Menguante

Capitulo 5. Deidades.

Solo escucho los goteos del agua cerca de mí, haciendo que mi conciencia vuelva a incorporarse, permitiendo que mis ojos se abran de par en par, pero mis parpados, así como mis extremidades me pesaban mucho, estaba boca arriba en un suelo frío y rocoso que raspaba mis codos, solo logro visualizar unas fuentes de luz a mi alrededor. Me levanto con algo de dificultad, me asemejaba a un ciervo, bebe en sus primeros pasos, al lograr estabilizarme pude ver que lo que estaba a mis costados eran unas antorchas que tenían una llama bastante vivida, paso mi mano por todo mi uniforme de explorador como me temía todas mis pertenecías estaban extraviadas, tomo la madera de mi primitiva linterna y a punto hacia al frente.

Estaba atrapado en un gran corredor de estas ruinas que parecían mesoamericanas, las plantas colgantes penetraban las paredes y techo, había huesos humanos regados dentro de recámaras funerarias en la parte inferior de los murales me inquiete mucho, se supone que estaba con mi equipo de antropólogos hace unas horas, pero por mi intrépida curiosidad termine en un pasadizo poco explorado.

 La herida en mi cabeza y el eco de mi habla al intentar comunicarme con ellos evidencio que arriba había algo, al observar sobre mi cabeza había un inmenso agujero por donde al parecer caí, pero fue sellado por telarañas que parecía nieve, me aterré tanto que caí desplomado al suelo, el tiempo en el cual tenía que estar atrapado debía ser inconcebible.

 Mi antorcha rueda varios metros lejos de mí por mi accidente, su flama seguía intacta y enfocaba la poca periferia alrededor de ella, me arrastro para tomarla antes que se detuviera, pero algo entorpece su avance, algo blanco al levantar la luz estaba enfrente de mí, un esqueleto humano con una expresión de terror, grite brutalmente y me levante de golpe.

El cadáver humano estaba desparramado en el suelo, intacto a pesar de lo viejo, pero sus manos estaban atadas a esposas hacia la pared, en medio de las recámaras donde los otros restos humanos descansaban, sabía que estaba en un lugar peligroso, empecé a sudar mi piel se tensó como las cuerdas y mi respiración se agitó como las turbinas, maldecía mi curiosidad, pero ella sería la única que me acompañara en mi búsqueda de una salida.

 En mi lenta caminata movía la antorcha de un lado a otro intentando buscar un umbral al cual guiarme, pero en esas paredes mohosas había inscripciones, letras irreconocibles en un idioma moderno me acerque a estas y las toque con las yemas de mis dedos, eran grabados en una piedra que parecía filosa que manifestaban también figuras de los que parecían seres divinos, uno en concreto compartía rostro de nube y cuerpo de hombre, luego había una mujer en la cual sus ojos eran estrellas, pero había otro demasiado extraño a los costados era una inmensa sombra negra como la brea que posee incontables ojos en todo su cuerpo. Sus pupilas miraban en direcciones totalmente distintas, al seguir este dibujo rupestre vi que pasaba sobre el arco de una gran puerta que estaba enfrente mío, una luz esmeralda era lo suficientemente vistosa como para opacar mi antorcha, al fijarme al otro lado vi que el dibujo del extraño ser cubría toda la pared de la entrada, si se trataba de un ser mitológico para esta cultura perdida debía ser muy importante.

 Muerdo mis labios con algo de nerviosismo y paso dentro de la gran recámara luminosa, era un gigantesco manantial con forma circundante, en medio de la figura geométrica había agua del color de las plantas y se escuchaba como el líquido se precipitaba de las rocas superiores que al detallarlas tenían formas de nube, las esculturas de los seres que ya había visto estaban posicionadas como las señales cardinales, en perfecta simetría.

 Me acerqué al abismo acaudalado y en su fondo las rocas ya parecían erosionadas por el fluido verde, pero igual estaban en buen estado, había rocas afiladas que apuntaban hacia arriba, como chuzos de hielo o lanzas en falange, el que por accidente fuera víctima del descuido o del torrente su destino estaría sellado, el empalamiento sería su tumba.

Como arqueólogo que era no podía dejar de impresionarme por la belleza del lugar, a pesar de su inmensidad y su cuerpo cóncavo algo me seguía inquietando, como una especie de energía emocional irradiaba de mis poros, sabía que tenía que salir de ahí, recordé los esqueletos detrás de mí, ese caldo de cultivo de emociones me hizo sentir impotente me quedé estático y justo cuando la brisa helada del lugar empezaba a acariciarme un temblor interrumpe mi ataraxia.

Las estatuas de los dioses que miraban fijamente la cascada hora se giraban y me miraban fijamente, se empezaron a resquebrajar esos cascarones de roca y empezó a nacer una luz tan intensa como el sol por medio de sus grietas, me aterre y mi corazón era testigo de aquel sucedo paranormal, corrí hacia la misma puerta en la que entre, pero una inmensa sombra yace de la entrada, ahora cubriendo gran parte de ella, los ojos del dibujo ahora se encarnan y deslizan atravesó de su nuevo tamaño, todos siguen mirando a todos lados menos a mí.

Un sollozo de mi garganta escapa de mi boca, todo esto era demasiado para alguien como yo, la luz de los seres por fin se estableció por completo asemejando al mismo día veraniego en el cual me vi atrapado, mi sombra se proyecta frente a mí, baje la mirada y la detalle como lo único semejante a mí, era lo único seguro que tenía y justo cuando por fin tengo algo de tranquilidad en mis adentros una fuerza titánica me jala hacia atrás.

Soy despedido y robado de mi motricidad, al girarme solo vi el sol, mis carnes empezaron a incomodarme y mis huesos a pesarme, luego sentí el agua, pero ya no era fría ni caliente, solo era la sensación fluvial, como si todo el universo viajara a través de mis cicatrices y toda la existencia habitará mis venas. Ya no tenía vista, pero podía ver, ya no tenía extremidades, pero podía sentir, ya no tenía mente, pero podía pensar, eso era todo lo que sabía, pero al mismo tiempo me daba la sensación de que todo era a mi semejanza, en lo que parecía un portal vario color al llegar a su final me quede en un lugar totalmente distinto, era el cielo.



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En el texto hay: misterio, miedo, terror

Editado: 19.07.2022

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