Era la noche mas oscura que mis sentidos alguna vez pudieron captar, los truenos rompían el silencio de la mansión, su voluminosa luz daba visión de lo que pasaba dentro de esas gigantescas paredes, ya parecía que el tiempo hubiera mancillado la belleza arquitectónica del lugar, el suelo estaba agujerado, las mesas estaban funestas y sus manteles desparramados.
Sus tapices verdes estaban rasgados dejando ver las paredes amaderadas, pero también estaban manchados de lo que parecía sangre, yo había vivido ahí por años pero ahora era irreconocible, hice todo por buscar ayuda pero el terror me consumía, la podredumbre se apoderaba de los pasillos, corrí lo más rápido que pude por el corredor decorado de ventanales rotos que esparcían sus trozos por las laminas de roca , me lastime y empezó a emanar algo de sangre, dejaba un hilo de gotas que me seguirían hasta la siguiente puerta, la cual a pesar de su inmensidad parecía que algo hubiera entrado que casi no cabía, estaba rota de par en par y sus escombros estaban posteriores a su marco.
Mi ansiedad se apodero de mí, tenía que encontrarla antes de que le pasara algo malo, pero por la velocidad a la que iba no me percate de el ambiente y tropecé torpemente con algo duro, como un saco de rocas, al acercarme me percate de una horrible verdad, era el cuerpo de uno de nuestros cocineros, estaba boca arriba y sus ojos expresaban el mas profundo terror, ya estaba azul y fétido, sus uñas ya estaban despojadas de su ubicación y atravesó de todo su torso se podía ver como se le habían arrancado trozos de forma deliberada, sus entrañas eran visibles y su sangre ya estaba seca en sus utensilios de cocina, al seguir adentrándome para llegar al otro lado del área de alimentación vi como un montón de cuerpos humanos estaban desparramados hacia la entrada.
Un mensaje en sangre en la puerta de metal me amenazaba, a pesar de que yo no entendía su significado parecía recién escrito con la sangre de los hombres de la mansión, había unos decapitados , otros tenían los miembros colgando de sus articulaciones y tendones, otros se les había desechado la piel y su musculo era fácilmente visto, algunos tenían sus ojos fuera de sus cuencas y sus quijadas estaban desencajadas, llore a mis adentros pero luego lo exteriorice, mis chillidos no deberían ser escuchados, lo que haya hecho esto deberá estar cerca, pero igual tenia que protegerla a ella.
Tome valor y pase por la puerta de metal con dificultad, era demasiado pesada para mí, pero llegue al salón principal el cual parecía el lienzo macabro de un ente del averno, en el piso inferior a donde yo estaba vi como todas las pareces y suelo estaban impregnadas de sangre, pero logre oír unos pasos familiares, estos eran los de la chica que jure proteger, baje con destreza y prontitud los escalones y al llegar al suelo logre verla, ella estaba en su hermoso vestido blanco holago pero se había al igual que el ambiente tintado de carmesi, no parecía oírme, sin importar cuando ladrara ella era inmutable a su pazo lento hacia la pared opuesta a nosotros.
Delante de ella solo había una inmensa oscuridad, pero de esta misma surgieron centenares de ojos que miraban en lugares distintos pero mi desorientada ama al estirar sus manos hacia arriba hace un chasquido de sus dedos, al unisonó todos los ojos la miran y crecen en tamaño y cantidad, ahora colgándose del techo como un racimo de uvas, estos dejan caer algunos glóbulos oculares a las palmas de ella, luego el ente de la oscuridad se fija en mi que no pare de hacer ruido, intente hacer entrar en razón a la futura víctima de ese ser.
Por desgracia atravesó de las sombras del suelo un tentáculo de oscuridad asecha a mi propia sombra y al arrastrarla me arrastra a mi , suplique y luche con fuerzas mientras mis garras rasgaban el suelo, deje mi firma de desesperanza en esas cordilleras de madera, pero fue con tanta fuerza con la que me jalo que hasta me robo mis propias patas, ya sabiendo que era mis últimos instantes mire de nuevo aquella chica con la que me crie y pensando que al menos algo había valido la pena, solo una risa burlona es mi despedida antes que las fauces de estos ojos carcoman mis carnes