La prueba comenzó esa misma noche, a una hora en que el laboratorio estaba casi desierto. Ethan fue escoltado por dos guardias hasta una sala de aislamiento, donde se encontraba un aparato que no había visto antes. Una serie de cables y sensores se conectaban a una máquina que parecía más un dispositivo experimental que una herramienta de prueba convencional.
El Dr. Jacobs y varios científicos observaban desde una pantalla de control mientras Ethan se sentaba en una silla frente a la máquina.
—Esto no te hará daño, Ethan —dijo Jacobs, con una sonrisa tranquila, casi paternal—. Solo es una forma de medir tu capacidad para manejar el estrés mental y físico bajo condiciones controladas. Como sabes, nuestros sujetos tienen habilidades especiales. Queremos ver cómo te comportas bajo presión. Queremos ver si tienes lo que se necesita para hacer avanzar nuestro proyecto.
Ethan intentó calmarse, pero la sensación de estar atrapado entre dos mundos le apretaba el pecho. Una parte de él quería huir, dejar todo atrás y regresar a la seguridad de su vida anterior. Pero la otra parte, esa parte que había estado vacía y buscando algo más, sentía una extraña emoción al estar tan cerca del poder. Había algo excitante en esa mezcla de miedo y control.
La máquina comenzó a zumbir, y los monitores alrededor de la sala mostraron una serie de lecturas y gráficos que Ethan no entendía. Los científicos comenzaron a hablar entre ellos en susurros, y él notó que sus ojos estaban fijos en él. Era como si ya supieran algo que él aún no comprendía.
Entonces, un dolor agudo lo atravesó. Fue como si algo hubiera sido arrancado de su mente, como si sus pensamientos fueran arrancados sin previo aviso. Los cables conectados a su cabeza comenzaron a emitir luces intermitentes. Ethan apretó los dientes, tratando de resistir, pero el dolor solo se intensificaba.
De repente, la voz de Iris resonó en su mente.
—¡No lo hagas! ¡Sálvate mientras puedas!
Ethan sintió un shock profundo, no solo por las palabras, sino por el hecho de que era ella quien hablaba en su mente. Estaba asombrado, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.
El Dr. Jacobs, al notar su reacción, observó el monitor con una expresión de interés.
—Parece que la conexión está funcionando —comentó, con una ligera sonrisa—. Esta es la verdadera prueba de control. Hemos comenzado a activar tu habilidad. Eres más susceptible de lo que pensábamos.
Ethan luchaba por mantener el control. Podía sentir cómo su mente comenzaba a desbordarse, cómo los pensamientos y las voces que no le pertenecían se mezclaban con los suyos. Pero Iris seguía allí, en su mente, hablándole, guiándolo. Algo dentro de él comenzó a resistir, a oponerse.
En un instante de claridad, recordó las palabras de Iris: "No te dejes consumir por esto. Hay algo más que tu vida." Ethan gritó, y en ese momento, los monitores comenzaron a parpadear. La máquina emitió un ruido de alarma.
Los científicos miraron preocupados, y el Dr. Jacobs no pudo ocultar su asombro.
—Parece que tu resistencia es más fuerte de lo que pensábamos —dijo, sin borrar la expresión intrigada de su rostro—. Esto cambia las cosas. Mucho más de lo que esperábamos.
Pero Ethan ya no lo escuchaba. Estaba perdiendo la conciencia, y la última imagen que vio fue el rostro de Iris, resonando en su mente como un eco, guiándolo a través de la oscuridad.
#669 en Fantasía
#437 en Personajes sobrenaturales
#3267 en Novela romántica
amor y poderes, ciencia ficción romántica, experimentos secretos
Editado: 05.05.2025