Capitulo 14

Desde el día siguiente, Henry comenzó a visitar a Don Manuel todos los días. Con cada encuentro, la tristeza por la inminente despedida de Misty se combinaba con la esperanza de crear algo que mantuviera vivo su recuerdo. Llevó consigo todas las grabaciones que había hecho de su gaviota: sus trinos, el sonido de sus aleteos y hasta los momentos en que conversaban.

Juntos, Don Manuel y Henry pasaron horas en el taller, trabajando en una maqueta que reflejara la esencia de Misty. Con cada detalle, desde el diseño del cuerpo hasta los colores de sus plumas, Henry se sentía más conectado con su amiga. Aunque la máquina no podría volar, sí podría mover su pico y sus alas, imitando los ruidos que Misty hacía.

Con el tiempo, la maqueta cobró vida. Henry la observaba fascinado mientras Don Manuel ensamblaba las piezas con una destreza increíble. La máquina era una hermosa representación de Misty, y cada día que pasaba, se sentía más orgulloso de su creación.

Finalmente, después de semanas de trabajo arduo, la máquina estaba lista. Henry la llevó a su balcón, el lugar donde Misty siempre se posaba. Se sentó en la silla, mirando la maqueta con nostalgia y amor.

—Aquí es donde siempre has estado, Misty —dijo en voz alta, sintiendo una mezcla de tristeza y alegría—. Cada noche, encenderé esta máquina para recordarte.

Esa noche, después de cenar, Henry salió al balcón y, con un suave movimiento, encendió la máquina. A medida que los sonidos de Misty llenaban el aire, el corazón de Henry se inundó de recuerdos. La maqueta movía su pico y sus alas, imitando a la perfección a su amiga.

—Siempre estarás conmigo —susurró Henry, sintiendo las lágrimas brotar de sus ojos. La máquina parecía cobrar vida con cada sonido, y en ese momento, se sintió más conectado que nunca a Misty.

Con cada noche que pasaba, encender la máquina se convirtió en una tradición. Era su forma de honrar a su amiga y recordar los momentos felices que compartieron. Aunque sabía que Misty algún día tendría que partir, también comprendía que su espíritu siempre viviría en su corazón y en esos ecos de su canto que lo acompañarían para siempre.