Ethan pasó la noche dando vueltas en su habitación, sin poder quitarse las imágenes de los sujetos fallidos de la cabeza. Se repetía una y otra vez lo que había visto, la sensación de que algo aún más oscuro se escondía detrás de la fachada impecable del laboratorio. El Dr. Jacobs, con su calma fría, parecía saber más de lo que estaba dispuesto a contar. Y, sin embargo, los demás científicos solo lo veían como una pieza más en un ajedrez de dinero y poder.
Por la mañana, al entrar al comedor del laboratorio para su desayuno, Ethan vio a Iris sentada en la mesa, casi en el mismo lugar de siempre, en una postura perfecta, como si nada en el mundo pudiera perturbarla. Sus ojos, vacíos pero intensos, lo miraban mientras él se acercaba, como si supiera exactamente lo que había descubierto.
—¿Te has dado cuenta, verdad? —preguntó Iris, su voz baja pero cargada de una claridad inquietante.
Ethan se detuvo en seco, el nudo en su estómago regresó con fuerza. La forma en que ella lo miraba, como si pudiera ver cada uno de sus pensamientos, le ponía los pelos de punta.
—¿De qué estás hablando? —preguntó, a pesar de que sabía que ella ya lo sabía.
—De lo que realmente sucede aquí —respondió, y su tono no dejaba lugar a dudas de que había hablado con conocimiento de causa—. Ellos no te muestran la verdad. Solo te dan lo que quieres ver, pero no hay futuro en esto, Ethan. Aquí solo hay muertos que caminan.
El nombre de "Ethan" en sus labios sonaba extraño, como si ella no estuviera acostumbrada a usarlo. Pero esas palabras le calaron hondo. ¿Qué sabía ella de todo esto? ¿Cómo podía estar tan segura?
Ethan se sentó frente a ella, incapaz de apartar la mirada.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó con cautela, pero una parte de él ya temía la respuesta.
Iris suspiró, como si no fuera la primera vez que le preguntaban. Sus ojos, aunque distantes, tenían una intensidad que lo desarmaba.
—Porque yo fui como ellos —dijo finalmente—. Yo también era solo un experimento. Y ahora soy la única que queda... con conciencia. Todos los demás se desmoronaron, se rompieron, y los eliminaron. Yo solo soy la que han mantenido con vida porque... soy la más avanzada. Pero eso no es vida, Ethan. Y tú no tienes idea de lo que han hecho para llegar hasta aquí.
El silencio que siguió a sus palabras fue pesado, lleno de una verdad que parecía incapaz de asimilar. Ethan miró a Iris, por primera vez sintiendo la pesadez de su sufrimiento, de su existencia atrapada entre esas paredes.
No sabía qué hacer con esa información. Pero sabía algo: ya no podía irse de allí sin hacer algo al respecto. No podía ser cómplice.
Pero también sabía que salir de este lugar no sería tan fácil. El laboratorio estaba observando a cada uno de ellos, y el precio de la verdad ya era demasiado alto.
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Editado: 05.05.2025