Mensajero Nocturno®

Capítulo 9. Verdad dolorosa.

xxx.

Iba caminando por el pasillo que me llevaría a la habitación de mi esposa, últimamente la notaba cansada y decaída, sabía el por que de eso, el día de la ceremonia se acercaba y ella siempre se ponía sentimental, cada año celebramos el cumpleaños de su hijo perdido, se que es duro para ella el haber perdido a su bebé a tan solo un año de nacer pero ya debería de superar ese suceso, pues ya han pasado mas de diecisiete años, pero no tenía el valor de decirle aquello, no por que sabía que eso la lastimaría mas.

Aprecié como ella abrió la puerta de su habitación y prendió la luz, pero justo cuando iba llegando a su lado me detuve al escuchar el nombre que salió de sus labios.

- ¿Dylan? - preguntó ella mirando el interior de la habitación sin entrar por completo.

El que haya dicho ese nombre me tomó desprevenido. ¿Por que ella había mencionado ese nombre después de dieciséis años?. 

- No espera... - movió su silla de ruedas lo mas rápido que podía adentrándose en la habitación.

Aun confundido por lo que estaba pasando la seguí y entre detrás de ella encontrándola cerca de la ventana mirando hacia afuera.

- Cariño, ¿Que haces aquí?, es peligroso - le dije jalando la silla de ruedas para atrás, alejándola de la ventana.

- Era él, Frank, era él - dijo mirándome a los ojos.

- ¿Quien?... ¿De que es lo que hablas?.

- Dylan, era Dylan, se que era él - repitió el nombre y no pude estar mas confundido - el hombre que acaba de saltar por la ventana era Dylan - insistió.

- Cariño, Dylan murió hace dieciséis años ¿Lo recuerdas?, él murió en el accidente de auto con su esposa e hijo - le recordé.

- Pero... - se quedó callada por unos momentos - tienes razón, él ya está muerto - soltó una risa nerviosa y se tocó la frente con una de sus manos - creo que las pastillas me están haciendo ver alucinaciones.

Me la quedé mirando en silencio por unos segundos.

- Deberías descansar - le dije - ven, déjame ayudarte - sin darle tiempo de responder, la tomé entre mis brazos y la alce para llevarla a la cama y con cuidado la fui acostando para después cobijarla con el adredón hasta su pecho.

- Gracias - me sonrió.

- Descansa - deposité un suave beso en su frente y me alejé, antes de salir apagué la luz y cerré la puerta.

Mientras iba caminando por el pasillo pensaba en lo que acababa de pasar, bajé las escaleras para ir a mi oficina y continuar la conversación que dejé pendiente con los directores ejecutivos sobre el nuevo lanzamiento de un auto que pasaría a ser una gran historia en el mundo de la tecnología científica.

Pero antes mandé a llamar a mi asistente personal con uno de los empleados de la casa. Tomé asiento en la silla de mi gran escritorio esperando por mi asistente mientras mis ojos recorrían cada esquina de mi oficina que estaba llena de puros libros, en el centro había un par de sofás con una mesa baja en medio.

Tocaron la puerta y luego se abrió, mi asistente entró y tras una leve reverencia se acercó. El hombre se iba poniendo mas viejo con cada día que pasaba, pero me gustaba tenerlo a mi lado por que me era fiel en todo y jamás contradecía mis palabras.

- Buenas noches Presidente Brown - saludó - ¿Me mandó a buscar? - inquirió.

- Así es - respondí - algo a pasado y me tiene con las dudas... mi esposa dijo que vio a un hombre saltar por la ventana de su habitación.

- Oh dios, ¿Ella se encuentra bien?.

- Si, pero eso no es lo importante, ¿Sabes a quien dijo que se parecía? - el hombre negó con la cabeza - a Dylan Brown Walker.

- Pero eso es imposible, ese hombre murió hace dieciséis años - dictaminó sorprendido - quizá solo se haya confundido por el miedo.

- Ese es el problema Oliver, ella no es de las mujeres que se confunden, cuando dice algo es por que es la verdad... aunque se me hizo raro que ella misma haya confesado que solo estaba alucinando echándole la culpa a las pastillas que toma, ella nunca había hecho algo así.

- Que quiere decir con eso - indagó mi asistente.

- Sospecho que tal vez Dylan aun sigue vivo, por eso mismo te llamé - lo miré detenidamente - quiero que lo busques, quiero a ese imbécil frente a frente y acabarlo con mis propias manos.

- A la orden señor, haré todo lo posible para hallarlo.

Tras decir aquello salió de mi oficina dejando me solo.... Solo espera que te atrape Dylan y acabaré contigo.

Stiles (alias Tony).
      

Me quité los tenis y entré a mi casa, lanzando la mochila en el sofá dejé el cofre en la mesita. Me quedé parado mirando el cofre sin saber como abrirla, me llama tanto la atención, suelto un suspiro pesado y me dejo caer sentado en el sofá. Mis pensamientos se pierden en el momento en el que vi la foto en aquella casa. Mamá nunca me había hablado de esas personas, ni siquiera los había mencionado ni una vez. Es extraño todo esto. Sinceramente no comprendo nada.

Tomé nuevamente el cofre entre mis manos y la miré de cerca, si tan solo tuviera la llave para abrirla, si tan solo me hubiera dado tiempo de buscar dicha llave ahora mismo estaría descubriendo lo que esta cosa contiene adentro. Vuelvo a suspirar, deslicé el cofre de nuevo en la mesita y una de mis manos va a parar en el dije de mi collar para acariciarla levemente, mi madre me la regaló antes de morir, cada que me siento nervioso siempre termino tocando el dije que tiene forma de una diminuta llave.

La pantalla se prende de repente y la extraña figura aparece moviéndose como una lombriz mientras la escandalosa risa se escucha por las bocinas.

- Mensajero... creo voy a renunciar al trabajo de buscar al niño perdido - dijo la señora una vez se calmó la risa.

- ¿Por que? - me parece sospechoso que diga eso.

- Por que no quiero que te involucren en un problema, creo que tenías razón al decir sobre la posible trampa - declaró.




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