en el brazo del hombre, desvió toda su atención al momento, más cuando detecto que el juez intentaba meterse a su cabeza también. En el reformatorio había conocido a una chica que la enseño a fortalecer su mente, así que no se inmuto por ello, estaba segura de que podría controlarlo.

Le comenzó a mostrar todo como lo hizo con el detective Forester, omitiendo algunas partes que no le convenía que fueran vistas por él. Lo hizo sentir todo lo que ella sintió en cada momento, luego trasmitió esa aura a toda la sala, pensando que tal vez así la comprenderían, aunque sea un poco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.