Los días siguientes fueron un caos. Ethan pasó horas en la sala de control, tratando de entender lo que había comenzado a sucederle. Los monitores y las máquinas que los científicos utilizaban para monitorear su progreso mostraban un incremento en su actividad cerebral, un signo claro de que sus habilidades se estaban desarrollando de una manera mucho más rápida de lo que habían anticipado.
A medida que su mente se expandía, Ethan comenzó a experimentar visiones, destellos de imágenes que no pertenecían a su realidad. Podía sentir las emociones de los demás, sus miedos, sus deseos. Las voces en su cabeza se volvían más intensas, y una en particular, la de Iris, se hizo más clara, más cercana. Ella le mostró cómo manipular sus habilidades, cómo leer las mentes de los demás, cómo mover objetos con la mente. Era como si todo lo que antes le era desconocido ahora se le revelara como una parte intrínseca de su ser.
Pero todo poder tiene un precio, y Ethan pronto se dio cuenta de que su creciente conexión con las mentes de los demás también lo debilitaba. Cada vez que se sumergía en las emociones ajenas, sentía como si una parte de él se desvaneciera. Como si, al tomar el control de esos pensamientos, estuviera perdiendo algo fundamental de sí mismo.
Una noche, mientras estaba en una de las habitaciones del laboratorio, tratando de meditar y calmar su mente, el Dr. Jacobs lo llamó a su oficina.
—Ethan, creo que es hora de hablar sobre el futuro —dijo Jacobs con una sonrisa que no lograba esconder su inquietud—. Tus avances son impresionantes. Nadie había logrado nada siquiera cercano a esto en tan poco tiempo. Pero también sabemos que tus... habilidades no son algo que puedas controlar por completo. El siguiente paso, el siguiente nivel, es crucial. Necesitamos saber si puedes mantener tu... integridad.
Ethan lo miró fijamente. Algo en las palabras del Dr. Jacobs le dio una sensación extraña, como si estuviera siendo observado más de lo que pensaba. En sus ojos, vio una mezcla de admiración y cálculo.
—¿A qué te refieres con "integridad"? —preguntó, desconfiado.
El Dr. Jacobs no respondió de inmediato. En lugar de eso, hizo una pausa, como si evaluara sus palabras.
—Lo que quiero decir es que, si sigues con nosotros, perderás la oportunidad de volver a una vida normal, Ethan. Este poder... cambia a las personas. Cambia la forma en que piensan, cómo sienten. Y si no estás preparado para lo que viene, podrías perder más de lo que imaginas.
Ethan sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Ya había perdido demasiado. Su vida ya no era la misma, y lo que estaba por venir, lo sabía, sería aún más complicado. Pero lo que más lo aterraba no era lo que Jacobs le decía, sino lo que estaba comenzando a entender sobre sí mismo.
Estaba empezando a convertirse en algo más que humano. Y eso, pensó, podría ser tanto su salvación como su condena.
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Editado: 05.05.2025