Dicen que la ansiedad es peor que el miedo, puesto que uno de ellos te prepara para atacar o huir, pero la primera te acecha de todos lados y al mismo tiempo dentro de ti, eso experimente hace un ya un tiempo señor detective, déjeme comentarle la experiencia que viví en la base aérea.
Hace un año aproximadamente yo era un simple militar que resguardaba un hangar, era la noche más fría del mes, el viento helado se sentía en mi nariz, ni siquiera mi bufanda pudo preservar el calor de mi cuerpo; la niebla acompañaba el posadero con un olor a sal de la costa cercana, el último par de aviones ya habían sido escoltados por un barco hacia su nuevo destino, la gran mayoría de militares ya se acobijaban en sus recámaras, pero yo no podía darme ese lujo… esa misma semana mi capitán me encomendó el cuidado de un avión militar conocido por todos como “El jinete”
Se dice que su particular nombre se dio debido a que solo se ha visto surcando los cielos en una guerra de un país distante, su supuesto piloto murió de un ataque cardíaco pero la increíble maquinaria no parecía inmutarse. Entre al almacén viejo y oxidado, poseía hasta goteras que chocaban con los tubos de acero, el repicar constante era fácilmente ignorado por los que ya estaban acostumbrados, yo tenía meses de experiencia solo debía hacer lo de siempre.
Camine junto a la majestuosa máquina, era una obra de arte hecha por los mismos dioses, tenía agujeros y rasguños del viento que enaltecen su pasado bélico, apunte con mi linterna levemente a la puerta del piloto y me di cuenta que algo brotaba de la cabina, parecía una sustancia más densa que el agua, me agache y la toque con los dedos, sospeche una fuga de aceite, pero mi mano atestigua algo mucho más escalofriante, era sangre.
Mi susto era instantáneo tenía muchas preguntas, pero mi deber era el socorrer, me fije que la cantidad no era de una simple herida, parecía derramarse a montones a través de los orificios de la compuerta, intente ingresar a la fuerza, pero no se me permite, lo cual no tenía sentido una puerta tan antigua y abollada la cual debería ser fácil de vencer, pero, sentía que alguien estaba haciendo contrapeso.
Me bajo de los escalones y gritó pidiendo ayuda, pero nadie atendió mi llamado, decidí utilizar mi radio, pero solo era audible un incómodo sonido de estática que hacía imposible la comunicación, me giré rápidamente a la entrada del lugar con el fin de salir, pero algo más tenebroso sucedió.
Vi la figura de un hombre con un agujero en su pecho, su muñeca izquierda estaba girada 180 grados y sus rodillas estaban rotas hacia dentro, la sensación de agonía se hacía inminente, era desgarrador el aspecto del hombre, cada vez que deseaba huir me acercaba más y más ante este ente, ya no era dueño de mi cuerpo, no era una simple curiosidad era una gravedad que me llevaba hacia la enigmática criatura mientras más cerca más podía escuchar chillidos distorsionados no provenientes de sus labios si no de su inexistente corazón, la sangre de sus ojos huecos empezó a deslizarse por su piel deteriorada, una niebla celeste lo camuflo ya sin divisar decidí acercarme más con la esperanza de que sea un sueño y el susto me despertara, pero cuando me llene de valor ahora mi cuerpo se quedaba inmóvil.
Una lluvia impactó el tejado del hangar las goteras aumentaron tanto su flujo que ya era imposible ignorarlas, los ruidos electrónicos habían desaparecido pero ahora llegaba un nuevo sonido, uno más inquietante, se trataba de los motores del jinete que empezaron a rugir, tanto las luces como las palancas empezaron a interactuar por cuenta propia el espectral artefacto por medio de sus heridas metálicas emanaba aún más sangre pero sus quejidos mecánicos daban la ilusión de un llanto de dolor, este río carmesí pintó todo el suelo donde yo me ubicaba, rápidamente me subí a un container para intentar evitar el contacto pero ahora las puertas y la autopista del avión parecían actuar por sí solo.
La nave supuestamente averiada comenzó a moverse, corriendo a una velocidad vertiginosa arrancando y surcando el cielo nocturno, tapando así la luna llena que vestía la velada, dejaba una característica marca de sus llantas después del furtivo momento mi mente ya estaba entrando en razón mi nueva misión era informar, era imposible que nadie se diera cuenta, me movilicé hacia el túnel a mi máxima velocidad mi trayectoria era irme por la base, aunque no podía ver nada seguía a mis piernas a un ritmo ininterrumpido
Logre llegar a duras penas al patio de entrenamientos y solicito auxilio, pero al caminar unos pasos más choque contra algo sólido, no lo distinguí al principio, pero era un cuerpo me sentí aterrado y lo tome para levantarlo, pero al percatarme no parecía el único, una aglomeración de cadáveres se esparció por todo el lugar todos eran de distintas personas, pero tenían algo en común, tenían las mismas heridas que esa cosa que vi en el adentro.
Solté con horror a quien cargaba e intente huir por el punto de control, pero no importaba cuanto corriera siempre me llevaba al mismo patio, al mismo punto, mi desesperación era tremenda pero luego pasó lo peor vi un montón de figuras dañadas como el resto, pero esta vez llegaban corriendo como asustadas y nerviosas eran diferentes " yo " pero ya sin ser humanos… tome el arma…. tome mi maldita arma y les dispare no tuve más opción estaba aterrado. Sus murmullos ya eran un himno en mi cabeza, no sabía que sucedía, si dios estaba enojado o el diablo me quería con él, pero ya por fin cuando deje inertes cada uno de esos escuálidos seres niebla se disipó, mi cartucho ya estaba vacío pero mis ojos se focalizaron a lo que estaba enfrente mío era El Jinete.