Capítulo 14. La voz

Me golpee la cabeza repetidas veces con la puerta que daba paso a las escaleras de emergencia, soy un tonto, un completo desquiciado... ¿Por que demonios había actuado de esa manera?. Diablos, debí haberme detenido, pero el impulso ganó mas que mi razonamiento, ahora estoy seguro que esas chicas han de tenerme miedo.

Quiero que la tierra me trague y que me escupa en el desierto donde luego una serpiente me muerda y pueda morir. Pero es que no pude evitar enojarme cuando escuché como ellas les contaba de mi a la manada. Yo, como siempre me estaba dirigiendo a las escaleras de emergencia después de ir a los servicios, pero cuando escuché mi nombre salir de los labios de Katia y Kiara mis pasos me llevaron en dirección contraria a la que iba.

Creo que últimamente se me está haciendo difícil controlar mis actos y emociones, aveces me gustaría simplemente desaparecer de la faz de la tierra, pero como es obvio eso no se puede.

El timbre volvió a sonar después de unos minutos mas, pero en lugar de ir al salón lancé la mochila en uno de los escalones y me dejé caer de trasero al piso, ir a clases era algo en la que no tenía ganas, si sigo de esta manera terminaré repitiendo el año, estoy perdido ya no se que pensar, todo lo que está pasando me está dejando sin fuerzas para seguir.

Necesito unas vacaciones de manera urgente.

Suspiré al mismo tiempo que me llevaba las manos en la cabeza, cerré los ojos con fuerza dejando salir mi frustración en un grito ahogado, creo que terminaré volviéndome loco.

Con pesadez dejé caer mis manos a los costados mientras centraba mis vistas en la pared pensando en como seguir con la investigación que respecta al señor Frank, pero también está ese gran inconveniente sobre los policías que andan buscando al mensajero por el caso del asesinato, todo se está enrollando, ya ni se que es lo que debo hacer primero, si investigar y encontrar al verdadero asesino del hombre o buscar respuestas sobre lo que verdaderamente pasó con mi familia.

Agarré la mochila y poniéndome de pie caminé fuera de mi escondite cerrando la puerta detrás de mi con un sonido fuerte. Guiando mis pasos por el pasillo silencioso y solitario estuve reflexionando sobre los problemas que tengo, decidí que primero debo resolver el lío con el asesinato, todo eso está relacionado por alguna razón con Frank Brown, ¿Será que ese hombre fue quien mando a matar al otro hombre? Si ese fuera el caso no me sorprendería en lo absoluto.

Pero debo tener pruebas suficientes para poder limpiar el nombre del mensajero por que por lo que e visto muchos ya están empezando a tenerle miedo al mensajero y eso es algo que no voy a permitir, desde el tiempo en que llevo trabajando como mensajero nunca me habían señalado como un asesino. 

Doblé en una esquina para seguir caminando en dirección a la puerta principal, pero prontamente el aroma de Liam atravesó mis fosas nasales, alcé la mirada en dirección del pasillo derecho que llevaba hacia los baños y pude ver al rubio caminar hacia mi ya que tenía que pasar por mi lado para poder ir al salón.

Me detuve en medio del pasillo sin dejar de verlo, él al percatarse de mi presencia se detuvo también a unos dos metros lejos de mi, su mirada azulada demostraba cierto temor. Sentí un extraño escalofrío recorrer mi cuerpo entero, retomando mi caminata acorté la distancia entre los dos,  me sorprendía no verlo con Scott, cuando estaba a solo un paso de él, el chico intentó alejarse pero rápidamente le agarré del brazo.

- Espera - hablé con voz suave para darle confianza, Liam se me quedó mirando y repentinamente ya no supe que mas decir, un nudo comenzó a formarse en mi garganta y mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas.

¿Que me sucedía?... Tal parece que tantos sentimientos y emociones acumulados me estaban afectando, descubrir mi pasado, ver de nuevo a la manada, creo que después de todo aun no me e desahogado por completo, Liam siempre había sido el único que nunca me lastimó pero tampoco me defendió de los demás aun así no le guardaba rencor a él, algo en mi no me permitía odiarlo y ahora siento que lo necesito a mi lado.

- ¿Si? - su voz me sacó de mis pensamientos, levanté la mirada ya que al parecer la había bajado.

- No... No es nada - dije despacio y en voz baja - puedes seguir tu camino - lo solté lentamente. 

El nudo se hizo cada vez mas grande, tenía tantas ganas de llorar, bajé la mirada y comencé dar unos pasos para alejarme de ahí, pero sentí como me agarraron del brazo deteniendo mi andar, las manos de Liam mantenían aprisionadas mi brazo, subiendo las vistas de ese lugar a su rostro vi que él estaba mirándome fijamente.

- ¿Te encuentras bien? - preguntó con preocupación, supuse que se había dado cuenta de mi estado, no sintiendo las fuerzas de hablar negué con la cabeza.

Nos quedamos mirando en silencio por unos momentos. Sus ojos azules brillaban como nunca lo habían hecho, o al menos no me había dado cuenta de que sus ojos eran realmente hermosos.

- No - respondí después de un rato.

Por alguna extraña razón deseaba ser completamente sincero con él, algo en mi interior me decía que puedo confiar en él, que Liam será la persona adecuada que podrá ayudarme en un futuro no muy lejano. No comprendo muy bien esta sensación pero quiero hacer lo que siento que es correcto.

- ¿Quieres decirme que te pasa? Claro si es que quieres - dijo sin dejar de mirarme a los ojos.

- Ven - alejando mi brazo de su agarre esta vez fue mi turno de tomarlo de la mano, su rostro no tardó en ponerse rojo, cabe recalcar que se veía muy lindo.

Comencé a caminar jalándolo conmigo de paso.

- ¿Adonde me llevas?, debo ir a clases - se quejó pero aun así no hizo el esfuerzo de soltarse.

Ignorando su pregunta seguí caminando hasta salir del edificio por la puerta que llevaba a la parte trasera donde se podía apreciar el campo verde, sin detenerme y sin soltar al rubio seguimos caminando un par de minutos hasta llegar a un hermoso lugar que al parecer nadie sabía de su existencia ya que quedaba algo alejado del edificio y teníamos que pasar por un pequeño tramo de árboles y arbustos.