Cerré la puerta detrás de mi recargando mi espalda en ella, la bolsa que llevaba en mano cayó al suelo. Las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, esto no puede estar pasando... Después de tres años, ¿Ellos se atreven a aparecer en mi vida?...¿Por que?...¡Yo estaba bien sin ellos!.
Reflexioné mis rodillas contra mi pecho y llevé mis manos a la cara mientras soltaba sollozos.
¿Por que me hacen esto a mi?
- Basta - me dije a mi mismo - basta.
Con brusquedad limpié mis mejillas con la manga de mi suéter rojo y me levanté, agarré la bolsa nuevamente y caminé hacia la cocina.
Ellos no merecen mis lágrimas, ellos no merecen nada de mi... pero... algo pasó cuando miré por breves segundos a Liam, mi parte sobrenatural se agitó en mi interior, tengo un buen control con ello incluso para ocultar mi olor felino, pero por unos segundos sentí que mi lado animal iba a tomar el control, eso nunca había sucedido. Lo bueno es que pude mantenerlo bajo control. Por un momento temí que ellos se dieran cuenta.
Me encaminé a la cocina dispuesto a cenar, dejando la bolsa en la mesa y la mochila que llevaba en una de las sillas, giré hacia la alacena y poder sacar un plato, de la nevera saqué un jugo embotellado de manzana. Comencé a comer después de servir la comida que había comprado.
Bocado tras bocado fui terminando todo, tomando el último sorbo del jugo, me levanté y me dispuse a lavar todo lo que había usado igualmente tire la botella vacía en el basurero.
Agarré la mochila otra vez y me dispuse en ir a la habitación, sin detenerme fui directamente al armario para abrir la puerta secreta. Una vez dentro, tiré la mochila en la mesa de cristal, tras unos pasos mas me detuve frente a los ordenadores para abrir el archivo que la señora seguramente ya a enviado. Y no me equivoqué, apenas prendí la computadora apareció el archivo. Arrastrando la silla giratoria hacia atrás me senté y me dispuse en abrir el archivo.
La poca información que pude leer en ella no era de mucha ayuda, sólo estaba la fecha de nacimiento del chico, el nombre, Matthew Anderson Clark. Y una foto de cuando era bebé, un pequeño rubio de ojos azules, algo se me hace conocido en ese bebé, pero no se que.
Es como si conociese al ahora chico, pero eso es imposible, por el simple hecho que no conozco a nadie con ese nombre. Intentando buscar alguna información en el sistema de registro civil, comencé a trabajar en ello, tal vez encuentre algo que me sea de ayuda, como por ejemplo, los padres del niño perdido, se que no soy de los que se involucran en las vidas de los clientes y tampoco les tomo importancia sobre quienes son o a lo que se dedican, pero esta vez es necesario.
Tras unos minutos descubrí que los padres del niño perdido son los famosos empresarios de JKMOTORS, una compañía tan grande. Aunque lo mas extraño es que la mujer tiene de esposo a otro hombre, según la información que obtuve tras una investigación es que su primer esposo sufrió de un asalto siendo asesinado en el proceso, el culpable jamás fue encontrado y ese mismo día el hijo de la familia desapareció dejando devastada a la mujer que tras unos meses sufrió de un accidente automovilístico quedando inválida. Pero a pesar de eso, según los medios ella no dejó de trabajar en la compañía de su esposo. Tiempo después se casó con el vicepresidente de la compañía, Frank Brown.
Lo mas extraño aquí es que el hombre tiene antecedentes criminales, lo que me hace sospechar que ese hombre pudo ser parte de todo lo que sucedió con la familia Anderson. ¿Como recopilé esa información?... Además de ser un mensajero y un hombre pantera, soy hijo de un sheriff y e aprendido cosas, además de que soy un buen hacker, no tan bueno como la señora pero casi la alcanzo de nivel.
Cansado de tanta investigación intentando averiguar si mis sospechas para con el hombre son ciertas, decidí ir a descansar un poco, mi tarde-noche no a sido la mejor.
Después de todo reencontrarme con personas no deseadas me a afectado emocionalmente.
Me dejé caer en la cama matrimonial boca abajo con los brazos extendidos. Me sentía demasiado exhausto y eso que no hice nada trabajoso. Supongo que ver a la manada y a mi padre a creado una revolución de malos sentimientos en mi y eso me a dejado mas que agotado.
Mis párpados se fueron cerrando aun estando de esa manera acostado pero me importaba poco lo único que deseaba era descansar.
****
Desperté tras un ruido como si un vaso de vidrio se hubiese caído y se hubiese destrozado creando un estruendoso sonido. Miré a mi alrededor, cuando no reconocí el lugar en el que me encontraba me senté de golpe en la cama, pero mirándolo bien estaba acostado en el piso... ¿Donde demonios estoy?.
Las paredes estaban cafés, lo que algún día debió de ser blanco. Una ventana se podía apreciar al lado oeste de la habitación, lleno de suciedad, y el piso estaba regada de hojas secas.
Apoyándome con la mano me puse de pie, dí unos pasos por lo que las hojas secas crujió bajo mis pies, mis ojos distinguieron una puerta de madera entreabierta que parecía apunto de caerse de su lugar. Caminé hacia ella y con cuidado la abrí para poder salir del lugar desconocido en la que estoy.
Un pasillo oscuro es lo primero que pude ver, tragué grueso, esto no me está gustando nada, hasta ya parece que estoy en una película de terror.
- ¿Hola? - hablé en voz alta, esperé por una repuesta que nunca llegó, armándome de valor di pasos vacilantes por el pasillo. La oscuridad me abrazó conforme iba avanzando.
- ¡Que te pasa! - una voz se escuchó al final del pasillo donde una luz blanca comenzó a brillar.
- Hola - alce la voz caminando esta vez de manera rápida hacia la luz.
Pero aun así no obtuve respuestas. Al llegar a la luz, esta me envolvió por completo cegándome por completo. Me tapé los ojos con el antebrazo, cuando todo eso pasó, descubrí mis ojos y abrí los párpados ya que los había cerrado. Lo que vi después me dejó en asombro.
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Editado: 05.03.2020