Mentiras

Capitulo 8- El heredero

Noah

—Abre las cortinas, Miracle. —Ordeno a mi nueva asistente.

La gran silla donde me encuentro sentado simula mi verdadero trono. Aún no soy rey, se estipula en la ley de Novakwies que el principe heredero tomara el título de rey en cuanto esté casado y para eso espero al menos pase un año.

Suspiro poniendo mis manos en la cabeza, escucho las cortinas abrirse y  observo la luz entrar a raudales por el despacho. El despacho del rey es gigante, lleno de personas y mi asistente. Desde que me enteré que estoy atado a este mundo y que soy nada más y nada menos que el principe perdido, decidí tomar esto como una ventaja y exprimir todos mis recursos en encontrarla.

Mis hombres han escudriñado en cada rincón de esta dimensión, he mandado a desplegar tropas buscando alguna pista de ella y lo único que he encontrado una y otra vez es... Nada.

Mis esperanzas empezaban a mermar hasta que la encontré en un sueño. Hace mucho había desistido de usar ese recurso. Entre tantas palabras y frases que salían de la boca de los hombres del consejo real, una llama mi atención.

—Repite lo que dijiste, por favor.

El hombre mayor suspira y vuelve a pronunciar cada palabra hacia mi.

—Su alteza, hemos encontrado a la mujer que los acogio en su casa el día que usted y sus amigos llegaron aquí. Parece tener información sobre su novia.

—¿Qué clase de información? —Observo intrigado. He aprendido que debo ir con cuidado, no puedo saltar por cada indicio de ella.

—Estamos esperando su permiso para apresarla, no quiere cooperar. —Deja papeles en la mesa frente a mi.

Los leo detenidamente, es una forma que debo firmar para absorberlos de cualquier malentendido y no ser demandados. Suspiro y firmo.
Me levanto, hago una seña a Miracle y ella nos sigue. La regordeta chica es la única en la cual confirmo realmente, ella y cada persona de la rebelión, excepto el estúpido guardia.

Esperamos sentados en una habitación con un vidrio polarizado, nosotros vemos hacia dentro pero del otro lado no saben que estamos aquí. Una mujer que reconozco entra al otro lado esposada y siendo empujada por guardias. Anely, se que esa chica tiene un pequeño hermano, espero este bien.

El hombre que estaba a mi lado entra a la otra habitación, empieza el interrogatorio.

—Me dicen que tuviste contacto con las princesa en cuanto llego el principe y sus amigos a la dimensión, ¿Es así? —El hombre da vueltas.

La mujer asiente con la cabeza.

—¿Es verdad que usted, por orden de los encargados del gobierno en ese momento los puso a disposición de ellos?

Vuelve a asentir. Sudor empieza a perlar su frente.

—Señorita Anely, ¿Usted estuvo en contacto con las princesas desaparecidas en estas últimas semanas?

Niega.

—¡Mientes! —El hombre canoso golpea con fuerza la mesa—. ¡Se encontró en tus cosas un comunicador interdimensional!

—¿Eso existe? —pregunto en un susurro a Miracle.

La chica regordeta asiente con la cabeza y vuelve su mirada al frente.

En el momento en que el hombre está por golpear a la chica que ni habla, no lo aguanto más, abro la puerta y me apersono en la habitación contigua.

—¡No la golpees! —Mi ví es gruesa y autoritaria—. Si es como dices que se encontró ese comunicador interdimensional, ¿No hay manera de buscar desde allí? En la tierra se podía rastrear los teléfonos a través de computadoras especializadas.

Después de decir todo eso tomo una bocanada de aire.
Los ojos de Anely están puestos en mi, su mirada es suplicante y acuosa, sé que tiene un niño a su cuidado, no puedo hacer nada más que interrogarla, no soy un monstruo y aunque esté sediento de venganza y necesite encontrarla, no puedo dejar que le hagan daño a una mujer en cierto punto inocente.

—Si se puede, Alteza. Tardará un par de días.

Suspiro por tener que perder tiempo.

—Denle carcel por casa, que un guardia real este con ella vigilandola, si observan que hace algún movimiento extraño y habla con las princesas informenme de inmediato.

Hago una pausa y me rascó la cabeza.

—Hamz, que investiguen lo que sea de ese comunicador interdimensional. Miracle, iré a mi habitación, que nadie me moleste. Ah, me traigan whisky.

Escucho como mi asistente esta por protestar pero salgo de la habitación dando un portazo. Recorro los pasillos del gran palacio sin toparme con nadie, ni un alma camina por aquí, sé que hay pasillos especiales para los sirvientes y que el resto es para empleados directos de la realeza.

Me siento tan solo. Nick fue evacuado a su dimensión, todos temimos por el en cuanto se llevaron a Zoey, era probable que quisieran atacar también con él. Lussy también fue evacuada, su madre la esperaba al otro lado del lago, lograron comunicarse con ella en cuanto estuvo fuera de peligro. Las hermanas siguen aquí, de hecho están instaladas en unas habitaciones del palacio, pero están tan consternadas por Zoey que solo aparecen a la hora de la cena. Y yo, yo tuve que aceptar ser el que maneje todo para así tener el acceso al poder, así poder buscarla con todos los recursos posibles. Pero no quiero esto.

Entro a mi habitación y cierro la puerta con fuerza, el whisky ya está en una charola de plata y servido en un fino vaso de vidrio. Tomo un trago largo de la botella que fue dejada junto al vaso, observo al antes mencionado y con toda la rabia que sube por mi pecho, lo estrelló con todas mis fuerzas en el mármol.
Lágrimas caen a borbotones de mis ojos, la cabeza se siente como si fuera a estallar y me siento vacío. Me acuesto en la cama extremadamente suave y me llevo mis piernas a mis rodillas. Cuántas veces he estado tan cerca de poder soñar con ella, pero el bloqueo que hay en sus sueños no lo permite.

Cierro los ojos y me quedo dormido entre lágrimas, me introduzco en una bruma que me hace sentir en un sueño, pero un sueño diferente. A lo lejos observo su rostro, tantas veces he sentido que es ella y tantas veces a sido solo sus ilusiones creadas por mi cerebro. Cuando bebo lo suficiente una ilusión de ella aparece.




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