A veces nos preguntan ¿Si tú pudieras regresar en el tiempo y cambiar algo de lo que has hecho, lo harías? yo sin dudar respondería "sí" las personas que dicen cursilerías como ''no, todo pasa por algo'' son estúpidos, o eso creo. Yo antes pensaba diferente.
Pero después de haber hecho tantas cosas por las que me arrepiento no deberían exigirle mucho a mi optimismo. Por mis actos más de la mitad de mis amigos han desaparecido y los que siguen aquí me odian...o eso supongo, tal vez es demasiado pesimista de mi parte.
Sin embargo esto no tendrá sentido si comienzo por aquí ¿Acaso no todo esto empezó con zombies? Algo así...
Aburrida, veo al pizarrón blanco lleno de ecuaciones y dibujos mal hechos con el ya acostumbrado pintarrón negro . Las sienes me palpitan después de pasar media clase pensando ¿Cómo quieren que calculemos la profundidad de una piscina irregular si solo nos dan su diagonal? Volteo a ver a Chucho, uno de mis mejores amigos, está escribiendo frenéticamente la tarea atrasada de inglés en su respectiva libreta sin prestar la más mínima atención al problema de matemáticas que tantas molestias me causa.
-Pss, Jesús- le susurro mirando de reojo al maestro que revisa minuciosamente las listas de asistencia sobre su escritorio de metal ligeramente carcomido tras los años de uso. Frente a él varios de mis compañeros de clases, inquietos, se forman en fila con la expectativa de entregar las consignas atrasadas y obtener aunque sea el 50% de su valor para así pasar el bimestre.- "Chucho"- lo llamo de otra manera esperando que me preste atención.
-Mande- me responde mientras se inclina en su asiento para alcanzar un lapicero que se le debió de haber caído, su flojera escolar le impide pararse por lo que solamente extiende su brazo y con las puntas de los dedos intenta levantarlo, me parece que así pierde más energía y tiempo que si lo hubiera hecho de la forma convencional, pero yo no soy quien para criticar porque al fin de cuentas todo esto es por un simple lapicero.
-¿Sabes dónde está Peter? No ha venido y él está en mi equipo de cálculo, si no aparece nos afecta a todos en la exposición.- Con el lapicero en mano Chucho sonríe y suelta una leve carcajada antes de cerrar sonoramente la libreta de inglés dando a entender que terminó de copiar, se reclina relajado y sube los pies en la paleta de escribir.
-Seguramente quedó en coma después de la cachetada que le dio su mamá al enterarse que reprobó más de cuatro materias- Yo apoyo la barbilla en mis manos, si Peter no llegaba iba a ser un problema, no era porque él realmente me importara si no que mi calificación dependía de eso, una más de las razones por las que me molestan los trabajos en equipo.
¿Cuándo entramos a clase de química? Me perdí repasando los diálogos de la obra de teatro y mientras la clase seguía me quedé perdida en mis pensamientos, y ahora lo único en lo que puse atención fue en la frase final del profesor.
-Y es así como las moléculas y el número de Avogadro se relacionan- pero seguramente para molestarlo un compañero, llamado Edson le pregunta
-¿Y eso que tiene que ver con la navidad?- haciendo alusión a la época en la que estábamos, todo el salón con excepción del maestro estalla a carcajadas. El timbre suena indicando el cambio de clase. Recogemos nuestras mochilas y empezamos a dirigirnos al salón que nos corresponde, estaba por entrar al aula cuando una voz a mis espaldas me detiene
-Arréglate la camisa-me ordena un prefecto, no oculto mi expresión de descontento y respondo mientras me acomodo la camisa dentro del pantalón
-¿Por qué hacemos esto? Ahorita que entre al salón volveré a desacomodarla y usted solo perdió el tiempo- El prefecto, me responde lo mismo que respondió las otras 100 ocasiones en las que me llamó la atención por eso.
-Son las reglas y se deben de respetar, usted debería ser el ejemplo para los demás- suelto un gruñido en forma de queja, y repongo
-Pero si la camisa así se ve horrible, es incómodo y antiestético. No es como que si me fajo la camisa me ayuda a ser más inteligente- Al menos logro que el prefecto sonría
-Tu hermano decía lo mismo, supongo que debimos pensar que ibas a ser igual- yo sonrío antes de entrar al salón, no me molesta que me comparen con él. Siempre me trae buenos recuerdos aunque la tristeza es inevitable.
Para evitar deprimirme me enfoco en sentarme junto con mi equipo de esa materia, estamos cada uno en un lado de la mesa hexagonal. Agarro la hoja de instrucciones en las que estaban anotadas las actividades de hoy: Teníamos que traducir un experimento que estaba escrito en francés.
-Se supone que tienes que agarrar comida, taparte la nariz y probarla- les traduzco la idea general.
-¿Y con qué objetivo?- pregunta mi compañero Alejandro mientras se besuquea a escondidas de la maestra con una de nuestras compañeras que está sentada en la mesa de al lado.
-Pues se supone que al probarlo sin oler no te debería saber la comida- respondo observándolos incómoda
-¿Cómo no va a saber? Si te tapas la nariz y te comes un tomate ¿Por qué no sabría?- comenta indignada Paulina mirándome como si fuera mi culpa el sinsentido de las instrucciones.
-Porque ojos que no ven corazón que no siente- dice Peter mientras se sienta relajado sin ninguna preocupación por haber llegado tarde. ¿Enserio lo dejaron entrar a esta hora?